Como representante de un banco ético cuyo fundamento es la elección de empresas éticas y solidarias donde invertir el dinero, Joan Melé, Subdirector General de Triodos Bank http://www.triodos.es/, expone la urgencia de vincular Conciencia y dinero.
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Joan Antoni Melé, subdirector del Triodos Bank y autor del libro Dinero y Conciencia. A quién sirve tu dinero, analiza con RTVE.es el papel que juega la felicidad en la escena económica y cómo influye la satisfacción personal en la crisis financiera actual.
Pregunta: ¿Podemos medir la felicidad desde un punto de vista económico como hace el reino de Bután con su índice de Felicidad Interior Bruta(FIB)?
Respuesta: No conozco exactamente la forma de medirlo, pero lo que sí es importante es que la economía deje de ser tanto matemáticas y cálculo, como ha sido hasta ahora, y empiece a ser algo humano que es lo que tiene que ser.
Para mí ese es el gran problema. La economía siempre se ha basado en números, en beneficios, en costes, y la economía es la relación entre los seres humanos, nuestro trabajo y el planeta que nos da sustento. Todo lo que hemos hecho hasta ahora nos ha llevado al borde de la destrucción medioambiental y humana. En estos momentos, la mitad del planeta, más de tres mil millones, está en situación de pobreza.
Cualquier iniciativa que quiera llevar la economía al ámbito humano me parece bien. Está bien que se quiera enfocar en base a la felicidad en sentido de bienestar humano y no en base al beneficio económico.
P: Existen algunos estudios científicos que demuestran que el dinero no da la felicidad, ¿qué opinión le merece esta afirmación?
R: Hay unos umbrales. Cuando uno es pobre, tener el mínimo de dinero para sobrevivir evidentemente que da la felicidad, permite sobrevivir. Pero una vez cubiertas las necesidades básicas que pueda necesitar una persona -alimento y vivienda-, el resto es cierto que el dinero no lo da. Al contrario, cuanto más dinero se tiene peor. Con el dinero aparece el miedo, la codicia, el ansia de poder, y al final esto se apodera de la persona y la gente no es feliz.
En las civilizaciones que conocemos más ricas es donde hay más malestar, la gente está con tratamiento psicológico, con coaching, con pastillas para tranquilizarse. Tiene que haber unos mínimos, un nivel razonables de ingresos para vivir, pero superado ese umbral, el resto supone solo malestar.
P: ¿Cómo podríamos cambiar esta tendencia?
R: El ser humano tiene varios ámbitos. Por un lado, está el material porque necesitamos alimento, ropa. En un segundo nivel está el amor, todos necesitamos cariño, darlo y recibirlo. Pero luego hay un tercer nivel, más superior, llámelo espiritual si quiere, en el que el ser humano necesita entender un poco qué sentido le da a su vida y cultivarla.
Esté ámbito es el que hemos dejado abandonado. Yo digo que estamos 'anoréxicos de vida espiritual'. Todo lo hemos basado en el consumo y esto nos hace ser profundamente desgraciados.
Hay que dedicar un tiempo a cultivar esta parte superior. Hay quien hace yoga, medita, a quien lee, ahí no me voy a meter, pero hay que dedicarle un tiempo. Ésto realmente a la larga da un estado interior de paz, de tranquilidad y felicidad porque que te permite ir encontrando un sentido a tu vida. Si lo basas todo en el consumo, no hay salida, da igual que puedas comprar de todo en unos grandes almacenes, sigues igual de desgraciado que el día anterior.
P: ¿Cómo se podría cambiar la cultura dominante de consumo en la que vivimos?
R: Habría que cambiar la educación que damos a los niños. Se les está inculcando en la idea de que tiene que estudiar que si no tiene una carrera no se ganara bien la vida y ya le vamos metiendo el miedo en el cuerpo. No es esto. Un niño tiene que estudiar y tiene que viajar mucho, tiene que conocer para saber que tiene dentro, cuál es su vocación, que quiere hacer en esta vida y que sentido le quiere dar.
Cuando yo era pequeño me decían que tenía que estudiar para el día de mañana ser un hombre de provecho. No es lo mismo ser un hombre de provecho, decir que harás algo que servirá par la sociedad, que ganarte la vida inculcando el egoísmo. Habría que empezar a cambiar la educación, educar en valores.
El mensaje es: descubre quién eres, qué capacidades tienes, qué puedes tú aportar al mundo. Cuando hacemos algo que es útil es cuando nos sentimos felices en esta vida. No se trata de tener mucho dinero, por que en la cuenta corriente da igual que tengas cien mil euros que cien millones. ¿Qué más vas a comprar? ¿Qué te hace falta?
En cambio, descubriendo un potencial interior que además es inacabable, puedes ir desarrollándote más como persona, ésto es con lo que realmente uno se siente bien. En los últimos años cada vez hay más gente en esta búsqueda, pero aun hay una resistencia, se quiere mantener un sistema económico.
P: ¿Cree que sería interesante que el producto Interior Bruto (PIB) incorporara la 'felicidad' como un indicador más?
R: Está bien que se haga esto, que se conciencie a la sociedad. Debemos a ir a otra dirección más humana y más solidaria. No podemos ser felices si hay tanta gente a nuestro alrededor que está mal, hay que ir compartiendo un sentimiento más de comunidad.
Hasta ahora cada uno se ha preocupado de lo suyo y los demás no importaba. A la larga vemos que si hacemos ésto estamos todos mal. Que un Gobierno tome la iniciativa, como el reino de Bután, es bueno, está difundiendo otra visión para empezar a cambiar las cosas.
P: ¿Puede entonces ser útil para los Gobiernos contra con un indicador como el FIB?
R: No se si es tanto una cuestión del Gobierno. Creo que ya es hora de que los ciudadanos empecemos a decir lo que pensamos y a ser coherentes con nuestras ideas.
No se trata de que los gobiernos tomen grandes decisiones y salven a los países, sino que es la sociedad civil la que tiene que empezar a implicarse y a ser coherente. Es cosa de todos. Estará bien que los gobiernos colaboren y marquen pautas, pero el mundo lo tenemos que cambiar entre todos, es una tarea de todos. No va a ser fácil, porque hemos caído en muchas rutinas pero también es cierto que ya hay miles de personas que lo están haciendo.
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