martes, 31 de marzo de 2015

Centro Pompidou de Màlaga

    Pasados los oropeles y gentíos propios de la inauguración del Centro Pompidou de Málaga. Relajados y reflexivos, podemos apreciar la verdadera dimensión del hecho insólito de que parte de los fondos de uno de los tres mejores centros de arte contemporáneos del mundo se encuentren a “tiro de piedra” de cualquier malagueño, de cualquier costasolense y de cualquiera de los miles de visitantes que nos acompañan durante todo el año.

    El germen de este singular acuerdo entre el ayuntamiento de Málaga y el Centro Pomoidou de París dicen que se gestó en un partido de fútbol que se celebró en la Rosaleda con la presencia de la ministra de cultura francesa. Sea como fuere. El edificio que queda soterrado bajo el impresionante cubo de colores ha resultado un magnífico envoltorio para una colección, para la que los amigos galos no han escatimado en verdaderas obras de arte de autores reconocidos y calidad excepcional.

    Su muestra está diferenciada en dos partes, una exposición temporal en la que actualmente se encuentran una colección de video-creaciones que muestran las distintas posibilidades de los movimientos de bailarines. Muchas veces integrados en un mundo que lleva su propio ritmo y en el que los artistas de la danza deambulan como islas de belleza y expresión corporal.

    En cuanto a la muestra permanente he de deciros que aunque las indicaciones digan que se puede ver en 45 minutos la verdad es que yo estuve más de dos horas. Merece mucho la pena comprender el concepto de la distribución de las obras, la metamorfosis, los retratos en evolución, la idea del rostro del espectador de las obras y otras cuestiones tan humanas como contemporáneas.

    Cuenta con una colección de esculturas entre las que destacan una mujer desnuda de Giacometti, un Miró, una Brancusi, un Max Erns que debe ser la inspiración de la familia Simpson e incluso una cabeza de Calder cuyas sombras, provocadas por la magnífica iluminación me gustan incluso más que la obra.

   En cuanto a la pintura, es una verdadera muestra de generosidad por parte del prestigiosos Centro Pompidou de París haber compartidos con nosotros estas obras de pintores grandiosos y cuya calidad es propia de un gran museo.

    En las paredes de la planta baja, iluminados por una cúpula trasparente y la del cubo, se encuentran reunidos “la Mujer del Sombrero de Flores” de Picasso, otra mujer de Saura, “El Marco” un autorretrato pequeño y delicioso de Frida Khalo, un angustioso autorretrato de Francis Bacon, “La Violación” de Magrit, un gran tamaño surrealista de Max Erns, otro de Tapies que es de los más bellos de la exposición, al igual que la obra desconocida para mí “Dos Personajes” de Giorgio de Chirico que también es maravillosa, otras de Julio González, Erro, Chagall, Leger, y muchos más que no pueden dejar indiferentes a los amantes del arte.

    No podemos dejar de apreciar las creaciones en vídeo y las dos enormes instalaciones, una de Kader Attia que es una reproducción de la expuesta en el centro Pompidou de París y para la que se han necesitado cien estudiantes de bellas artes, con las que se ha conseguido reproducir la sala alineada de orantes fantasmas en aluminio que ocupa el atrio central del centro de arte malagueño.

    En fin, un auténtico lujo poder contar con estas magníficas obras en un edificio que las engrandece y que facilita al visitante el deleite de apreciarlas con tranquilidad, gracias a espacios abiertos, diáfanos, blancos, bien iluminados y con asientos donde poder reposar mientras se degustan creaciones en vídeo o atmósferas inverosímiles que alimentan el alma.

Texto: Ana E.Venegas


Fotografía: José A. Correa

1 comentario:

  1. Buenísimo artículo sobre lo será una de las atracciones mas importantes de la Costa del Sol.

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