jueves, 5 de junio de 2014

Correa Junior restaurador

    Estas sillas tienen más años que Matusalén, de hecho las compré para mi casa de San Fernando, clásicas pero con un color apropiado para aquella decoración. La verdad es que cada vez que las miraba me daba la impresión de que pesaban en el salón de mi casa de Marbella, además que son ocho.
  
    Un día hablando con mi hijo le comenté que me gustaría hacerles un cambio de look, no me respondió nada, él es así, todo lo habladora que soy yo, no lo es él, pero la semillita de la inquietud había prendido en su cabeza.

    A los pocos días me dijo que él me las iba a restaurar, que había aprendido a hacerlo con tutoriales de Youtube, no puedo decir que no me sorprendiera, a pesar de que yo aprendo multitud de cosas a través de internet, le dí cincuenta euros y se fue al una tienda de pinturas.

    Desde entonces está cambiando el aspecto de estas sillas con olor a bolitas de alcanfor, y el resultado está siendo estupendo porque desde luego aligera la seriedad de mi mobiliario y se adapta mucho más a forma de entender la casa que tenemos ahora. Será normal, cuando uno es joven y quiere que lo tomen en serio, decora clásico, pero más tarde cuando uno quiere sentirse más joven y desinhibido, lo que quiere es luz y claridad a su alrededor.


    Ahí lo tengo, lijando, dando bases, capas de oro y envejeciendo, sorpresas que da la vida.

Ana E.Venegas

1 comentario:

  1. Pues una sorpresa maravillosa, porque esas sillas a partir de ahora tendrán un significado mucho más especial.

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