viernes, 6 de noviembre de 2015

“Hotel Mediterráneo” de Alejandro Pedregosa

    Hace una semana tuvimos en el espacio sobre los eventos culturales de Ondacero Marbella al escritor Alejandro Pedregosa, Pepo, como se le conoce entre sus amigos de Marbella y Granada. Nos trajo bajo el brazo el pan de la literatura en forma de nueva novela, un sugerente título y una edición preciosa, propia de los que juegan en primera división.

    El extrovertido escritor nos presenta en esta ocasión una novela con un fondo comprometido con los malos tratos y los abusos de género, con otros temas actuales como la corrupción política, la vida del artista siempre un poco al margen de la velocidad del mundo y el heroísmo silenciado de muchas mujeres aguerridas que se ponen a los que sufren y a sus viejos a las espaldas para tirar de este mundo, dejando que otros crean que lo sustentan.

   Estos temas que subyacen no son un obstáculo para poder disfrutar de una historia con cierta tensión que aumenta en la segunda mitad del libro y que consigue una buena carga de emoción en la lectura. Los personajes se apoderan del lector que sufre ante los malos malísimos y se regocija con los pecados de antaño, en un impulso empático que nos lleva a ser mejores y a no tener esquemas mentales rígidos.

    El lugar donde se desarrolla la historia es un personaje más, un valle aislado que puede estar inspirado en el Valle de Baztán en Navarra. El hotelito o la borda están rodeados de la naturaleza más salvaje que se pueda pensar en el Mediterráneo, protegiendo a sus habitantes de un mundo exterior peligroso. Este lugar me ha hecho pensar en algunos ejemplos del realismo mágico de García Márquez o incluso de Vargas Llosa, un lugar cualquiera muy particular.

   La música de Juan Manuel Serrat recorre la historia, la fundamenta, le da pasado y la deja aullando en el futuro, es la que da sentido al personaje narrador y dota la obra de cierto gusto multisensorial que aprecio tanto en los fenómenos artísticos.

    La novela de Alejandro Pedregosa está impecablemente escrita, con frases cortas que imprimen un ritmo ordenado que nos deja ver la importancia que el autor da a la herramienta de comunicación, la lengua castellana. La estructura es sencilla permitiéndonos ver con claridad la importancia de los temas que subyacen, la construcción de los personajes y ese ambiente de realismo mágico a la española que Alejandro ha sabido hacer llegar al lector zambulléndolo en él.

    Finalmente, no se pierdan la belleza del episodio que protagoniza el pianista y el lobo, ¿símbolo? No sé, aún lo estoy digiriendo.

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