(vídeo de la conferencia y película abajo)
“Última sesión programada dentro del
ciclo de cine Mujer Sentido y Arte que se ha
organizado entorno a la exposición “Retratos de Mujer”, que ha ce una
retrospectiva de la mujer en la pintura, como modelo y como artista. En ella disfrutamos de la película francesa
"Séraphine", biópic de la artista Séraphine Louis. Para la ocasión
contamos con la colaboración de Ana Eugenia Venegas Moreno, columnista cultural, escritora y amante de las artes en
general. La conferencia versó sobre la obra de Séraphine, con reflexiones sobre
su técnica y resultado final, las particularidades de la vida de Séraphine vistas ya desde la época actual y sus relaciones con
otros estilos pictóricos y vanguardias (a pesar de que la pintora los
desconocía por completo). Además, pudimos conocer un poco más el trabajo de
nuestra invitada”. Museo Ralli
“Film bellísimo, muy galardonado en el 2008 , y que
nos muestra como, una vida tristísima y carencial, si existen capacidades,
puede desembocar en la sublimación genial. Eso sí, desencadenando la
enajenación y la locura. El ser humano tiene un
techo para la sublimación. La
película, con un guión magistral y con una fotografía a la altura del mejor
cuadro costumbrista, te va metiendo en el interior del personaje. Entiendes
como crea, y porqué crea. No se puede explicar mejor. Hoy día su obra está
expuesta en los Museos al lado de los grandes”. Inés Martín, psiquiatra.
Seraphine de Senlis
(material de la conferencia)
Nació en Arsy (Oise) el 3 de
septiembre de 1864. Su padre era obrero y su madre procedía de una familia de
campesinos. Cuando Séraphine tenía apenas un año murió su madre. Su padre, que
había vuelto a casarse, murió seis años después. Huérfana, vivía con su hermana
mayor. Empezó su dura vida laboral como pastora. A partir de 1881 trabajó
como asistenta en el convento de las Hermanas de la Providencia, en Clermont y
en 1901 comenzó a trabajar en el servicio doméstico para diferentes casas de Senlis.
Los siguientes años lo vivió en
Senlis, donde paso casi toda su triste vida, se dedicó a limpiar, lustrar
muebles y encerar pisos. Casi analfabeta, con un imaginario religioso primitivo
forjado entre monjas beatas, fue acumulando en su vida dolor, esperanzas
religiosas, y sueños de un vano amor perdido. Al terminar sus labores, por las
que apenas le daban unos centavos para pagar su cuartucho donde dormía, salía
al campo para abrazar y hablar a los árboles y las flores. En esa época, pintó
por las noches plantas y flores en pequeños rectángulos de madera, sin pensar
que sus obras podrían tener algún valor comercial.
En 1912 alquiló una casa en
Senlis el galerista, coleccionista, descubridor de talentos y marchante Wilhelm
Uhde, dedicado a exponer obras de impresionistas y cubistas. Wilhem
comenzó a consagrar gran parte de su fortuna a los pintores “Naïfs” o Ingenuos,
a los que prefería llamar Primitivos Modernos y a los que también llamó
Pintores del Sagrado Corazón. Allí, quedó impactado al encontrarse con una
naturaleza muerta con manzanas, pero quedó más impresionado al saber que la autora
era la mujer de limpieza que según decía, pintaba por indicación de su ángel de
la guarda.
Estuvo bajo la protección de
Uhde, quien le compró casi todas sus obras, convirtiéndose en una pintora Naif
del momento, como Henri Rouseau y André Bauchant.
Al estallar la guerra en 1914 Uhde
huyó a Paris y perdió contacto con Seraphine, quien siguió pintando
sus lienzos sin que nadie los viera. En el año 1927 en Senlis, en
una exposición de artistas noveles, Wilhem encontró dos de sus grandes lienzos
que presentaban un gran colorido y fantasía. Entre 1927 y 1930 Wilhelm la
visitaba constantemente, para poder apreciar sus trabajos recientes y
comprarlas. Sus obras fueron reconocidas entre los habitantes de Senlis y pudo
ampliar su habitación, comprarse materiales artísticos, comida y ropa. En 1929 se
dedicó la primera exposición colectiva de artistas Naif en París, entre ellos
Camille Bombois, Louis Vivin y Séraphine.
En 1932 pinta con
desesperación, pues deseaba tener una exposición individual en París, aunque
nunca se llegó a realizarla en vida. El marchante dejó de visitarla tan a
menudo, lo que la llevó a sentirse abandonada, frustrada y sin amigos, cayendo
en la locura y siendo internada en un hospital Psiquiátrico de Erquery, al
principio a instancias de Udhe, para ser luego dejada a su peor suerte.
El marchante tuvo su propio
calvario personal, vivió dos guerras siendo alemán en un país ocupado por su
patria de origen y siendo para ella traídor y homosexual. Tambíen sufrió la
tuberculosis y muerte de su amante y graves problemas económicos derivados del
Crack del 29.
Murió en 1942 a los 78 años de
edad en circunstancias terribles y desoladoras a causa de las dosis masivas de
tranquilizantes, de las privaciones físicas y la falta de alimento durante la
ocupación alemana de Francia en La Segunda Guerra Mundial. El
alistamiento o exilio de los profesionales que asistían a los enfermos mentales
y la falta de medios básicos fueron fatales para los miles de hombres y mujeres
que vivían en centros psiquiátricos. Fue enterrada en una fosa común.
Tras la Guerra aparecieron
algunos de sus cuadros, hermosos, fulgurantes, enigmáticos, que entusiasmaron a
Andrée Breton, debo suponer que por su carga intuitiva e inconsciente.
Aunque Wilhelm informó de que
había fallecido en 1934, en realidad Louis sobrevivió hasta 1942. La primera
exposición consagrada a Séraphine Louis tuvo lugar en 1945, en París, a
instancias de Uhde, que exhibió decenas de sus obras. Ya para entonces, de los
200 cuadros que ella pintó, sólo quedan 70, que hoy están repartidos entre los
museos de Arte de Maillol en París, El Museo de Arte de Senlis, El Museo de Arte
Naif en Niza y El Centro Pompidou de París.
Seraphine estaba dotada de un
talento completamente particular e innato, era una prodigio. Sus obras eran
elaboradas a base el uso de la pintura Ripolin (la más común del mercado),
mezclada con la cera de velas que cogía en la iglesia, tierra extraída del
cementerio, plantas y de las flores obtenía algunos colores. Entre otros campos
utilizó su propia sangre, que extraía de sus heridas y daba vida a sus cuadros.
Sus cuadros están llenos de sencillez y belleza. Vemos
en sus lienzos una labor de artesanía, un entramado de hojas, flores y frutos,
elaborados con minuciosidad. Son una explosión de color y vida como el
Árbol del Paraíso, o el Árbol de la Vida. En su trabajo “Margaritas
blancas” destaca
por su ingenuidad, pero, como en toda su obra, es un cuadro que tiene vida
propia. Una rama de un árbol se transforma, gracias a su pincel, en algo
diferente y sabes que hay misterio en su interior. Su bouquet no suele ser un mero ramillete de flores, te hacen sentir su
perfume. Algunos, como el árbol de navidad, es el más bello que puedas
algún día decorar. Sus cuadros te transmiten paz y armonía: a veces te hacen
pensar en una particular visión del paraíso Las plantas y flores están plenas
de frutos ricos, abundantes, suntuosos. Otras veces, te conmueven produciendo
en el espectador cierto desasosiego. Plasmó su mundo interior, lejos de las
penalidades y miserias que rodearon su existencia. Decían que en su psicosis oía voces, pero seguro
que fueron voces de un paraíso, el que le faltó en la tierra que creó con su
arte.
La artista no tenía formación pictórico
pero poseía un sentido intuitivo del equilibrio de formas y colores, y una
energía que se percibe en sus cuadros con brochazos enérgicos, locos,
vangonianos.
Seraphine es una mente
particular que no alcanzo a comprender si era un portento de la resiliencia, un
caso perfecto ejemplo de la inteligencias múltiples y no coordinadas, un
Asperger o qué. Tenía la cualidad de mostrar lo mejor de su mundo, de centrarse
en la belleza de lo natural, la inteligencia para innovar en materiales para
plasmarlo y la valentía, osadía, perseverancia o incosciencia propia del que
tiene fe.
Tenía un
sentido muy enraizado de la espiritualidad y abrazaba árboles como a la Diosa
Naturaleza, a la par que sentía el catolicismo más iconoclasta.
La película es un drama
biográfico con mucho de documental. Un biotópic que muestra su relación con el
mundo, su personalidad y su descubrimiento por el coleccionista Wilhem Uldhe. Consigue
acercándonos a la experiencia de esta mujer con el arte, la religión y la
enfermedad mental.
La interpretación de Yolande Moreau
es portentosa se presenta con su mirada perdida de mujer que extravió su razón,
pero es más, su cuerpo, su forma de andar, mover los brazos o cantar mientras
pinta en una especie de éxtasis gozoso nos hacen olvidar por completo a la
actriz para centrarnos en el tremendo personaje. La interpretación nos
trasporta a una mujer con manos toscas,
desaseadas, de mente turbia, nada cultivada, una rara avis del arte; ahí reside
el misterio del film y del personaje, de esta puesta en escena sale el centro medular
de esta bellísima cinta, los mensajeros imprevisibles y toscos de los que se
sirve la creación artística para trascender y llegar a nosotros, de ese extraño
proceso que no se puede racionalizar y parece un don divino.
Martin Provost, el director cuenta su historia
con una narrativa elíptica, fracturada, que, suavemente, convierte a Séraphine
en la arrebatadora disección de una extraña forma de santidad y los insondables
abismos que la circundan. Consiguen evocar toda la sensorialidad del arte y de
la naturaleza circundante. No le sobra nada, no le falta nada, avanza sin que
el espectador lo perciba, consigue su objetivo con una sucesión exacta de
escenas significativas.
La fotografía es tan buena que
trasmite la particular relación que la peculiar pintora tenía con la
naturaleza. La luz entrando por las ventanas de las habitaciones y creando
claroscuros, los detalles de las casas filmados con mimo, el elemento
paisajístico. No podemos olvidar el sonido del agua, el viento, el vino y ese
magistral plano que cierra el film, con Séraphine sentada bajo la sombra de un
frondoso y solitario árbol hacen una historia redonda.
“Seraphine” fue la gran triunfadora de la 34ª edición de los Premios
César , otorgados por la Academia del Cine Francés, obtuvo 7 premios, además de muchos otros internacionales, especialmente a la
interpretación de la Moreau, al director, al secundario Ulrich Tukur a la fotografía, a la película, el guión y al
vestuario.
El largometraje es una
coproducción entre Francia y Bélgica. Se estrenó el 7 de septiembre de 2008 en
el Festival de Toronto.
Pero lo que se suponía era un
guión original quedó demostrado ante la justicia francesa que había sido un
plagio. Existe una biografía novelada titulada “Seraphine de Senlis” de Alain
Vircondelet que es seguida con pulcritud por la película. La verdad es que ese
libro, la película y las setenta obras que persisten son los documentos que yo
he podido encontrar de esta pintora que ha sido olvidada por la historia pese a
que la fuerza de sus cuadros puja por no caer en el olvido.
Conferencia
Película
para verla con subtítulos hay que activarlos
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