viernes, 2 de febrero de 2018

“Por el Camino de Swann”, tras el Tiempo Perdido de Proust

Resultado de imagen de por el camino de swann     No sé ni cómo me atrevo a escribir una sola palabra después de haber leído a Proust, de haber abierto las puertas de mi consciencia y que sentir que mi experiencia vital anterior, y no digamos la literaria, era la de una patata recostada en un sillón orejero.

     “Por el Camino de Swann” es el primer tomo de “En Busca del Tiempo Perdido”, un obra de arte de la literatura cuyo narrador, en el que no podemos dejar de ver al autor, nos hace revivir sus momentos, involucrándonos en su manera de observar, de sentir, de reflexionar con una medida de tiempo ajena a la propia, como si sus acordes estuviera plagados de preciosas notas y los nuestros fuesen de lo mínimo, de tres.

    Es cierto que para leer a Proust hace falta tener cierta madurez, no es esnobismo, es una obra difícil, requiere mucha concentración, predisposición a empatizar con la mentalidad de un artista, un ser divergente, a hacer un viaje con él, sin que las decisiones se tomen democráticamente, tenemos un Cicerone y lo mejor es dejarse guiar o no lo conseguiremos.

    Además de la actitud necesaria ante “Por el Camino de Swann” y el resto de la obra completa, si queremos disfrutar con todos los efectivos, hay que tener ciertos conocimientos sobre Historia, sobre todo de la sociedad del siglo XIX y principios del XX, de Filosofía, Música, Botánica y los movimientos de esos siglos, sobre Literatura y Arte, no sólo clásicos sino también las vanguardias.

Resultado de imagen de por el camino de swann    Y todo no valdría de nada si no estuviésemos dotados de ciertas capacidades como la paciencia y la tolerancia para con uno mismo porque la perfección y el control podrían arruinar una lectura que a veces se nos escapa, por lo que es muy necesaria la autoindulgencia.

    Como ejemplo de ese tempo prousiano podemos apreciar las veinte páginas que le lleva al autor contarnos lo que sintió de niño al despertar inquieto porque se había dormido y aún no había venido su madre a darle su beso de buenas noches.

    El estilo de la obra es minucioso, detallado hasta el infinito, los segundos del autor están llenos de impulsos de los sentidos, al igual que los de todo el mundo, pero él es capaz de identificarlos, apreciarlos, elaborarlos y contarnos todo, todo, con una belleza, una espiritualidad, una lírica, llenas de adjetivos, personificación de objetos y edificios, y comparaciones que se huelen, se oyen, se saborean, se palpan, por eso, sus tremendas descripciones no nos ponen ante un recuerdo, lo que hace el autor es revivir situaciones, la diferencia es sentirse un espectador o verse entre las numerosas flores, de todos los colores y clases, o ante el pastel más bueno del mundo, el que hubiera supuesto, si no lo hubieran comido por ya satisfechos “como si nos levantáramos en pleno concierto mientras el director no ha dado por terminada la sonata”, esta es una de sus exquisitas comparaciones con la que nos bombardea para que vivamos con él su viaje personal por su “yo, aquí y ahora”.

    El episodio de la “magdalena” que es una genialidad, no es una parte sobresaliente de la obra, toda es así, la importancia radica en que puede que ahí, en ese momento empezara todo, la gestación de “En Busca del Tiempo Perdido”. Y es que durante la obra monumental de Proust hay varias ocasiones en que el autor nos da pistas de cómo conseguir la creatividad, aquí nos propone dejarse llevar por un estímulo y ahondar en las emociones que nos produce porque está cargado de recuerdos que podemos evocar y revivir.

Resultado de imagen de por el camino de swann    Otro hecho resaltable, en mi opinión, es que la novela está contada en primera persona cuando Marcel narra episodios que ha vivido por él mismo y en tercera cuando expone a personajes, como el Sr. Swann, en vivencias que el no podría haber vivido, es como si se convirtiese en narrador omnisciente, esta licencia literaria le permite entrar en las vidas de los personajes sin pudor a ser incoherente.

    Y es que Proust necesita a los personajes, sus historias, para mostrarnos una sociedad decadente, esnob, vanidosa, inflexible, superficial, de cara a la galería, ridícula en muchos aspectos, una estructura social que tiene los días contados por más que algunos burgueses se quisieran mezclar o comportar como la aristocraci, una ambición por proteger un tiempo que es ya tiempo perdido. El autor presenta, mediante la ironía, a personajes y ocasiones, propias de aquel tiempo, que estaban obsoletos, lo hace por medio de protagonistas que podrían ser nadie y todo el mundo al mismo tiempo, para mostrar que así, no se podrían mantener por mucho tiempo más. Me refiero a tradiciones, costumbres sociales rígidas, de protocolo, exclusiones hacia ciertas personas por su comportamiento u origen, ideas preconcebidas que no facilitan las situaciones, formas de vivir improductivas y ajenas a la autorrealización, las barreras de clase, el papel de la mujer, la homosexualidad y otros temas en los que Proust pone la pluma con una gran valentía, propia del niño bien que se lo puede permitir.

Resultado de imagen de por el camino de swann    El autor fue un chico especial, porque tenía alma de artista y miraba el mundo como sólo lo saben hacer los seres fuera de serie, era además un hombre muy inteligente que sabía relacionar y aislar conocimientos, no cabe duda de que recibió mucha instrucción y además él cultivó su huerto con avaricia, tenía una madre judía culta con la que sufrió lo más parecido a un Edipo que se pueda pensar, a su padre no lo apreciaba en su medida, propio del Edipo, él se esforzaba por estar a la altura de las expectativas de la madre pero, es que además tuvo tiempo pues su salud no lo llevó por las diversiones deportivas, más bien le dio mucha cancha para su lectura y reflexión. Y todo esto lo podemos apreciar en “En Busca del Tiempo Perdido” que es sin duda una obra autobiográfica desde la que se permite hacernos ver y sentir lo que él mismo vio, cómo lo vio, cómo elaboró el conocimiento, cómo llegó a conclusiones clarividentes y cómo tuvo la capacidad de trasmitirlo como si lo hubiéramos vivido nosotros, transformando nuestras gafas de ver el mundo.


    Los temas que Proust consigue tocar son muchísimos, desde el placer al sadismo, desde la estructura social de la época hasta la exclusión, desde el puritanismo al atrevimiento de vivir la sexualidad pese a las imposiciones, desde los apegos infantiles a los celos más irracionales, desde la psicología humana a las imposiciones tradicionales, desde la apariencia a la vida interna de las personas, y todos ello plagado de citas a genios de la literatura, las artes y la música en un éxtasis de lo exquisito que merece mucho la pena disfrutar.

1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con la definición de esta gran obra del siglo XX sobre la altaburguesía francesa las descirpciones la psicología de los caracteres la creación del espacio nuevo TODO TODO merece Proust y lo seguimos cogiéndole los puntos del idioma francés de la mano de las refinadas exquisitas manos.Patricia Rivera Armesto.

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