miércoles, 5 de septiembre de 2018

"La Desheredada" de Pérez Galdós. Análisis


Resultado de imagen de perez galdos    Si hay un genio de la Literatura en español, que se haya ganado estar en el Olimpo de los dioses de las Letras junto a Don Miguel de Cervantes y Saavedra, ese es, sin duda, Don Benito Pérez Galdós, un hombre culto, trabajador, con un talento sobrenatural para la observación, la relación de conocimientos y experiencias, y la redacción precisa, ácida, fiel a la realidad y adjetivada. El padre de los Episodios Nacionales, Las Novelas Contemporáneas y las Espirituales consiguió con su enorme producción no dejar títere con cabeza en la sociedad española, ni en las clases altas, ni bajas, ni en la trabajadora, ni en el clero, ni en la intelectualidad, todos llevaron un buen repaso y no fue crítica infundada, lo hizo a través del cotidiano, como mandaban los cánones de buen Naturalismo, copiando de la realidad de de su tiempo que no está tan alejado ni cronológica ni organizativamente del nuestro.

Resultado de imagen de mejores escritores historia español    El Hotel Sultán de Marbella es sede mensual de una tertulia literaria donde se analizan las obras de este escritor de mirada pesimista, propia de la Generación de 98, que consigue sacarnos la carcajada en más de una ocasión. Don Benito era un intelectual instalado en su tiempo, hambriento de las corrientes positivistas de pensamiento, realistas y prácticas, y de las naturalistas en Literatura, no en vano había leído y admiraba las obras que reproducían la vida sin romanticismo de Émile Zola y Gustave Flaubert. Cada mes las personas que se reúnen, todo el que quiera, pues es una tertulia abierta, leen una obra del ilustre canarión que se ha elegido por mayoría y luego comentan sus impresiones, dudas y lugares a los que les ha llevado la obra, resultando unas tardes deliciosas en las que se demuestra que “el total es más que la suma de las partes”.

   En esta ocasión me ocuparé de su obra “La Desheredada”, la que abrió su serie de “Novelas Contemporáneas” y que precedieron a las “Espirituales” y a los “Episodios Nacionales”, estas últimas, un trabajo documentado, de 42 novelas, que abarca el periodo cronológico desde 1805 hasta 1880 a través de las cuales podemos conocer toda la Historia de España.

Resultado de imagen de perez galdos    La “Desheredada” está considerada la primera novela naturalista en español según expresó Leopoldo Alas Clarín en la reseña que hizo de ella. El argumento es simple y corto, una mujer se cree heredera de un marquesado y persigue con poco éxito los derechos sobre él. A partir de esa historia Pérez Galdós nos proporciona más de quinientas páginas llenas de protagonistas reales, de historias de todos los días, de la situación de los políticos, el funcionariado, la sanidad, en especial las terribles instituciones de salud mental de la época, los esquejes de los movimientos reactivos de las clases trabajadoras, de las posibilidades organizativas de la nación, del federalismo, el anarquismo, de la idiosincrasia de una galería de personajes tan exhaustivo como la vida misma, historias particulares de sueños patéticos, de penurias, carestía, corrupción, abusos, diferencias sociales, comportamiento que huyen de la realidad, envidias, injusticias, sin olvidar una reflexión a motor parado sobre el sentido de la vida, la muerte y el suicidio como libertad del ser humano para escapar de ella.

    Mención aparte merece el uso degenerado de la moral cristiana que esta sociedad pervierte hasta demostrar que no cree en Cristo, porque la hipocresía, la proposición de casarse con un criado del amante  y tener un estanco como medio de llegar a la decencia, el aparentar más que el ser, el encerrar a una hija díscola cometiendo un pecado de falta de amor al prójimo, de juzgar, da síntomas de que la sociedad no creía en Cristo ni en otra vida, ni en la omnipresencia de Dios, ni en un juicio de sus comportamientos, su proceder era más terrenal, que los vecinos no vieran lo que hacían a escondida o que pensaran que nadaban en oro cuando no había ni para arreglar el plomo de las tuberías. Por otra parte, los que no se atrevían a tener este tipo de conductas en un buen número se debía a la creencia de que hay que sufrir, que aquí no se viene a disfrutar sino a penar, en este caso la voluntad de Dios manipulada es muy apropiada para el conformismo y el control social.
Resultado de imagen de perez galdos    El universo galdosiano es propio de un genio y cualquier lector que se haya adentrado en su obra comprobará cómo sus personajes viven en otras de sus novelas, en “La de Bringas”, “Tormento”, “El Doctor Centeno”, sin incoherencias, sin heroicidades. Cada vida, por normal que en principio parezca, tiene algo que contar, porque la realidad es que no hay individuos completamente buenos o malos y quien más y quien menos tiene alguna etapa de su vida, al menos, interesante y aunque ese momento no sea propio para el orgullo si lo es para la exhibición y la novelación. Los personajes de Galdós se entremezclan y conforman una red en el que el autor no se priva de divertirse a la hora de nombrarlos: Pecado, Sangüijelera, la de Pipaón, los ícteos de la familia Pez, los Relimpios, Angustias, Tormento, Miquis, los Rufete… Además luego es capaz de asociar sus nombres y su acciones en comentarios realmente hilarantes como “Los Pez, son ícteos del orden de los Malacopterigios Adominales, Familia Barbus Voracíssimus, especie Rémora Vastrátix”

    En cuanto a la protagonista de “La Desheredada”, encontramos un personaje construido con una maestría que se nota cómo va degenerando a través de las páginas, cómo va perdiendo el anclaje con la realidad. A veces da pena, otras, mucha rabia y hay ocasiones en que es insoportable como cuando habla del pobre Juan Bou, uno de los pocos productivos de la obra, del que dice “Bou es el animal más cariñoso que conozco, le quiero como se quiere al burro con el que salimos de paseo”. Isidora es altiva, clasista, consumista, atontada, objeto, vaga, de moralidad distraída, cruel, caprichosa, irresponsable y si no fuese porque vemos en ella una perturbación mental o una personalidad con grandes defectos de carácter del que la primera víctima es ella misma, sería totalmente inaguantable. Hay quien ve una personificación, un símil, una figura retórica en el personaje de Isidora a través del que podemos apreciar los defectos, vicios y errores de nuestra sociedad española, que en mayor o menor medida son los defectos humanos presentes en todos los países y y civilizaciones.

Imagen relacionada    Galdós es tan buen observador y clarividente que es capaz de anticipar el concepto de mujer objeto, cuyo mérito está en su aspecto exterior y “prudencia social”. También adelanta las reacciones sociales al capitalismo burgués que se empeña en tener maneras de noble con resultado patético, un quiero y no puedo que lleva a las clases altas a despreciar a las trabajadoras y a nadar en el piélago de las apariencias que no les hacen felices ni a ellos, creo que en ese juego degenerado de la hipocresía sí hemos cambiado, ya no se les dice a las chicas “con quien te vi te comparé”, ni se va a comprar pidiendo “deme un mantelito que parezca y no sea”. Pero es que Benito, incluso, tiene para los nuevos marxistas o anarquistas que en cuanto se ven con fortuna propia buscan excusas para no distribuir la riqueza como mandan sus propios cánones. También vislumbra lo que en Pedagogía actual se llama “La profecía autocumplida” y es que el pobre Pecado, el chico al que se le apoda así desde pequeño, no hace más que cumplir las expectativas que de él se tienen y se convierte en un maleante, estaba sentenciado.

     Dice frases lapidarias de gran acidez como “Tenía blusas que se acordaban de haber sido chalecos”, “quieren subir atropellando a los que están arriba, no por la escalera del mérito o el trabajo, sino por la escala de la intriga, la violencia, empujando”, “su pobreza no le parecía desgracia, sino injusticia”, “alas postizas no valen para volar alto” o su visión de lo que ocurre con el Arte coetáneo en todas las épocas “Hoy en día no se hacen más que mamarrachadas”, lo mismo dicen muchos del Arte Contemporáneo de hoy.

    Benito Pérez Galdós usará diferentes técnicas narrativas a lo largo de la obra, el estilo indirecto libre de un narrador omnisciente, el monólogo interior que luego desarrollará James Joyce, la narración desde distintas perspectivas, la segunda persona narrativa o la inclusión de capítulos enteros dialogados, piezas de teatro dentro de la novela que nos pone ante el Gran Teatro del Mundo. Y tiene momentos estelares que mí me han parecido propios de un genio como el capítulo donde la Marquesa hace memoria de los acontecimientos que llevaron a la muerte a su pobre hija díscola en el que Bethoven pone banda sonora, ritmo e intensidad a las culpas, las penas, la valoración de lo perdido, amenazada por la presencia intuíble de Mephistópheles y el perro negro, mientras te envuelve el piano tocado por un niño que es clave en la novela.

Resultado de imagen de perez galdos    Otro de los puntos clave de La desheredada es el uso del lenguaje, un lenguaje naturalista que reproduce el estatus social de los personajes incorporando palabras del vulgo, deformadas u obscenas, en muchos casos enmascaradas, o propias del idiolecto del personaje. La expresión “… y palante”, del litógrafo catalán Juan Bou, la de “puño/repuño” de Encarnación Guillén, La Sanguijuelera, o de Mariano, o el uso del adjetivo “roío” de Gaitica, que también acaba adoptando Isidora tras vivir un tiempo con él son ejemplos de ello. También podemos encontrar expresiones y palabras propias de cada personaje en las disquisiciones de Juan Bou que habla del proletariado, del poder, de las masas, de la propiedad, la explotación del obrero, la revolución…

    Otto von Bismarck dijo: «Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido» y debe ser verdad, porque no se comprende cómo aún funciona, seguimos con una estructura tumorada con en el que el vicio del enchufismo, las comisiones, la pillería, lo que Pérez Galdós llamó la “filogenitura”, el convencimiento de que hay más “Jefes que Indios”, políticos y expolíticos de barriga agradecida, amigos de los amigos que titulan ministerios, medios de comunicación y universidades, cargos de confianza y que ni están formados ni falta que les hace, total, para lo que piensan trabajar.

    El próximo 29 de octubre, a las 18.00, nos reuniremos de nuevo para seguir profundizando en la obra galdosiana, en esta ocasión discutiremos sobre “Cádiz” uno de las novelas históricas de la serie “Los Episodios Nacionales”. Todas las personas interesadas están invitadas.

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