Este artículo ha sido publicado en la revista CURSAM de este mes: http://www.ivoox.com/revista-cursam-n-14-junio-2012-audios-mp3_rf_1263577_1.html
CURSAM - Ciegos Universitarios para la recuperación de la Solidaridad y la Ayuda Mutua
Ana Eugenia Venegas es diplomada en Educación Social.
¿Qué es un educador social, cuáles son sus
competencias y ámbitos? ¿Está justificada su presencia en nuestra oferta
profesional? A través de estas líneas
intentaré dar respuesta a estas preguntas utilizando mis experiencias y
conocimientos.
Un educador social es una persona que ha adquirido
competencias en educación emancipadora y que está vocacionalmente motivada para
mejorar la vida de sus usuarios.
La definición académica es la siguiente:
“El educador social es un agente educativo que interviene en la realidad
sociocultural para mejorarla y ayudar en la emancipación de personas con
dificultades sociales o en riesgo de exclusión social”.
La diplomatura de Educación social fue establecida en España por el Real Decreto 1420/1991 de
30 de agosto (BOE de 10 de octubre de 1991). Se puede cursar en la UNED que es
lo que yo he hecho, como todo estudiante de la UNED me he comprado manuales, me
he bajado apuntes de internet y me he “hinchado” de estudiar porque como sabéis
aquí nadie te explica nada y en el examen entra todo.
El educador social trabaja en los campos de la educación no formal, educación de adultos, educación de poblaciones de riesgo,
inserción social de personas desadaptadas, etc. Sus campos de actuación son
tres: Educación de adultos, Animación sociocultural y Educación social
especializada.
¿Qué actividades estoy realizando o he realizado como
educadora social?
Mi primera experiencia como educadora social fue en
una comunidad terapéutica donde los usuarios eran personas con dependencias
diversas, interveníamos con drogodependientes, ludópatas y sectadependientes.
Todas estas personas tenían en común problemas con
sus comportamientos adictivos, aunque el origen y las causas eran bien
diferentes. Dentro del equipo multidisciplinar había psiquiatras, enfermeras,
terapeutas, psicólogos, trabajadores sociales y como nueva profesión para el
equipo estaba la educadora social.
Las intervenciones con estos usuarios son multinivel:
problemas de salud, legales, disciplinarios, de conducta, de habilidades para
la vida diaria…. El educador social se encarga en estos casos de la educación
en habilidades sociales, laborales, autoestima, conductas y ocio saludable.
La experiencia en Hacienda de Toros, que así se
llamaba el centro, fue tutorizada por un psicólogo experto en sectas, desde
entonces estoy involucrada en esos temas, manteniendo contacto con José Miguel
Cuevas Barranquero que es la persona que me inició y con otros muchos
investigadores y afectados por esta problemática.
Mi segunda experiencia fue en Cruz Roja, y ahí me
quedé pillada, no os podéis imaginar las necesidades que están surgiendo en
nuestro país, cada vez tenemos más usuarios. ¿Cómo se organiza este trabajo
social? Cuando llegué a Cruz Roja descubrí que se organizaban en Proyectos, que
se desarrollaban programas y a la vez estos se materializaban en actividades.
En primer lugar me uní al programa Interlabora pagado
con fondos europeos y que atendía a emigrantes con historial de desempleo y
legalmente establecidos en nuestro país. Los usuarios eran entrevistados por
una trabajadora social que recogía sus situaciones, formación y experiencia en
un expediente y valoraba las necesidades de actividad formativa que estábamos
en condiciones de proporcionarles.
De ahí parte mi experiencia como profesora de inglés.
Impartimos dos niveles: Básico y Medio-Alto, con un objetivo claro: dotar a los
usuarios de herramientas con las que poder defenderse en un contexto
multilingüístico en el que vivimos en la Costa del Sol.
En mis clases pretendo que se aprenda y se practique,
utilizo las nuevas tecnologías para ejemplificar y para dinamizar las sesiones.
Sobre todo procuro que los conocimientos y el nivel se adapte a los usuarios,
de manera que tenemos dos niveles y en ellos se practican situaciones del día a
día en entornos laborales cercanos: la hostelería, el comercio y los servicios
en general.
En seguida me pidieron que me encargara de los
talleres de habilidades para el empleo. En estas actividades preparamos a
grupos reducidos para enfrentarse al mercado laboral actual. Las
particularidades del mercado laboral hoy en día exigen el conocimiento de
habilidades para darnos a conocer a través de las nuevas tecnologías: Cómo
hacer un curriculum, una carta de presentación, darse de alta en las páginas de
empleo, anunciarse en los periódicos de anuncios digitales y cómo proceder en
las entrevistas de trabajo (indumentaria, modales, usar información prevista
etc.). También trabajamos las habilidades sociales como la empatía, la
autoestima, la escucha activa, la comunicación no verbal. Les pongo vídeos
sobre cómo debemos proceder y cómo no, aprendiendo y divirtiéndose a la vez.
Como no hay dos sin tres me pidieron que diera los
talleres de “informática adaptada a la búsqueda de empleo” y de igual manera me
programé los talleres que duran dos semanas con cuatro horas diarias. Durante
el taller tratamos sobre la informática a nivel usuario, abriendo cuentas de
correo electrónico, preparando curriculums, dándonos de alta en las páginas de
empleo como Infojob y otras muchas… Este taller es duro, duro de pelar, no
sabéis lo difícil que es tener ocho usuarios de los cuales cinco son
marroquíes, un o una rusa o ucraniana y un sudamericano. Es difícil cumplir
objetivos pero divertido, divertidísimo, los rusos como todos sabéis escriben
en cirílico y los marroquíes en árabe, así que os podéis imaginar las cosas que
tengo que corregir y lo agotadita que salgo después de haberles explicado los
formalismos de una carta de presentación. Por ejemplo “Estimado/a Sr./Sra.”,
pues para explicar que nuestras cartas pueden empezar así es tronchante!!! La
verdad es que son todos encantadores, siempre hacemos una pequeña fiesta al
final de los talleres y cada uno trae la especialidad de su país. Es ante la
diversidad culinaria cuando me doy cuenta de qué estupendo es el mundo!!!
Fue el año pasado, en primavera, que estaba
atendiendo a todos estos inmigrantes cuando surgió la necesidad de atender a
ciudadanos españoles y comunitarios en general. Encontré que en Cruz Roja se
estaba desarrollando el Programa Incorpora, financiado por la Caixa, para la
inserción laboral de españoles en riesgo de exclusión social. Me encargaron
implementarlo en Marbella dirigida por los expertos de Cruz Roja de Málaga.
El Programa Incorpora atiende a comunitarios en paro
con riesgo de exclusión social: personas con discapacidad, mujeres mayores de
40 años o con historial de malos tratos o adicciones. Lo primero era detectar
la necesidad del servicio, eso se hace desde otros programas de Cruz Roja como
el de alimentos, ropero o directamente de usuarios de la asistente social.
Cuando una persona llega a Cruz Roja a pedir alimentos, se le hace una
entrevista para determinar su situación, de esa forma me eran derivadas las
usuarias. Posteriormente yo las citaba y con la guía de un formulario iba
conformando las carencias formativas, las posibilidades de mejorar sus
expectativas y proporcionando orientación laboral. Al mismo tiempo se está trabajando con empresas,
a las que se le ofertan nuestros usuarios ya seleccionados y formados, esta
relación se llama intermediación y son muchos los usuarios a los que hemos
ayudado a encontrar trabajo. Al igual que con los usuarios de Interlabora, los
inmigrantes, las usuarias de Incorpora son formadas en inglés básico o medio
orientado a la búsqueda de empleo especialmente el sector servicios, infomática
y habilidades personales y para el empleo.
Por último, acabamos de poner en marcha el programa
“Hambre en la Abundancia” con una serie de charlas y actividades por los
colegios de secundaria de Marbella. El objetivo de este programa es concienciar
a todas las personas y en lo que a mí toca a los jóvenes de la crisis
alimentaria en el Cuerno de África. He realizado una presentación adaptada a la
edad de los usuarios, en la que se ve y se comenta la grave situación que viven
Somalia, Kenia y Etiopía, cómo son esos países y sus gentes cuando no están en
estado de hambruna y qué estamos haciendo desde Cruz Roja. Realizamos una
actividad para empatizar con los afectados de la crisis que deja muy reflexivos
a los chicos: les escondo una caja que contiene dos embases de tierra y
semillas, cuando lo encuentran tienen que desembalarlo, se lo pongo difícil,
mientras me dedico a darle toquecitos para que se les caiga, para que piensen
en los piratas y todos los violentos que no los dejan vivir en paz, cuando lo
consiguen y meten la semilla en la tierra, tienen que buscar el agua, que
también se la he escondido. Cuando acaban la actividad comprenden la vida tan
complicada que tienen estas personas en África y por qué no se puede pensar en
educación o investigación o dignificación, cuando se tiene tan difícil comer.
Este es el momento que les enseño la pirámide de Maslow y la comprenden.
Y bueno, esta es mi experiencia como educadora
social. Solo puedo deciros que me hace muy feliz, también me hace sufrir porque
hay muchas cosas que no puedo solucionar. Otras veces me enfada ver que hay
tantas personas que es que no tienen ganas de que mejoren las cosas o que nos
relacionemos mejor, con diálogo y en paz,
pero entonces me digo: ¡Niña, concéntrate en lo que puedes mejorar porque tú no
eres Dios!
Sabes que me encanta como escribes ,con lo cual ya me tienes la mitad ganado,pero es que en este caso se que todo lo que has dicho es así,tal como lo cuentas,pero dejame que te diga algo que no cuentas en el artículo y es el tremendo esfuerzo que supone hacer una carrera en la UNED (jo y con esas notas)y ademas la pasion y la dedicacion que le pones a todo lo que emprendes,los madrugones para ir a Hacienda de Toro a las siete de la mañana con un frio que pelaba ,luego preparar todos los cursos de la Cruz Roja,toda tu labor como voluntaria,la colaboracion en programas de radio,etc.etc.Pilotilla ERES increible.Te quiero,
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