Algunos estáis preguntándome porqué no hay más artículos últimamente. La respuesta está en que estoy involucrada en una investigación sobre las prácticas y comunidades BDSM. Os adelanto mi posible introducción al trabajo.
Introduccción
Una
mujer llega a casa, oye ruidos extraños en el salón, debe ser su hija
acompañada de su novio, se adentra sigilosamente para no ser notada, quiere ver
lo que no quiere saber, sabe que a su “pequeña” le pasa algo, que le oculta
algo, ha pensado que puede estar drogándose, aunque luego se alimenta con mucho
sentido de la salud y hace ejercicio, pero no le cuenta qué hace, tiene una
maleta cerrada con un candado en el altillo del vestidor, desaparece los fines
de semana y no cuenta donde va, se enfada cuando se le pregunta, a veces
aparece con morados en las muñecas.
Se
decide a abrir la puerta y el espectáculo que se encuentra supera los límites
de su intelecto, la joven está en el suelo, atada con una cuerda blanca, las
muñecas, los tobillos, unidos, en una postura arqueada hacia atrás de forma
antinatural, la boca está amordazada con un “bocado de caballo”, babea como un
animal, un hombre con un pantalón de cuero negro, cinchas y capucha la golpea con una fusta en el pecho.
La
progenitora agarra el paraguas que se encuentra en el recibidor y golpea
desesperada al “maltratador”, la hija bufa cual yegua por los resquicios de su
mordaza. El hombre se quita la capucha e intenta tranquilizarla, no lo oye, no
entiende lo que le dice, es presa de la confusión. Finalmente le quita la
impedimenta a la chica que grita que no es un abuso, que no la está
maltratando, que ella quiere que la
azoten, que todo está refrendado en un contrato….
Esta
mujer, aterrorizada con la vida de su hija, se decide a buscar ayuda. De aquí
parte mi inquietud por el tema por lo que me propongo investigar y reflexionar sobre el BDSM
——Bondage, Domination, Sado, Masoquism—con la colaboración de personal médico,
psicólogos, orientadores, profesionales del sexo, practicantes, consultores
familiares, expertos en leyes, escritores y un maestro en filosofía tántrica.
Lo
primero que pensé cuando recibí este reto es que era una absoluta analfabeta
estructural en el tema, no sabía ni a qué se refería con las citadas siglas,
sado-maso, eso sí, pero sólo de oídas y la imagen mental que tenía de ello era
una señora terrible, con cueros, que se divierte subida a caballito sobre un
pobre hombre, o peor aún la idea de hombres poderosos que disfrutan
introduciendo objetos por todos los agujeros posibles de una mujer, con
consecuencia de muerte, como en los famosos asesinatos de las tres niñas del
Levante español. Cuando lo comenté con Alejandro Pedregosa, el escritor, me
confesó estar en la misma situación informativa que yo, sabía lo que se oye
como anécdota, añadió que sería difícil dilucidar cuándo una persona es
humillada por su gusto o por obligación y que suponía que todo lo que se
hiciera de mutuo acuerdo formaría parte de la libertad sexual de cada uno,
finalmente me dejó una frase envenenada, de esas que te hacen pensar — De hecho, alguien
con sobredosis de liberalismo puede pensar que se le están conculcando sus
derechos. (¿Me gusta que me azoten y tengo derecho a ello!!)—
Ana E.Venegas
Hola Ana, acabo de llegar a tu blog gracias a que has compartido el enlace por facebook. Tengo una amiga a la que le interesa mucho este tema y sabe de un montón de novelas que reflejan esta práctica. Recuerdo que el libro "Once minutos" de Coelho menciona algunos casos de prácticas masoquistas, pero no llegan a ser BDSM.
ResponderEliminarAlejandro tiene razón en su frase. Aquí estamos con un sistema que desde pequeño nos ha enseñado qué está bien y qué está mal. Y parece que no comprendemos que lo que nos gusta o disgusta a nosotros, no tiene porqué causar el mismo efecto en otra persona. Y ojo, que no hablo de pseudocorrientes culturales, como por ejemplo, los góticos. Que si soy distinto, pero ellos tienen su forma de vestir y por norma general, el mismo sentido trágico de la vida. Hablo de algo tan sencillo como aceptar que el individuo es único e irrepetible.
El problema que veo en lo que has escrito, es que supongamos que pueda haber alguien que disfrute y adore ser azotada, amarrada y privada del movimiento por un tiempo breve, si eso fuera así, ¿Qué ocurre con su entorno si llega a enterarse? ¿Cómo puede esa madre aceptar que lo que ella llama humillación proporcione felicidad a su hija? Es otro asunto añadido a un tema escabroso, siempre bajo mi punto de vista.
Intentaré leer algún estudio serio sobre la disposición de la mente a recibir conductas determinadas como placenteras cuando se ha crecido con la certeza de que son dañinas.
Un saludo.
Ana, esperaré ansiosa tus conclusiones sobre todo lo que averigües, como ya sabes creo que la proliferación de novelas que hablan sobre BSDM han abierto la caja de Pándora sobre una práctica sexual de la que se sabía que existía pero apenas se conocía lo que dejaban translucir, y muchas de esas novelas ni siquiera están correctamente documentadas
ResponderEliminarEn algunos casos puntuales puede haber dificultad en diferenciar el BDSM consensuado y positivo para todas las partes implicadas y el abuso, eso no se puede negar, pero no así en la mayoría de los casos donde sólo hay que hablar claramente con las partes implicadas y ver cómo la parte que podría ser susceptible de ser la víctima se refiere a su relación en términos de satisfacción, auntorrealización y placer.
ResponderEliminarEvidentemente acercarse a las personas particulares a hablar de sexualidad (y más cuando hablamos de sexualidades no convencionales) no es fácil, y quizá no sea viable preguntarles a los vecinos del quinto si practican BDSM y qué les parece. Pero sí que existen muchas comunidades BDSM (en el estado español existen unas cuantas) a las que uno se puede dirigir. Estas comunidades están formadas por personas de distintas orientaciones sexuales, identidades de género y roles (en el BDSM hablamos de roles para referirnos a si uno es Dominante, sumiso, switch...) con formas muy diversas de entender la vida, en general, y el BDSM en particular. Mi consejo para alguien que quiera conocer este mundo y poder analizar cuándo hablmos de abusos o cuándo no, sería que conociese estas comunidades e interactuase con ellas (pues al final, en la educación social, como en la sociología o la antropología, el trato directo con las personas a estudiar es principal).
En cuanto a la literatura... La literatura es literatura, puede ser más real o más fantasiosa, o absolutamente irreal, pero eso es así cuando se habla de temática BDSM, de otras temáticas sexuales o de literatura en general. El recelo que despertó el boom de determinadas obras literarias creo que se debe más al recelo que se puede sentir hacia una realidad desconocida que hacia el valor didáctico de la obra en sí (no se le puede reclamar a un bet-seller que sea didáctico). Como obra didáctica, les suigiero que se descarguen "Cuadernos BDSM" (una revista digital en formato PDF que parte de la propia comunidad BDSM en el estado español), que encontrarán en Google sin mayor dificultad.
Como miembro de la comunidad BDSM me parece muy importante y urgente que los trabajadores sociales, psicólogos, asistentes sociales... así como la población en general conozcan esta realidad y entre todos podamos desmitificarla.
Un saludo y muchas gracias por procurar ese acercamiento.
No me place leer tus escritos cuando los adornas con imagenes tan grotescas. Espero que puedas quitar esa imagen de la chica con los pechosque sangran, eso es repugnante, eso no es BDSM. Y ojalá encuentres la objetividad en tu investigación.
ResponderEliminarEl BDSM "util", es inofensivo, que no se debe lastimar a la persona, ni física ni psicológica, que deber haber un consenso y acordar unos limites claros.
EliminarEstimada Señorita Soraya Prieto, me permito comentar que la modelo NO está sangrando, es parafina o cera de uso terapéutico, y aunque se ve muy "fakiresco", es totalmente inofensivo.
EliminarTodo lo del BDSM es muy impresionante, pero es como actos de circo y muy teatral.
Por increible que paresca, pero esto del BDSM tiene un valor positivo, si, en realidad su valor estriba en romper la rutina y re-encender la llama del amor conyugal
ResponderEliminarUn articulo muy bien estructurado, que nos hace reflexionar sobre el amor esponsal.
ResponderEliminarEsta propuesta ( BDSM) puede ser como una "muletilla", para sacar la vida conyugal del hastío y la rutina, ya que estos terminan por extinguir el fuego del amor de la pareja