lunes, 29 de junio de 2020

Despensa de Anguilas de Ana Eugenia Venegas. Relato ganador de la VII edición del prestigioso certamen de Marbella Activa




Publicado aquí: https://www.marbellaactiva.es/despensa-de-anguilas-relato-ganador-de-la-vii-edicion-de-nuestro-concurso/


Despensa de Anguilas. Relato ganador de la VII edición de nuestro concurso

El relato de la autora Ana Eugenia Venegas cuyo título es ‘Despensa de Anguilas’ se convirtió en la obra ganadora de la VII edición del Concurso de Relatos Marbella Activa con la unanimidad de los miembros del jurado. Sin saber, debido a las circunstancias, cuándo podremos hacer entrega oficial de los premios queremos compartir con vosotros el relato ganador. Adjuntamos el relato junto con la portada del libro recopilatorio que estamos editando y cuya ilustración, realizada por la diseñadora Marta Lima, se inspira en dicho relato.
Despensa de Anguilas
Hay un hombre tirado en la orilla. Las olas mojan sus zapatos. Está muerto sin duda. La noche es oscura. Ya era oscura. Está ahí, inerte, el hombre, y lo he matado yo.

Las piernas no me responden, los bastones de caminar están clavados en la arena, son el armazón de hierro de mi estructura. El hombre sigue muerto. Me temo que el hecho es irremediable. Miro hacia la senda litoral, donde están las farolas, su luz no llega hasta aquí. El camping abandonado ya no me parece fantasmagórico. El horror está concentrado en el hombre muerto y el hilo que estableció conmigo. También en la química del miedo que segregué y en la posibilidad creada porque yo tenía un arma, dos.
Camino hacia atrás, huyendo del muerto y huyendo de mi con el muerto. Lenta como un perezoso consigo poner en funcionamiento los músculos de mi cuerpo. Mis zapatos aplastan los granos que gritan lo que pueden. Salgo de la arena y miro desde la baranda de madera. Dos eucaliptos me dan cobijo. Desde allí miro la orilla. Casi no veo el bulto. Si pasase alguien dudo mucho de que se diera cuenta de que hay un muerto, un muerto que he matado yo.
Decido caminar, el deporte lo cura todo, caminas y piensas, y tu cuerpo se pone a lo suyo y deja de ser tu enemigo. Pie izquierdo bastón derecho, sin que el bastón me adelante, sin que me adelante, pie derecho bastón izquierdo, las piernas se estiran, la rodilla izquierda vuelve a dolerme, no mucho, lo de siempre. Camino y camino y las mimosas me hacen sentir un aprecio por lo bello que me inquieta pues no sé si este es el momento apropiado para lo bello. Hay un muerto, pero también hay mimosas, aunque no estén luciendo su color amarillo en toda su luz porque es de noche. Pero sé que son espléndidamente amarillas porque todos los días hago este tramo de la senda que me lleva a la Torre del Cable. Y sé que son amarillas y sé que son muchas, y sé que impresionan con su bruma algodonosa que afecta a la digestión del paisaje.
A la altura del antiguo Funny Beach, decido dar la vuelta. Me vuelvo. La idea de acercarme al lugar del miedo ralentiza mis piernas. Las siento lastradas por una bola negra de hierro, una bola como la de los presos con pijamas a rayas de los comics de mi infancia. La infancia, ya no está. Lo que hay es un hombre muerto, lo he matado yo. Me pregunto, como el fiscal de mi propio caso, como la parte acusadora, si yo hubiera podido evitar lo ocurrido esta noche. Quizás cuando me lo encontré en la pasarela sobre la autovía. Ya me inquietó. Me miró como si yo fuese comestible. El “hola, buenas noches” que me hubiera humanizado se me quedó atorado por el miedo entre la glotis y el esternón. Me reduje con magia de jíbaro cuando pasé junto a él y aceleré el paso para huir. Demostré ser un animal-presa. O quizás, sí, mejor, esto no hubiera ocurrido si al llegar de mi trabajo me hubiera puesto a cocinar el almuerzo de mañana en vez de salir a hacer ejercicio de noche. Ha sido culpa mía.

Con paso mucho menos firme que en sentido contrario transito el kilómetro escaso que me separa del lugar, el lugar donde hay un hombre muerto que he matado yo. El paseo está solitario de noche, solo me adelanta un corredor, es un habitual que prepara la Media Maratón. Va concentrado y lleva sus auriculares puestos, apenas me mira, aunque me hace un gesto con la cabeza, la ladea ligeramente. Yo fuerzo la sonrisa con la que le respondo siempre. Está muy delgado, su cara es aguda, sus pasos son largos, altos y fáciles, su estado natural es fugaz. No lo detengo ni le cuento ni le pido ayuda, sigo trastornada, como si no fuese yo.
Huelo la estela del corredor y me concentro, pie izquierdo bastón derecho, barriga dentro, espalda recta, cabeza erguida, como si un hilo de acero cimentado en ella tirara hacia arriba. Respiro, el aire entra un poco a trompicones. Me esfuerzo porque sea fluido. Entra y sale, despacio. Empieza a regularse según las exigencias de mi paso. Ya no veo al corredor, pero cada vez estoy más cerca del lugar.
Paro entre los dos eucaliptos, de nuevo protegida. El hombre sigue ahí, muerto, tirado en la arena, pero como disminuido. Las olas llegan a su abdomen, la barriga cervecera que empieza a ser isla por inundación me obsesiona. Con ella me acorraló contra la madera. Recuerdo su olor a heces resecas. Vomito. Vomito con cuidado para no manchar la madera. Arrojo por encima de la barandilla, buscando la arena. El corredor está de regreso. Se para y se preocupa por mi estado. No mira ni una sola vez hacia el hombre muerto, el que he matado yo. Le cuento una milonga. Me he puesto a hacer deporte con el estómago lleno, una imprudencia, otra. Se va. Lo que no se ve no existe.

Me acerco acartonada a la fuente de los perritos. Consigo beber un poco y limpiarme. Esa barriga me obsesiona y la miro “hipnoaterrada”. Ojalá desapareciera la barriga. Ojalá desapareciera el hombre muerto. Ojalá estuviese dormida y me despertase. Me siento en la arena delante de las casetas de los aseos, resguardada de las miradas de los que no pasean a estas horas. Rezo, rezo asustada, desesperada, culpable, esperanzada. Si sigue subiendo la marea puede que desaparezca, que desaparezca el hombre muerto, el hombre que he matado yo. Lo que no se ve no existe. Ojalá.
Me toco la frente, torturada. Me podría haber escondido entre las mimosas, haber saltado la barandilla del paseo y haberme escondido dentro de las plantas, o quizás bajo la misma tarima de madera. Podría haber gritado. No sé si alguien me hubiera oído. Tal vez grité, o lloré, no sé, lo que recuerdo es que lo empujé, me lo quité de encima, aunque me cogió por la sudadera y consiguió arrancármela de un movimiento. Lo dejé allí con mi sudadera y mi espanto en su mano. Corrí hacia los eucaliptos. Sé que hay tres formas de enfrentarse a los peligros que nos viene de nuestro cerebro más animal, hacerse el muerto, huir a toda velocidad y enfrentar la pelea con fiereza adrenalínica. Yo he utilizado dos de estas formas, he huido y me he enfrentado y ninguna ha sido premeditada. El horror me ha dirigido.

Estoy sentada en la arena. Las piernas estiradas. Los bastones a los lados. Miro las puntas. No aprecio rastro de sangre, ni de humor vitreo, ni de masa encefálica. La arena sirve para limpiar. Cuando era pequeña íbamos a pasar el día al río y limpiábamos los utensilios del almuerzo con arena y agua. Un primer lavado que al llegar a casa se completaba con estropajo y lavavajillas. Lejía. Con lejía voy a limpiarlos si alguna vez llego a casa con ellos. Por si acaso, los hundo en la arena y los restriego para desposeerlos del horror, de glóbulos rojos y de carne.
Cada vez hay más silencio. Ya nadie pasea ni corre por la senda litoral. Me levanto. Tengo el culo helado. Sin perder de vista al bulto salgo de la arena y me siento en un banco junto a los eucaliptos. Los perros del camping no me ladran. Soy como de la familia. Tirito, ¿dónde habrá ido a parar mi sudadera?, me levanto y camino unos cincuenta metros, hasta el acceso a la playa donde recibí la segunda acometida del hombre muerto, del hombre que he matado yo. Está sobre las adelfas. La sudadera está sobre las adelfas.
Me reconforta el grueso algodón y me pongo la capucha. Por un momento dudo. Quiero irme a casa, darme una ducha caliente, dormirme y despertar con un sol tan amnésico como yo. En vez de eso, me recuerdo corriendo con la gasolina del pánico. Tengo que salir de la luz, esconderme en la oscuridad. Corro, me meto en la arena. Huyo hacia mi sitio seguro, mi refugio a orilla del mar. No me puede ver. No grito, si gritase el primero que me oiría sería él. Prefiero morir a que me toque, pero yo no quiero morirme… Me recompongo. Meto las dos manos en el bolsillo canguro de la sudadera, me reconforta. Más abrigada regreso al lugar y los bastones unidos a mí por la cinta de las muñecas se arrastran. Saltan de tabla en tabla por la senda litoral en un ruido casi ferroviario.
De nuevo hacia el horror. Fijo mi mirada en el sitio donde está el hombre muerto, el hombre que he matado yo. Me aproximo y espero que su cuerpo se me haga visible según me acerque. Cada vez veo peor, esta miopía es una herencia analgésica. Lo que no se ve no existe. Ojalá. Pero ocurrió. Lo tengo tallado en las paredes de mi espanto. Estaba en la orilla. Había llegado a la orilla como empujada por un motor de ocho cilindros alojado en los dorsales. Creí que a salvo. Pero no, no estaba a salvo. Sus zapatos aplastaron los granos de arena que gritaron lo que pudieron. Alerta. Músculos duros como hielo. Me volví. Con la fuerza de la velocidad que traía él y la fuerza del instinto que traía yo, clavé en su estómago el bastón izquierdo y en su ojo izquierdo el bastón derecho. Cuando se produce una colisión entre dos trenes el destrozo es tremendo y el momento de resistencia en el que se rompe la piel, la grasa, los músculos y otros órganos es casi imperceptible, es un instante que anticipa la penetración en el cuerpo, luego, fluidez. Como cuando cortas un bizcocho, la corteza está resistente, luego, te adentras en la espuma.
El hombre no está, no está el muerto, o no está muerto. Fantaseo con la posibilidad de una pesadilla nocturna. Bajo a la arena, despacio como un gato en plena estrategia de caza. Me acerco a la orilla. No, el hombre no está. La pleamar se lo ha llevado, pero sigue estando en mi área de influencia. Ahora flota. Se mece golpeado suavemente por las olas, como en un entierro vikingo.

Salta el Levante. Viene con fuerza. Despierta mi cara y la limpia. Me enreda el pelo, aún más. Frescachón. El mar levanta olas de espuma. La barriga navega hacia el oeste. Ojalá contacte con la corriente que pasa por el Estrecho de Gibraltar y que es billete directo hacia el Mar de los Sargazos. Todos los años miles de anguilas suben a ese transporte que las lleva de luna de miel hasta ese lugar de desove. Este hombre muerto podría hacer el viaje con ellas, podría ser la despensa para ellas. Ojalá.
Ya no lo veo, ya no está el bulto, no está. Por fin me voy a casa. Las cintas de los bastones de caminar siguen en mis muñecas. Me unen a ese armazón de hierro que ha formado parte de mi estructura esta noche. Camino de vuelta por la arena, por la senda litoral, por el acceso a la senda litoral, hacia arriba. El hombre que vive bajo las tablas ha vuelto. No lo sabía. La Cruz Roja lo llevó a un refugio durante las lluvias y los fríos. Lo conozco, siempre lo saludo. Él solo me contesta cuando es capaz de fijar su vista en mí. Es temprano. Tiene la calma del que ha pasado la euforia feliz de la heroína, la calma antes del dolor y los temblores.
—Buenos días —le digo con temor. Y me sorprendo porque me mira, porque me mira y porque me habla y porque le oigo decir con el eco de los grandes profetas:

—Lo que no se ve no existe.

viernes, 26 de junio de 2020

"Satélite Cultural" de Nely Friedrich. Un espacio cultural y artístico en inglés y español al alcance de nuestros oídos


Satelite Cultural    Buenos días, nuestra querida Nely Friedrich, directora del Museo de la Fundación Fred Friedrich, curator, gestora cultural, comunicadora en materia de Arte y mucho más, ha creado “Satelite Cultural”:  Un espacio donde descubriremos  en inglés y español los mundos de la cultura, del arte, obras maestras, artistas, museos, complots enigmas e historias increíbles.

    En este espacio que puede ser escuchado en diferentes plataformas, Nely hace pequeñas (speaches) conferencias sobre los temas antes señalados. Además invita a los visitantes de la página a hacer su audio para compartir.

    Visita la página, es una delicia:
https://anchor.fm/museofredfriedrich/episodes/Introduction-efcht4

miércoles, 17 de junio de 2020

Tertulia grabada AMUM de junio, cinco cuentos de Jorge Luís Borges: La Intrusa, El Fin, El Hombre de la Esquina Rosada, Emma Zunz y Funes el Memorioso


     El pasado lunes la Asociación de Mujeres Universitarias de Marbella se reunió a través de Zoom para realizar su tertulia literaria mensual. En esta ocasión, profundizamos en cinco cuentos de Jorge Luís Borges: La Intrusa, El Fin, El Hombre de la Esquina Rosada, Emma Zunz y Funes el Memorioso. Bajo estas líneas puedes encontrar la introducción que realizó Marité Merh de la Comisión de Tertulia y un vídeo que ha montado con Borges hablando de Borges. Y finalmente, la tertulia completa grabada. Merece mucho la pena pues hay opiniones de gran altura.

Borges y sus mejores historias


   Hoy vamos a hablar de cinco cuentos de Jorge Luis Borges, el poeta, escritor de cuentos, ensayista y traductor argentino nacido en Buenos Aires en 1899 y fallecido en 1986. Precisamente ayer, 14 de junio, se cumplieron 34 años de su muerte.

    Por influencia de su abuela materna, inglesa, Borges fue bilingüe, y aprendió a leer inglés antes que castellano, a los cuatro años. A los siete años escribe en inglés un resumen de la mitología griega; a los ocho, su primer relato basado en el Quijote; a los nueve traduce del inglés "El príncipe feliz" de Oscar Wilde.

    El inicio de su educación formal solo a los 9 años y en una escuela pública fue una experiencia traumática para Borges, los compañeritos se burlaban de aquel sabelotodo, que llevaba anteojos, vestía como un niño rico, no se interesaba por los deportes y hablaba tartamudeando. A los quince años se instala con su familia en Ginebra, donde cursó el bachillerato y escribió poemas en francés. Al terminar la primera guerra, la familia Borges se instaló en España, donde Borges participó del movimiento literario ultraísta y conoció a algunos de los principales escritores españoles de la época. En 1921 regresa a la Argentina donde trabajará y vivirá hasta unos meses antes de su muerte, cuando al conocerse enfermo de cáncer y temiendo que su agonía fuese un espectáculo nacional, se trasladó a Ginebra. Desde muy joven padece una enfermedad hereditaria de los ojos y pierde casi por completo la vista.

    Durante toda su vida publicó ensayos breves, cuentos y poemas, nunca una novela. Borges fue sin duda uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX. A través de la perfección de su lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus ideas, de la originalidad de sus ficciones y de la belleza de su poesía, Borges ofrece una obra que hace honor a la lengua española y la mente universal. Ella trasciende cualquier clasificación y excluye todo tipo de dogmatismo: ontologías fantásticas, genealogías sincrónicas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, múltiples historias universales, bestiarios lógicos, silogismos ornitológicos, éticas narrativas, matemáticas imaginarias, thrillers teológicos, nostálgicas geométricas y recuerdos inventados. Y sobre todas las cosas, la filosofía, concebida como perplejidad, el pensamiento como conjetura, y la poesía, la forma suprema de la racionalidad.

    Para hablar de la obra de Borges se necesitarían horas. Por eso, en vez de presentar al escritor, quisiera aprovechar esta tertulia electrónica para presentarles un par de clips de vídeo que dan en cinco minutos una idea del hombre, de la persona que fue Borges. Los tres primeros son extractos de una entrevista de Joaquín Soler Serrano en la TV española y en el último, Borges mismo lee su poema en prosa “Borges y yo”:



TERTULIA COMPLETA


Ana Eugenia Venegas sobre las Becas de las Mujeres Universitarias de Marbella


viernes, 12 de junio de 2020

Una pastelería en Tokio, opiniones generadas por el cineforum de la Asociación de Mujeres Universitarias de Marbella de junio 2020


La Comisión de cineforum de AMUM ha organizado este cineforum con una presentación que pueden volver a ver aquí. Y con la estimulación y recopilación de la participación que ven bajo estas líneas.



1---Un film que me ha gustado mucho, que me ha dejado una mezcla de sensaciones, desde quedar maravillada ante tanta belleza de algunas imágenes, la desazón frente a otras, una cierta tristeza y bastante esperanza. Una reivindicación de la condición humana, en eso reside la esperanza que nos transmite.

Une tres historias de vida o ráfagas de las mismas que implican de una u otra forma una búsqueda. Desde el comienzo ello se ve claramente en la anciana Tokue, en su perseverancia para tratar de hacer aquello que desea. En los otros dos personajes, Sentaro y Wakana, va apareciendo de a poco, pero ahí está, con dudas, miedos, pero no se podría decir que carecen de anhelo.

Una pastelería en Tokio trasciende fronteras. Su temática y su enfoque no son ajenos a lo occidental. Por supuesto su estética es oriental, pero plantea temas que también nos conciernen a nosotros en esta parte del mundo. Nos habla de la fragilidad de la vida a través del cerezo, cuyas flores estallan de manera espléndida en la primavera pero que caen pronto y sobre todo repentinamente, para luego renacer en un espléndido ciclo de la naturaleza. Metáfora de la vida...

Nos habla de lo universal y de lo efímero, frente a lo frenético de nuestras vidas, sea aquí o en Tokio. Nos dice a través de esa clase de gastronomía que nos imparte Tokue (y hablo de nosotr@s porque nos atañe a tod@s) que hay que aprender lentamente, disfrutando de los aromas, de los sonidos, de los tiempos... Nos enseña a vivir.

Hay también un sabor triste, amargo, de discriminación en las actitudes de la dueña de la pastelería, que se hace extensivo al tratamiento dado a los leprosos, y esto también es universal. La película nos habla de una enfermedad, de la lepra (presentada por la directora con delicadeza y sobriedad), pero podría también ser una metáfora de muchas otras causas de segregación, real o simbólica. En estos momentos tan difíciles que vivimos a mí me ha llevado a pensar en los ancianos en las residencias o en la muerte de George Floyd...

Una espléndida película con mucho para reflexionar sobre nuestra humanidad y sobre nuestras vidas. Deja mucho poso.

2---¿Os ha gustado? Muchísimo
 Hemos visto una película, sensible, muy bonita, con cierto tono agridulce, pero ¿con qué sensación os ha dejado la película? Tristeza, melancolía, sosiego, esperanza…
Es una película que toca todas las líneas posibles de la sensibilidad.
Desde la mirada de la persona mayor, la ternura y la ilusión de completar algo; desde la juventud, la necesidad de ver el futuro, con rebeldía y con esperanza; desde la edad mediana, la tristeza, el desasosiego, y finalmente la esperanza. Y por cierto, parece increíble que ante un planteo tan diferente de lo cotidiano de cada personaje, se encuentre la ilusión final de “belleza de la vida”.
  
¿Pensáis que ese modo, zen, de vivir sin buscar, anhelar o esperar, puede trasladarse al mundo occidental?
Yo lo creo imposible, porque la “evolución” y la centralización del pensamiento en los temas de la economía, del “deber ser” de acuerdo a la sociedad “actual” han desvirtuado el sentido de la expresión vital de la naturaleza, del uso del tiempo, de la calma y la paciencia, reconvirtiendo la vida en algo muy diferente, relacionado con una supuesta cultura de las palabras, la lectura, las imágenes y un supuesto saber totalmente diferente, y a toda velocidad. Hemos perdido la capacidad de observación, para ganar “calidad de vida” … Y en ese zen ... Yo creo que hay una búsqueda diferente de “calidad de vida y metas… aún cuando en la película, cada personaje tenga un deber vital totalmente diferente.

¿Creéis que hay alguna intención simbólica en el contraste entre los primeros, primerísimos a veces, planos de los diálogos en interiores y la amplitud de espacios donde brillan los cerezos y resplandece la luna; o entre la grisura, casi cutre, de la pastelería y la luminosidad del exterior?
Por supuesto que la hay. La pastelería representa el gris y la mediocridad de lo cotidiano de los personajes que allí se mueven , y el uso de esos primeros planos, la falta de espacio resulta tan ahogante como las situaciones vitales por las que atraviesan, mientras que los exteriores son muestra de la ilusión de algo diferente, se menciona mucho la palabra Libertad, que sólo puede percibirse en los cerezos en flor, en las hojas que “se hablan, en los cielos puros  Lo efímero se presenta como bello, desde el dulce en  el sonido  de la mezcla al cocinarse hasta  la flor del cerezo.

¿Se puede llegar a calificar la película como empalagosa?, ¿suena el final -la adolescente caminado por una avenida, el pastelero con su puesto al aire libre- a happy end, ¿Habría alguna diferencia si el director fuera hombre?

Creo que si el director fuera hombre sería más trágico el final, y menos esperanzador, forma parte de la lógica femenina, en muchos casos ver la luz al final del túnel, aun cuando las circunstancias sean nefastas. LA anciana es una especie de ángel que con calma y serenamente debió vivir una vida tormentosa, creo que un hombre la hubiera convertido más en una bruja con poderes mágicos...

En Una pastelería en Tokio Naomí Kawase plasma un maravilloso relato de amistad entre tres personajes muy diferentes, que además, - ¿otro simbolismo?-, representan tres edades. ¿Qué sentimientos unen a la anciana, al pastelero y a la adolescente?, ¿cómo han conseguido ese acercamiento?
La soledad de los tres los reúne tras algo muy vital, que es la comida.
El rechazo, lo marginal, se resuelven tras los sabores y los olores tratados como si de pequeñas joyas frágiles y efímeras se hablara.
A través de lo cotidiano, se va generando el hilo de todo cuanto acontece. Todo aparece centrado en los dulces, en la necesidad de endulzar la soledad, y en la naturaleza que con libertad y calma enseña los senderos de lo vital Lo salado, recién aparece al final, como si se le quisiera metafóricamente agregar “sal a la vida”

Mientras prepara sus pasteles, la anciana cuenta la historia de los alimentos, da lecciones de vida al pastelero, habla con los ingredientes, ¿podemos pensar que la directora utiliza la cocina como metáfora? Si es así, ¿cuál es su enseñanza? 
Fundamentalmente para mí, enseña la belleza de lo cotidiano, lo sencillo, narrar el devenir de unas judías desde que nace la planta hasta convertirlas en el dulce, es igual a narrar la vida de alguien. ¿Quién puede convertirse en algo exquisito, sin tomarse su tiempo? 

 ¿Habéis notado crítica social en el planteamiento de algunas situaciones?
Los prejuicios por la enfermedad y por la edad están presentes, Forman parte de cualquier sociedad, sin embargo la manera serena en que son tratados, los cambios en la actitud de los personajes resultan muy orientales

¿Qué os parecen las actitudes de la dueña de la pastelería y del pastelero cuando descubren la enfermedad de la anciana?, ¿qué hay que hacer en un caso semejante?
No puedo ni contestar esta pregunta, porque me lleva a la angustia vital de lo casi imposible de resolver, del dolor de los prejuicios, del interés, antes que la vida misma, es la cara opuesta al amor y a la paciencia, con que Tokué muestra la vida, las emociones y la aceptación del destino.


3---No puedo negarlo, la película me ha encantado, en todos los sentidos, por su entrañable historia; por el tratamiento bien medido de los sentimientos -no veo exceso de sentimentalismo en ningún momento ni creo que fue asa la intención de la directora- ; por la fotografía y los encuadres, impresionantes; por la medida interpretación de sus personajes y por  la sensación de paz que produce.

Maravillosa.
He visto una forma de vivir que ni busca ni espera, difícil de trasladar a nuestra cultura, aunque quizás el momento que nos está tocando vivir sea un revulsivo frente a la ambición, el consumismo y la necesidad de tener más que de ser. Claro que en oriente tampoco están libres de estos males. Lo vemos en la dueña de la confitería que exige el despido de la anciana por su enfermedad (el rumor de su antiguo mal aleja a la clientela) y en sus planes de convertir el local en una pastelería moderna y competitiva.

¿Simbolismo en el contraste entre el local y el paisaje? Es algo que me lo estuve preguntando a lo largo de toda la película y me gustaría saber que han visto los demás. ¿Puede representar la monotonía de un trabajo siempre igual y la libertad que retrata el paisaje y que va íntimamente unida a la anciana, ella es libre porque solo quiere vivir para los otros? Lo cierto es que consigue que tanto el pájaro de la adolescente como sus dos amigos salgan de la jaula, paseen con alegría y cambien el encierro del local por un puesto de dulces en el parque.

4---Me gustó, a pesar de las dificultades de la vida nos muestra las grandes posibilidades; ejemplo de optimismo, muchos mensajes!


5---En primer lugar, Gracias por la elección de la Peli. 

Gracias por el precioso comentario y resumen de Garbiñe y Maisa, porque lo han hecho genial y ayudado mucho.

La Peli me ha gustado y llenado de Paz.

Si puede que sea agridulce pero así es la vida ... y siempre se puede endulzar como lo hacen los protagonistas evitando la soledad y compartiendo unos con otros.
 Como ya he dicho los árboles y los Ciclos de la naturaleza me han llenado de Paz y de esperanza.

 Entiendo que ese modo de vivir tipo Zen, ya hay mucha gente que lo está buscando y viviendo en el mundo Occidental de ahí el auge del Yoga, los cursos, charlas, retiros de Mindfulness, etc. y cada vez más escapada a casas rurales y al contacto con la naturaleza 

Quizá hay momentos en que la película resulta un poco lenta ...aquí no se le hubiera sacado tanto partido aunque hay directoras de cine españolas de mucha sensibilidad… y entiendo que  con un director ,un hombre  ..hubiera sido diferente...

El acercamiento de vidas tan distintas   por la diferencia de  edad es tan solo  apariencia ,dado que  a los tres les invade una soledad tan grande que eso es la pauta para la Amistad que se forja en ellos ,especialmente la sabiduría de la anciana que desde su adolescencia  por su enfermedad de la lepra  ha tenido que recurrir a la naturaleza para  soportar la vida aislada y Vivir y es lo que les ha pasado  o contagiado a ellos .se ve en el final de la película
Y se va percibiendo en el desarrollo de la misma.

 Por supuesto que La Cocina tiene una gran simbología. El hablar con los ingredientes es la manera de expresar su soledad y a la vez la sabiduría de hacer partícipe de tu vida a todos los elementos.
Es como las amantes de las flores que hablan con ellas o los que hablan con sus mascotas.

El confinamiento de todas esas personas por su enfermedad es terrible y se puede considerar una crítica social especialmente en el desprecio por parte de la dueña del negocio al descubrir la enfermedad de la anciana con una frialdad inhumana.

Entiendo que no es una película para mucha gente pero ha sido un disfrute y una delicia verla por la Esperanza que me ha transmitido, a pesar de la dureza de la vida.

 Gracias por tan buen trabajo. 


6---Es una película que me ha gustado mucho, pero también me ha dejado una sensación de tristeza.

Me ha parecido que la historia, contiene muchos momentos de sensibilidad extraordinaria, por parte de los tres personajes, los tres tienen en común vidas difíciles y procuran encontrar amistades con quien compartir su tristeza. Al final con encuentros muy bellos y cargados de ternura, se reúnen y aunque el motivo es el fallecimiento de uno de ellos, la anciana, encuentran el camino de mejorar sus vidas.

Sin duda es una película  que produce sensaciones muy profundas , amor a la naturaleza, magnanimidad por parte de los tres personajes ,y ternura por las debilidades humanas.

Una película que podía ser hecha por un hombre o una mujer, solo se necesita ser una persona muy humana y sensible.

Muchas gracias.

7---La película me ha gustado muchísimo porque vive de lo invisible, de lo intangible, de lo secreto y va mucho más allá del pensamiento racional: además de sus símbolos, tiene algo mágico.  
Mágico porque Tokué toca tres veces, como un hada madrina. Mágico porque los ingredientes básicos del “An” no son las judías ni el azúcar ni el agua. Son el tiempo que se necesita para que las judías se familiaricen con el azúcar y para que el vapor cambie de aroma, y es el amor con el que se les habla a las judías que han hecho un largo camino. Mágico porque el vínculo que se desarrolla entre los dos protagonistas se asemeja a la fusión de los ingredientes para formar la pasta de judías y a la huella que el proceso deja en ellas.
Sí, pienso que hay un gran simbolismo en el hecho de que los personajes tienen tres edades diferentes: el comienzo, el medio y el fin, pero no en relación lineal, sino circular y recurrente. Al igual que su amistad y el desenlace de la historia que se desarrollan desde una primavera con los cerezos en flor, a través de un verano con los cerezos verdes, un otoño con los cerezos con frutas y un invierno con los cerezos sin hojas, hasta la próxima primavera con el renacimiento y los cerezos de nuevo en flor. Todo tiene su tiempo y los tres personajes en él:
Sentaro, la edad mediana, pero el que menos recursos tiene para manejar su vida, necesita de las dos mujeres para salir adelante, para aprender a vivir, mientras que ellas salen adelante a través del dar.

Wakana, a pesar de su juventud, sabe por lo menos lo que no quiere y siempre actúa de forma determinada, abierta al cambio y dispuesta a aprender, pero también a ayudar.

Tokue, la anciana sabia que sabe entender hasta los más mínimos detalles de la naturaleza y disfrutar plenamente de ella, y quien siente el deseo de ser útil para los dos y dejarles su mayor legado: “Hemos venido a este mundo a verlo y escucharlo, no importa ser alguien en la vida, cada uno de nosotros le da sentido a la vida de los demás".


8--- "Una pastelería en Tokio" es una cinta deliciosa. Lo suficientemente lenta para poder disfrutar de su fotografía, su música sutil y sorprender por la simbología de los elementos como el tren que sigue su curso ante nosotros sin que nosotros afectemos su marcha, ante las fases temporales de los cerezos y el oximorón que supone la repulsión y miedo ante los efectos de la lepra en las manos de la anciana y las maravillas pasteleras, casi mágicas que consiguen esas manos, recuerda levemente a "Como Agua para Chocolate"
Es desde luego una película optimista, donde la diversidad, la vejez, la adolescencia, la enfermedad, las adicciones, la inadaptación buscan su lado más grandioso en la tolerancia, el respeto, la consideración del otro, el escuchar, el ser oído, el ser reconocido y en la difícil pero heroica decisión de hacer lo humanamente bueno.

Desde el punto vista de los valores personales me ha maravillado la capacidad de disfrutar de la anciana. Sus conversaciones con las judías me han recordado a las personas que hablan a las plantas y aseguran que crecen hermosas. Ella eleva la dedicación, la paciencia, en saber reconocer los tiempos del otro, también el de las recetas de cocina y los árboles o los canarios, el orgullo por el trabajo bien hecho, la tenacidad y la perseverancia siempre con una sonrisa. Y me recuerda la frase "no eres lo que te sucede sino lo que haces con lo que te sucede".

La directora toma la dirección de la cinta y reproduce las palabras del libro en la que está basada "An" del escritor Durian Sukegawa y dice en boca de la anciana "cada uno de nosotros le da sentido a la vida de los demás"  y pienso que ambos trabajos, novela y película, al margen de los sexos de sus creadores son, nutritivos y conmovedores. Hablan de la soledad, pero hablan más de una actitud proactiva que es la de demandar reconocimiento, sin histrionismo, paso a paso, por la fuerza del trabajo y la integridad.

La dirección es perfecta, tanto la fotografía, los actores, los encuadres, los planos y el montaje contribuyen a sentir que el espectador está saboreando una pasta dulce de judías de matices trascendentes, elevados, y muy, muy reconfortantes. La enfermedad, la mezquindad y la cobardía, no triunfan.

 Me ha encantado. Gracias por programas este cineforum.

9---¿Os ha gustado? Si, me ha gustado.
 Hemos visto una película, sensible, muy bonita, con cierto tono agridulce, pero ¿con qué sensación os ha dejado la película? Tristeza, melancolía, sosiego, esperanza… Creo que la palabra que mejor describe mis sentimientos es " sosiego"

¿Pensáis que ese modo, zen, de vivir sin buscar, anhelar o esperar, puede trasladarse al mundo occidental?  Pienso que cada lugar tiene su idiosincrasia. Ese modo de vida zen es propio del mundo oriental. Otro ritmo de vida.

¿Cómo se hubiera tratado aquí un tema así? La reflexión se hubiera centrado en la enseñanza de vida de la anciana, pero desprovista de esa simbiosis con la naturaleza tan propia de oriente y que hace que la película resulte tan lírica.

¿Creéis que hay alguna intención simbólica en el contraste entre los primeros, primerísimos a veces, planos de los diálogos en interiores y la amplitud de espacios donde brillan los cerezos y resplandece la luna; o entre la grisura, casi cutre, de la pastelería y la luminosidad del exterior? 
Kawase insiste en la importancia de la naturaleza para el ser humano. La naturaleza es el espíritu. Y como tal no conoce barreras ni restricciones...de ahí la amplitud de espacios cuando hay reflexión sobre el tiempo, la vida, el ser...Y en cambio lo terrenal, lo crematístico, es pequeño, feo, limitado.

¿Se puede llegar a calificar la película como empalagosa?, ¿suena el final -la adolescente caminado por una avenida, el pastelero con su puesto al aire libre- a happy end, ¿Habría alguna diferencia si el director fuera hombre?
No lo calificaría como empalagoso sino distinto a lo que es habitual para nosotros. Es la reconciliación con el espíritu. La vuelta al orden y la alegría de conseguirlo. Creo que la diferencia no está en el sexo del director, sino en la forma de tratar el tema desde la perspectiva de un misticismo oriental. En cambio pienso que se nota que la directora viene del mundo de la fotografía. Se recrea en el preciosismo del instante. 

En Una pastelería en Tokio Naomí Kawase plasma un maravilloso relato de amistad entre tres personajes muy diferentes, que además, - ¿otro simbolismo?-, representan tres edades. ¿Qué sentimientos unen a la anciana, al pastelero y a la adolescente?, ¿cómo han conseguido ese acercamiento? 
Siempre el tiempo, la vida que inicia su camino ( la adolescente), la vida que carga con un pasado al que hay que enfrentarse y una lucha por el día a día ( el pastelero) y la vida que se prepara para la iluminación que revela la verdad (la anciana), pero todos el recorrido por la vida y sus etapas. Así los tres ven el antes, el ahora y el después. Es como si fuesen una sola persona.

Mientras prepara sus pasteles, la anciana cuenta la historia de los alimentos, da lecciones de vida al pastelero, habla con los ingredientes, ¿podemos pensar que la directora utiliza la cocina como metáfora? Si es así, ¿cuál es su enseñanza?
Creo que en el subgénero gastronómico del cine siempre hay un diálogo con los alimentos. Me vienen a la memoria El festín de Babette y Como Agua para el Chocolate. Lo realmente importante está en las cosas sencillas. Si sabemos escuchar todo tiene un mensaje.

¿Habéis notado crítica social en el planteamiento de algunas situaciones?
Si, varias. Como ejemplo de una: la anciana ha sido víctima de la lepra, Esta enfermedad era considerada impura en Japón y hacía que quienes la hubieran padecido fuesen apartados de la sociedad. No es hasta finales del siglo XX que se elimina legalmente el término impuro para los leprosos.

¿Qué os parecen las actitudes de la dueña de la pastelería y del pastelero cuando descubren la enfermedad de la anciana?, ¿qué hay que hacer en un caso semejante? La actitud es indigna. Siempre amar al prójimo.







10---SÍ me ha gustado mucho y SÍ tiene un tono agridulce que se equilibra con la gran esperanza que transmite.

SÍ es cierto que el cambio de color de los árboles da fe del paso del tiempo y también transmite el estado de ánimo de TOKUO y su enorme sensibilidad ante la belleza de la naturaleza que contempla y a cuyas hojas habla...

Con respecto al modo de vivir ZEN, es tan distinto al nuestro que trasladarlo a Occidente, sobre todo a los países latinos, es difícil. En los nórdicos es mucho más asimilable porque sus habitantes son mucho más simplistas, anímicamente y en su entorno. Sin embargo tanto en Japón como en los países Bálticos se suceden muchos suicidios...mi punto de vista es que en la vida hay que tener anhelos y deseos, eso ayuda a vivir.

Veo difícil que en nuestro país alguien hubiera contratado a una persona tan mayor y con marcado y llamativo deterioro de sus manos. Pero SENTARO al probar el delicioso gusto de las judías para rellenar los Toriyakis, decide contratarla. Es su tabla de salvación para ganar dinero y solucionar sus problemas. Esto nos tienen en el transcurso del film en vilo por saber la causa de su tremendo mutismo. Pero la magnífica Directora del film, Naomi WAKASE, va desgranando a través de una carta de Sentaro dirigida a Tokuo las causas de su nebuloso pasado. Es muy entrañable la relación de respeto y amistad entre los dos.  Sin duda la AMISTAD es un importantísimo aspecto del argumento pues también la joven y sensible WAKANA, la dueña del pajarito, hace continua gala de ello. En este punto me gustaría remarcar el comportamiento de las adolescentes colegialas: Es curioso que en el mundo entero se comportan de igual manera:  ruidosas, divertidas y locuelas.

Me llamó mucho la atención la delicadeza con que Sentaro despide a Tokuo, debido a las presiones...“ mañana tómese el día libre” y Tokue comprende y se va sin hacer un mínimo comentario. También muestra su delicadeza cuando su buena amiga de la Residencia, que demuestra también su cariño y amistad por ella, le deja a Sentaro
los “Trastos” culinarios que ella había utilizado durante toda su vida.

Para Tokue la libertad es sagrada por eso actúa dejando al pajarito a su libre albedrío.

Me gustaría añadir algo sobre el aspecto y atuendo de Tokuo: para mi es “charming” y denota su cuidado por si misma y por su entornó. Tal vez ese delicioso abriguíto lo confeccionó ella misma. Recuerdo que en la película en algún momento se la ve coser a máquina.

Pienso que se nota la sensibilidad femenina en este relato, pues hay un “touch” intuitivo muy especial así como aguda inteligencia Pero hay que pensar que hay Hombres/ Directores también sensibles y magníficos.
Y por último me gustaría poner de relieve estas palabras de Tokue que son las que más me han impresionado:
“En la vida no importa quién es uno, sino la estela luminosa que dejamos en los demás cuando desaparecemos”.

Gracias por leerme y un abrazo a todas

11----Una Pastelería en Tokio me ha gustado mucho. El argumento, la interpretación y la fotografía han combinado para conseguir una película muy distinta, hablando de ser humano y su sitio en la naturaleza.
Me ha dejado con sensaciones de tristeza y de esperanza a la vez.   El final era bastante feliz pero durante mucho de la presentación las vidas de los tres personajes eran difíciles. He sufrido por ellos!  

Este modo de zen puede trasladarse a Europa o América?  No lo pienso.  La mayoridad de la gente aquí tiene deseos y ambiciones.  La idea de esperar su destino se nota en los libros de Murakami.  Pero en el mundo real en Japón me parece que la idea existe en la mente más que prácticamente.  Es un tipo de filosofía. 

En el occidente supongo que el director de la película hubiera tratado la tema como una comedia.  Por ejemplo, un hombre sin educación que termina como Presidente.

Seguro que hay una intención simbólica en el contraste entre el interior de la pastelería y los cerezos y el amplio cielo. Para Sentaro la pastelería es una cárcel. Tokue vive en la cárcel de la casa de Lepra y Wakana está dentro de sí misma.  Mira también el simbolismo del canario en su pequeña jaula.

En mi opinión la película era melancólica durante mucho del tiempo.  Por eso se ha necesitado un final feliz!  Hombre o mujer, no importaba. también fue necesario por su tema.

Sentaro, Tokue y Wakana  vivían en los márgenes de la sociedad.  Sufrían de soledad. Sus vidas eran aburridas. Wakana era muy interesante para mí porque no supimos porque ella era cerrada dentro de su misma.  Fue la voluntad de Tokue que les ha acertado. 

Con las maravillas imágenes de los cerezos y los almendros también que la preparación de las judías la directora nos ensena la importancia de la Naturaleza. Tenemos que pagar más atención a la tierra y sus regalos.   

Con sus actitudes a la enfermedad de la anciana Sentaro se muestra un hombre amable, la dueña el revés. 

Lo que me mas ha interesado era el papel de la anciana porque era de doble sentido. Tokue no era totalmente dulce!  Al principio su intromisión en la vida de Sentaro era un éxito.  Pero más tarde Sentaro no tenía ningun cliente, culpa de ella.  Al final Sentaro acabó con serenidad pero fue un riesgo.  El vuelo del canario nos dio símbolo.  Supimos que los pájaros libertados pueden volar / o morir. 
12---La película Una Pastelería en Tokio, es un diálogo, efectivamente entre tres generaciones, con el mismo principio, la Búsqueda de la Razón de la Vida: El porqué de ella.

Es una magnífica puesta en escena, en donde los ojos Occidentales perciben abismalmente lo opuesto en nuestra cultura y principios. 

El ambiente pausado y sin tiempo es una característica de la cultura oriental, no obstante la Directora nos prepara para lo desconocido y absurdo.  Las tres generaciones deben encontrar algo y la Anciana es el instrumento. Empalagoso, lleno de clichés pero al fin deliciosa como los "Dorayaquis" que elaboran, hornean, y comen.

La discriminación hacia personas que sufre enfermedades incomprensibles, orilladas al Confinamiento y la incomprensión de la Sociedad, en Oriente como en Occidente. no hay mucha diferencia. Más la dueña del local es la personificación ideal de nuestra sociedad mundial.

La realización hecha por una mujer obviamente arroja sensaciones mucho más sensaciones maternales, de origen, de lejanía, de haber se realizado por un hombre, indudablemente.

Llena de clichés, de realidad, amargura y tristeza. 

Es una magnífica película, que afronta tristemente la soledad, y el sufrimiento humano.

El final...bien es un cliché absurdo...

Gracias