Cuando empezó como movimiento en las redes y las universidades, tuve un acercamiento a este movimiento, pero también manifesté públicamente que me daba miedo en qué podía degenerar.
Bueno ayer atacaron a un conceller ciego, no puedo más que solidarizarme con él. Esta mañana he oído una entrevista que le ha hecho Carlos Herrera, declarando que lo que sintió era gente violenta e inculta agrediéndole.
Es una pena porque lo que está sucediendo le resta credibilidad a la indignación del ciudadano español y nos recorta libertades, en el sentido de que tengo más difícil expresar mi desacuerdo con medidas que toman los políticos, ya que la protesta está rodeada de un halo de violencia y degeneración.
Solo me queda seguir "no votando", hasta que alguien me convenza de su voluntad de servicio público y no beneficio propio.
En cuanto a estas quedadas violentas, ahí no solo hay indignación, ahí hay diversión, adrenalina, sentirse importante aunque sea por dos minutos zamarreando a un señor ciego, violentando a la familia de Gallardón. Yo, lo que es yo, estoy totalmente en desacuerdo con la degeneración de este movimiento, y pienso que es un problema difícil de resolver, pues estas personas que se enervan y se sienten poderosas en la agresión, son ciudadanos españoles con carencias familiares, educativas, económicas... Y que de repente han salido a la primera fila en el escenario.
Ana E.Venegas
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