Ésta es la novela que vamos a
comentar durante la Tertulia literaria del Marbella Club en este mes de Marzo.
En mi opinión es una novela menor con algunos detalles resaltables y muy poco
que decir.
En primer lugar me resulta atrayente
la creación al estilo histriónico de Tom Sharpe de un grupo de cuatro suicidas que
coinciden en la terraza de un edificio abandonado por la sociedad que no por
los desechos de ella. El edificio es importante en la historia, una analogía
entre el mundo estandarizado y al que van a parar los protagonistas tras
salirse de la norma, se encuentran allí: un famoso presentador de televisión
que ha sido defenestrado de su limbo al ser pillado en su pederasta afición,
una madre soltera aislada del mundo por su obligación de cuidar a un hijo con
gran discapacidad, la hija de un político malcriada incapaz de aceptar un
rechazo y que se enfrenta a sus padres por pura rebeldía infantil, finalmente,
un componente de un grupo de rock que no acepta que “se le ha pasado el arroz”.
Es verdad que con esos ingredientes,
propios de Sharp, se podría haber realizado una historia surrealista, lo que echo
de menos es precisamente eso, si presentas una situación humorística, irreal, el
lenguaje, los diálogos tienen que engordar ese estilo. Sin embargo si lo que se
pretende es un tratamiento serio del tema del suicidio, entonces, se debe hacer
un análisis más profundo de los dolores, incoherencias, frustraciones e
irracionalidades de los protagonistas. En definitiva, echo de menos más seriedad
o mucho, mucho más humor.
Me resulta ingeniosa la
estructura de la obra, con capítulos cortos donde en cada uno el narrador es
uno de los personajes, de forma que la situación está contada desde distintos
puntos de vista e incluso a veces se pisan y corroboran situaciones. Por otra
parte se ha querido hacer un mapa de prototipos de personas que cometen
suicidio, el poderoso que pierde su supremacía, la mujer que no tiene razón
para vivir, la joven que no tolera la frustración y la deja su novio o el joven
que pretende seguir con su cómoda vida de adolescente en su banda de rock
muerto de miedo ante la idea de tener que evolucionar. Bien, aunque estas
personas podrían ser víctimas de la desesperanza otra cosa es llegar al
suicidio, miserables, miserables se sienten todas las personas alguna vez en su
vida, pero para suicidarse hace falta un componente patológico que no percibo
en ninguno de ellos.
Finalmente tengo que reconocer
que el libro no me ha aportado gran cosa, ni un conocimiento de personajes
suicidas, ni una carcajada ante situaciones o diálogos ocurrentes. No sé si la
traducción ha “engrisecido”el original pero no le encuentro la gracia.
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