Esta semana se ha presentado en Marbella el
cortometraje sobre las grandes actitudes y capacidades del ser humano con el
trasfondo de la experiencia espacial rusa. El evento ha estado organizado por
tres asociaciones de residentes rusos en la zona y ha contado con la
participación del director, productor, asesores y actores, dando lugar a un
increíble diálogo en dos idiomas que se prolongó de manera productiva.
El Museo Ralli cedió sus instalaciones para
el cineforum que ha generado esta película. La institución, brillantemente
gestionada por Rosa Ruiz y con la colaboración de todo su equipo, no ceja en
ser un revulsivo cultural para la ciudad de Marbella. Hace pocos días
inauguraron la exposición sobre el artista e intelectual chileno Roberto Matta
de la que podrán disfrutar todo este año, así como de la colección permanente
que engloba piezas surrealistas y contemporáneas de los artistas más
destacados, como Dalí, Chirico, Willfredo Lam, Herman Braun-Vega, Miró, Chagall
y muchos otros.
En esta ocasión el Museo Ralli se ha aliado
con varias asociaciones de residentes de origen ruso para mostrarnos un trabajo
de colaboración inter-países que ha impresionado, sorprendido y emocionado a
todos los espectadores presentes.
El director de esta cinta es el joven y
perseverante Fran Kapilla, un creador que concibe historias, las sitúa en un
ambiente ambicioso, cree que todo es posible y la experiencia le da la razón.
Kapilla escribió el esqueleto del guion de la cinta, una historia sobre
supervivencia, la importancia de las personas que influyen en el desarrollo
personal de los niños, la disciplina, el deber, el compañerismo y valores que
se encuentran entre las personas que consiguen hazañas nada vulgares. Encima de
esto, pensó en situar la historia en un entorno de viajes al espacio, en los
años ochenta cuando la agencia espacial rusa trabajaba con la Soyuz, la nave
espacial que todavía hoy es base de los más vanguardistas intentos chinos de
copar el espacio.
Pero el joven director de “Las Hijas de
Danao” no hizo como algunos cineastas que meten a las falleras en las
procesiones de Semana Santa, su rigor y perfeccionismo lo llevó a contactar con
expertos de la Sociedad Malagueña de Astronomía, científicos, profesores y
hasta la propia agencia rusa cuyos documentos fotográficos sirvieron para
recrear la nave en un nivel de realismo que militares de carrera que había en
la sala creyeron que se habían rodado en una nave original.
Todo este trabajo que el jefe de
producción José Antonio Álvarez nos relató, no está destinado a la exhibición
material, más bien es el material el que da credibilidad a una historia que te
mantiene sin respiración los veinticinco minutos que este gran cortometraje dura.
La tensión, las imágenes del pasado, la crisis, la resolución y el final se
suceden en una contractura de tórax que el espectador vive con gran emoción.
María Ivanova y Oksana Hrihorash son las actrices
que dan vida a las dos cosmonautas: Svetlana y Katyusha. Su papel es
angustioso, sus cascos se empañan, su sudor es real y su mensaje de que la
mujer puede realizar estos roles aventureros y científicos es muy agradable de
disfrutar, en una sociedad que aún concibe menos mujeres que hombres en
actividades de gran visibilidad.
La producción de este corto está trabajando
para conseguir fondos y hacer un largometraje con la historia. La comunidad
rusa está entregada, porque es importante recordar y poner en valor los hechos
importantes en la historia de los países, y la gran inversión que se hizo en
URSS en educación, ciencia y especialmente en los viajes espaciales debe quedar
como un logro.
La película hace un gran guiño a las
Ciencias Exactas y al Ajedrez, dos fuentes de desarrollo del intelecto humano
que tienen mucho que ver con el hilo de la historia. También, como dijimos
antes, lo importante que es encontrar grandes ascendientes en la formación de
las criaturas.
El idioma del corto es el ruso, aunque lo
pudimos disfrutar subtitulado, ese detalle da más veracidad a la historia y
supuso un reto para la mayoría de los actores que tuvieron que aprenderse los
diálogos de memoria con la asesoría de rusoparlantes.
Finalmente, tras la proyección se produjeron
las intervenciones del director, el productor, la actriz Oksana Hrihorash, Svetlana
Ciliuta como presidenta de una de las asociaciones rusas asistentes y se
disfrutó de un diálogo con el público de gran envergadura, sobre cuestiones
técnicas, artísticas, de producción, de asesoramiento en las distintas materias
y sobre el ambicioso proyecto de realizar un largometraje con la historia base,
todo el trabajo realizado y mucho más.
Trailer
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