domingo, 27 de julio de 2014

Domingo Montero Moreno fallece en Marbella



   Ayer, por primera vez en su vida y sin que sirva de precedente, D. Domingo Montero Moreno perdió un combate con la Señora de la Guadaña. Le tenía ganas y es que eran numerosas las veces que en estos últimos años el púgil algecireño había derrotado unas veces por KO técnico y otras a los puntos a la impertinente señora. Claro que el Sr. Montero jugaba en casa y con todo el público de su parte. Alrededor de su cuadrilátero siempre han estado los portadores de esa genética batalladora y todos los que hemos sucumbido al hipnótico genio de su valiosa estirpe.

    Hoy lloramos su ausencia porque su presencia era un tesoro y como humanos, controladores, soberbios y resolutivos nos negábamos a creer que esta posibilidad existía, pero es un hecho natural, celebramos el nacimiento, vivimos, a veces sin ser consciente del regalo que es la vida y luego nos vamos, es una condición que nos ponen para poder venir. Lo importante es llenar nuestra presencia en este mundo de experiencias y obras, y de todas ellas tenemos seguridad que Domingo ha disfrutado en plenitud. 


   Ya de joven era un portento de los idiomas, le encantaba aprender aunque tuvo que dejar el colegio para hacerse cargo de su familia al quedar huérfano, este lamentable hecho sólo hizo fortalecer su carácter y emprender un camino de trabajo y aprendizaje autodidacta que lo llevó a ser un políglota viajado, un hombre de grandes horizontes, generoso con todos sus discípulos con los que compartía su pericia hostelera.


    Durante más de sesenta años estuvo escoltado por una compañera a la que amaba y respetaba profundamente y con la que creó una dinastía de hombres y mujeres herederos de su sensibilidad, civismo y delicadeza, resultado espejo de su proceder en la vida. Todos ellos están muy tristes, es lo que toca, pero poco a poco y sin dejar de recordarlo ni un solo día, comprenderán cuán afortunados han sido en la vida, si son los que son, es por él, si son como son, es sin duda por él, si sus hijos y sus nietos y los hijos de sus nietos, son o serán Montero, será, siempre será por él.



   Este hombre me gustaba, me gustaba mucho y es que me miraba y me escuchaba como si le estuviera contando algo importante, yo que no tenía ni un cuarto de su sabiduría mundana, pero se reía con mis cosas y me hacía sentir más grande de lo que soy.

    Amigos Montero, querida Delia Fernández, lo vais a echar mucho de menos, llorad su ausencia y después, con el tiempo, festejad su vida y pellizcaos por vuestra suerte.

Ana E.Venegas

1 comentario:

  1. La vida es preciosa, la pérdida triste pero el recuerdo te devuelve la vida

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