
Tras la presentación por parte de las
autoridades y la plana mayor del proyecto Marbella Capital Cocteau, estamos
asistiendo a los primeros pasos del bebé que alimentamos. Esta semana se está
celebrando los cursos de verano de la Universidad de Málaga en el Hospital Real
de la Misericordia, sede de la UNED. Tenemos para todos los gustos, desde las
relaciones de España con la Unión Europea, sobre la interpretación escénica, el mindfulness y finalmente la joya de la
corona, el de Cocteau, titulado “Jean Cocteau, Embajador de las Vanguardias”.
Las jornadas, un total de ocho horas lectivas, han
recorrido la vida y obra del Príncipe de los Poetas. La biografía de todos los
artistas es importante para comprender su obra por mucho que ciertos
movimientos críticos pretendan hacer estudios objetivos y desligados. En este
caso, es de indispensable conocimiento, pues Jean Cocteau persona estaba tan imbricado
con el personaje y ese personaje es tan importante en su producción que no se
saborearía el manjar sin el conocimiento de la base del hecho simbólico.

Los momentos que marcaron amargamente la
existencia del “Ángel Eléctrico” pasan por el suicidio de su padre, la “ausencia”
y muerte de su madre, la muerte de nuevo en la persona de su amante más querido
Raymond Raguidet, la muerte de su hijo no nato con la bellísima Natalie Paley,
una Romanov abducida por la intensidad vividora y creadora del autor de “Les
Enfants Terribles”, su muerte por años en su adicción al opio y finalmente, en mi opinión, por la muerte, siempre la
muerte, de su querida amiga Ediff Piaff a la que sobrevivió varias horas con el
sólo objetivo de hacer estallar su corazón definitivamente.
Cocteau no se comprende sin su obra y su
obra no se comprende sin su vida, este dandi de la alta burguesía lo contó
todo, sus amores, sus inquietudes, sus pesadillas, sus adicciones. Su
egocentrismo no nos resulta pedante sino reconfortante, angustiante e iluminador, “La
Dificultad de Ser” puede ser la de cualquiera, ser humano, humanamente humano y
saber hacer poesía de ello es lo que lo diferencia del común de los mortales.

La obra de Jean Cocteau es enorme, una
producción hiperactiva de pinturas, dibujos, poemas, ensayos, obras de teatro,
películas y cualquier medio de expresar su pensamiento poético. Durante las
jornadas en el Hospitalillo, Óscar Carrascosa y Alfredo Taján, en un tándem, a
ratos, de matrimonio viejo, han materializado al que fue amigo de Picasso con
textos, películas, artículos propios y de otros eminentes cocteaunianos.


Fotografía de Miguel Rodríguez,
Francisco Giménez y mias.
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