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Según nos vayan llegando los subiremos aquí:
Garbiñe Larrazábal elige a Gioconda Belli
(Managua, 1948). Poeta y novelista, estuvo vinculada al Frente Sandinista de Liberación Nacional de 1970 a 1994. El compromiso político y el ser y el sentir femenino son los dos temas fundamentales en una obra que ha contado desde sus comienzos con el respaldo de la crítica y del público.
Sol Durini declama tres poemas
del Confortable Armario de las Galletas
de Ana Eugenia Venegas
Begoña Cigarán y Blanca Sarasúa,
Mujer y espiritualidad
Blanca Molet a su tío León Felipe
Sol Durini trae a Storni, Borges y Sor Juana Inés
Francisca, presidenta de Murcia
Ana Eugenia Venegas y su
Confortable Armario de las Galletas
https://www.youtube.com/watch?v=bsYLpWL9hM4
De Eloísa Sánchez Amillategui
Sor Juana Inés de la Cruz, la gran poeta rebelde del Siglo de Oro
Apenas era una niña y ya se entregaba a la magia de los libros en la biblioteca de su abuelo, comenzando su autodidáctico estudio al que nunca renunciaría. Y como la familia se mostraba preocupada por la «monstruosidad» de su persona tan instruida, decidió meterla en la corte virreinal de Antonio de Toledo y Salazar.
Las esperanzas familiares de que se casara se derrumbaron cuando Juana Inés tomó los hábitos. «Se metió monja para poder pensar», como así había asegurado Octavio Paz. Lo cierto es que era «bien parecida» como aseguraban las gentes de la época, al parecer los pretendientes no escaseaban; sin embargo la célebre dama consideraba que el matrimonio le impediría realizarse en las humanidades.
Su discutida orientación sexual no justificó su ingreso al convento. Argumentaba que su actividad literaria reñiría o bien, se hallaría limitada con las obligaciones de ser esposa en aquella época; aferrándose a la idea que el sagrado matrimonio significaría la sepultura de su actividad intelectual. «No tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», expresó.
Sin sentir ningún impulso religioso más que el «llamado literario» las hermanas jerónimas la entendieron y la apoyaron en su vocación artística. Gracias a este respaldo –que le permitió ser ella misma- pudo crear la más representativa producción novohispana de la época; destacando la lírica, el arte sacramental, la prosa y el teatro.
De esta manera, cada palabra escrita por esta célebre monja era un reclamo femenino por su derecho a la educación y la interacción con la cultura.
Tanto en la España profunda del siglo XVII como en sus colonias, todos aquellos miedos que mantenían las sociedades bajo el yugo de la Corona y de la religión, comenzaban a oxidarse. Gracias al pensamiento, estas instituciones mermarían su fuerza y darían paso a una inquietud cultural -que había estado reservada únicamente para aquel grupo hermético liderado por hombres- y que empezaría a contagiarse.
En lo que hoy conocemos por México, la «interacción femenina» comenzó desde la celda de esta célebre señora y cuya pluma iniciaría una guerra intelectual contra ese hermetismo del conocimiento. Se estaba forjando la gran poeta de Hispanoamérica, y aunque dentro de la Iglesia tuvo grandes mecenas -al igual que los virreyes de Mancera y de la Laguna de Camero Viejo- también motivó al recelo de algunos clérigos, que la llevarían al cese de sus actividades a causa de la Inquisición.
Los muros del convento serían testigos de la escritura más rebelde de su época; el recato brilló por su ausencia y se concedió la libertad de hacer dramas y comedias, sin descartar la picardía y los infortunios del amor.
Aunque alguna vez le dedicó algunos párrafos a los temas sacramentales, sor Juana Inés definitivamente no estaba casada ni con Dios ni con sus votos, sino con el feminismo prematuro; de esa liberación de la mujer a través del erotismo.
La Inquisición le pondría punto a su producción tras escribir la «Carta Atenagórica», obligándola a retractarse de todo lo que había escrito. Al poco tiempo después, vendería toda su biblioteca para donar los fondos a la caridad; y según alegaban, la religiosa por fin había sentido «el llamado».
Traemos, como ejemplo de su obra, la redondilla “Hombres necios que acusáis”
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejáos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
Y, en vez de recitarla, os la traigo a ritmo de son cubano
https://youtu.be/_PNtdRa-Sdw
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