lunes, 24 de agosto de 2015

"Piedras Preciosas" en Marbella


    “Piedras Preciosas” es la obra de teatro que Rafael Amargo y Manuel Salas representaron anoche en el auditorio del Parque de la Constitución de Marbella con un buen número de espectadores, en una noche agradablemente fresquita.

    La obra es una interesante historia del dramaturgo Pablo Díaz que mezcla realidad con ficción y que nos acerca a los años en que el artista polifacético Jean Cocteau vivió en Marbella.  Esta anécdota que hace la historia más palpitante por su capacidad de verídica, sirve de marco para tratar otros temas más enjundiosos como la diversidad sexual, la dificultad de aceptación social para los homosexuales y la postura personal de vivir sacando provecho de lo que uno es, sin caer en el autodesprecio por no ser “perfecto” según los cánones que imperen.
    Rafael Amargo interpreta a un bailaor mediocre por su condición de zocato, que no consigue sacar lo mejor de sí por su diferencia y por estar a la sombra de su hermano, un ser privilegiado física y sensorialmente para el baile pero que, como todos, tiene una diversidad y es que es “invertido” como el propio Cocteau. Este ejemplar de la cultura popular es descreído, está a la defensiva y tiene todos los tics propios del individuo “listo de calle”, el que está acostumbrado a salir ileso de los gajes de la vida, surfeando en la cresta de la ola. Amargo pone el punto divertido de la obra con su pensamiento pragmático y su acento calé, en una interpretación tan creíble que aún teniendo mucho que ver con su imagen, es fácil  olvidarse del hasta ahora bailaor, que nos regaló dos momentos estelares de su arte al baile.

    Manuel Salas es un actor consagrado que viene de ganar un Goya como partícipe del reparto de “La Isla Mínima”. El marbellí encarna al excéntrico y polifacético artista francés Jean Cocteau con toda su pluma y toda su desvergüenza, aprendida a lo largo de los años, como instrumento de reafirmación, como persona con derecho a vivir. En su relación de atracción sexual por el gitano, pone su experiencia como hombre genial y diferente, estimulándolo, motivándolo para que tenga una vida plena, satisfactoria en la que se realice y se quiera con toda su diversidad. Le hace ver el arte desde otras perspectivas, de manera que el alumno empieza a comprender la poesía, las películas y el teatro de Cocteau, abriendo su mente, sacándolo de esa castrante idea de que el “flamenco no considera más arte que el cante y el baile” como afirma Martina Tuts. Además, le hace comprender que para crear se tiene que sentir libre, dejar espacio a la improvisación, al sentimiento del momento.

    El Teatro Ciudad de Marbella tiene un problema con el aire acondicionado y la representación se ha tenido que hacer en el anfiteatro, auditorio Parque de la Constitución que tiene su atractivo pero sus inconvenientes. Ambos actores han demostrado una tremenda madurez al adaptar su obra a un espacio sin telón, haciendo de los cambios de vestuario, un incentivo más para la representación y dejando al público la capacidad de ser inteligentes y entender el devenir de la historia.

    Finalmente, ese gitano maravilloso que tiene tanto que exportar, comprende que puede existir arte en la osadía de pintar piedras, de venderlas y de hacer de ellas Piedras Preciosas. Un gran libreto, un guión magnífico, unos guiños a los personajes de Marbella de los sesenta y otros a los artistas franceses del mismo tiempo, un subsuelo enriquecedor  que espero que el público apreciara porque merece la pena que, como dice Concha Montes: “La Cultura sea más que Ocio”.

Texto: Ana E.Venegas
Fotografía: José A.Correa

No hay comentarios:

Publicar un comentario