jueves, 13 de septiembre de 2018

“El Viaje del Elefante” de José Saramago análisis AMUM de septiembre 2018


 Resultado de imagen de el viaje del elefante   Unanimidad es la palabra que puede definir la posición de la tertulianas de la Asociación de Mujeres Universitarias de Marbella en relación con esta obra saramaguiana. Se apreció la forma, la fábula, el ir y venir de personajes, el genio de su creatividad, su engañosa sencillez, su poder interpelador, su ironía, los temas humanos de todos los tiempos, sus frases para enmarcar y la sabiduría, la inteligencia emocional que da la madurez y el magnífico viaje.

Resultado de imagen de el viaje del elefante    Este Premio Nóbel de Literatura, que compartimos con nuestros hermanos portugueses, ha dejado muy buen sabor a las tertulianas que reunidas en el Marbella Club para su discusión mensual han convenido en apreciar una obra que engloba el universo de Saramago, sus temas preferidos, el poder, la sabiduría popular, la solidaridad con el más débil, la manipulación de la religión para controlar al pueblo, la corrupción, las apariencias, la puesta en escena y la hipocresía. Y es curioso, porque ya lo hemos leído antes, algunas mucho, y se le ve venir, su compromiso siempre ha sido llevado a sus obras. En esta ocasión se prevé el fondo, pero la forma es tan deliciosa que merece la pena el viaje.
    Y es que, con la imagen antigua de un elefante en Austria, José de Sousa construye un edificio creíble, tan creíble como los caprichos que cumple el pueblo por orden del poder, que en el siglo XVI y en este caso supone el transporte de un elefante, primero de la India a Portugal y luego de Portugal a Austria, por caminos en los que mostrar la grandiosidad de los que se pueden hacer acompañar por un elefante y que nos da para dialogar, por ejemplo, sobre la futilidad del impacto de “lo nuevo”.

    Como aportó una socia, es esencial que el narrador de la novela sea una persona de nuestros días que consigue de una manera tecnológicamente hilarante hacer comparaciones sobre las dificultades de otros tiempos, pero también de cómo el hombre sigue siendo el hombre y cómo es capaz de recibir a un elefante o a Cristo entre Palmas y olivos y días después olvidarlo.

Resultado de imagen de el viaje del elefante    “El Viaje del Elefante” es un cuento largo, la inocencia, el discurso casi naïf es metáfora, fantasía, técnica de fábula, podría ser leído por los niños y sería una aventura. Porque en los cuentos te puedes permitir que un pastor de elefantes, un cornaca, dé consejos a los mandos militares, haya leído, sepa idiomas, se codee con archiduques o favorezca a la curia, porque en un cuento todo es posible incluso una lectura más amplia, no olvidemos a Alicia en el País de las Maravillas que ya analizamos en esta tertulia. Y como armamento gaseoso el autor introduce sus misiles que pueden provocar carcajadas pero como dijo una socia, nos interpelan, nos ponen a pensar, nos preguntan sobre la organización del hombre, sobre las clases sociales, la forma de vivir y disponer de los poderosos, de la manipulación que controla las masas, sobre la necesidad de la educación que abre mentalidades y las convierte en críticas, y cómo no ha cambiado el esquema, aunque ahora los reyes también son marionetas porque el poder es el dinero y ya no está en sus manos necesariamente.

    Un ejemplo de este diálogo que mantiene el lector, en el que relaciona conocimientos y saca conclusiones es este que comentamos en la tertulia, es en relación con las personificaciones y despersonificaciones, se trata de cómo cuando el elefante es sólo relevante como objeto decorativo muy exótico le cambian el nombre, como si no importase, y posteriormente, cuando es capaz de arrodillarse produciendo el tan adecuado milagro y de salvar a una niña, adquiere el rango de humano. Otro es el hecho de que la mente práctica, racional, de un Pensamiento que aún no florecerá  en Occidente hasta el finales del siglo XVII, principios del XVIII, pone en evidencia lo poco resolutivo que es el pensamiento único atado a esquemas, esto se extrae de la mentalidad del hindú con respecto a los demás personajes.

Resultado de imagen de el viaje del elefante    Este cuento largo es una composición coral donde diversas personas, también animales como las vacas y los lobos (a la manera de Orwell o Bernardo Axaga), entran y salen como ocurre en los viajes, como ocurre en la vida, y hemos destacado el poco tiempo que el autor ha tenido para ofrecernos la fotografía de algunos, porque exceptuando al cornaca y al elefante los demás no nos han acompañado todo el camino, sin embargo, qué bien están conseguidos los caracteres, cómo se identifican en época y posición. Y ha sido en relación con los protagonistas, los brillantes Subhro y Salomón, donde hemos descubierto militares patéticos y arrogantes, otros que conmueven en la aceptación de su ignorancia, monarcas y nobles aferrados a su asignación divina y haciendo uso de sus caprichos, pero también personas que se alimentan y crecen en la conversación con este hindú que ha conocido otras maneras de proceder, quizás no mejores ni peores, pero sí la evidencia de que el “siempre ha sido así” pierde su consistencia. De ahí la importancia de viajar, viajar a otros lugares con un traslado o un libro, para que no nos tomen el pelo si no queremos.

    Durante la tertulia ha sido muy elogiado el oficio del autor y cómo tan mayor y enfermo ha vuelto a jugar con la forma, con el arte de intercalar los diálogos en la narración y el de contar con la ausencia de puntos y comas que puede llegar a acobardar, pero si te relajas te das cuenta de que el escritor, que en ese momento tenía graves problemas respiratorios, nos hacen sintagmas completos que inspiran y expiran por nosotros como una ayuda a la ventilación hecha de ritmos fónicos, con pausas naturales para el lector. Y lo más difícil, el lector lo percibe sencillo, quizás eso sí, de lectura deliciosa.

    Un buen número de sentencias hemos podido disfrutar y algunas hemos conseguido extraer entre todas: “Necesitó cien metros para encontrar la respuesta”, “Nos hicieron a la imagen y semejanza del inquilino del cielo”, “Los militares cuando están fuera no echan de menos a sus familias y sí a sus ejemplares del Amadís de Gaula”.

    Nos fascinó la figura del cornaca, su sabiduría, el hecho de que estuviera viajado y leído, su capacidad de adaptación e inteligencia emocional, a través de él aceptamos el alma contradictoria de los demás viajeros. Lo que nos dio para un buen rato de tertulia sobre las capacidades en vez de las oportunidades, sobre los activos más que los pasivos, sobre la eficiencia sobre la deficiencia. La dificultad agudiza el ingenio, es un incentivo a la evolución, por ella, por la dificultad, los pobres y las mujeres llevamos toda la Historia desarrollando capacidades de adaptación, negociación, soluciones divergentes…

    En definitiva, que este elefante nos ha parecido un buen amigo de lecturas y por más que resultara previsible en fondo y argumento y además, venir precedido de un libro IMPORTANTE como fue “El Orden Del Día” leído en agosto. Ha sido como un buen vino que se sigue disfrutando tras el primer sorbo por más que ya no nos ofrezca sorpresa. Y como concluyó una tertuliana, no es un gran libro, pero sí es una gran historia contada de forma Cum Laude, pero Cum Laude, Cun Laude.
   


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