lunes, 19 de agosto de 2013

Sectas:


    Nuevo artículo asesorado por el experto que trabaja para el Ayuntamiento de Marbella y la Universidad de Málaga, José Miguel Cuevas Barranquero. 

    "Hay grupos manipulativos que están incluso respaldados por instituciones públicas sin que estas lo sepan"
     
    "A nivel afectivo, estos grupos hacen sentir muy bien a sus miembros a su llegada. Existe un bombardeo de afectividad, de manera que el adepto se siente muy cómodo, ya que se crea un acompañamiento que llega a parecer una amistad. A la persona captada no se le pide absolutamente nada, al contrario, sólo se le ofrece "hasta que se haya enamorado por completo del grupo..."
    Las sectas que operan en Granada 'atrapan' a casi un millar de adeptos

La captación de la víctima suele hacerse en un momento de vulnerabilidad y la mayoría de los grupos buscan personas formadas para alcanzar sus fines
IRENE ALBARRAL GRANADA |La crisis económica ha hecho que muchas personas se vean inmersas en la desesperación y se agarren a un clavo ardiendo. Un momento de vulnerabilidad que es el caldo de cultivo perfecto para la actuación de los grupos sectarios. Ya son más de 50 las organizaciones de la provincia que captan a uno de cada cien granadinos (unos 900 ) mediante técnicas manipulativas. 

El Zaidín o el Albaicín son dos de los puntos calientes de la capital, y es que Granada es una ciudad universitaria y de mucha diversidad cultural, por tanto es un lugar propicio para el desarrollo de este tipo de grupos. "Es muy sencillo encontrar publicidad sospechosa en sus calles, no hay más que dar un paseo o fijarse en los carteles que se cuelgan en las facultades", explicó el psicólogo clínico y social y experto en sectas José Miguel Cuevas.

En la provincia operan tanto grupos sectarios de corte tradicional como otros de tipo autóctono, que van desde las veinte personas hasta grandes organizaciones internacionales. Los más pequeños cuentan con un control por parte del líder mucho más férreo y directo, ya que en la jerarquía hay un único mandatario que controla absolutamente todo, pero tanto unas como otras son igual de peligrosas.

Aunque parezca una cuestión lejana, que nunca se experimentará en primera persona, "hay una secta para cada perfil de población", apuntó Cuevas. Pueden ser grupos de corte religioso, espiritual, económico o relacionados con temas de salud, pero todos ellos se adaptan a las necesidades de cada persona en un momento determinado.

Los de tipo pragmático son los que más han aumentado en los últimos años. Realización de prácticas, misiones, formación o empleo pueden ser un buen gancho para captar adeptos. Al hacer una búsqueda de trabajo en cualquier portal de internet pueden advertirse multitud de "ofertas fantasma" donde todo el mundo es aceptado, no se pide cualificación profesional y, sin embargo, se prometen ingresos muy atractivos en poco tiempo. "No quiere decir que todas las empresas comerciales sean sectarias pero hay unos perfiles concretos con los que se debe tener cuidado", subrayó el experto.

Este despunte del tipo de grupos coercitivos que se centran en aspectos más pragmáticos no conlleva la desaparición de las clásicas sectas relacionadas con promesas más irracionales. "Para solucionar problemas específicos hay que acudir a los profesionales pertinentes y no a supuestos expertos en terapias revolucionarias" advirtió Cuevas, a lo que añadió que lo que suele venderse como exclusivo o con el pretexto de que hay intereses farmacéuticos por los que un producto no puede salir al mercado, es muy proclive al pensamiento sectario.

Habitualmente los que piden ayuda e información son los familiares directos de los miembros de un grupo coercitivo. Las personas más cercanas ven cómo se produce un cambio relevante en la conducta de sus seres queridos y cómo se van aislando desde que comenzaron a participar en una organización determinada. Por su parte, las personas que consiguen salir de un conjunto sectario suelen pedir asistencia porque tiempo después continúan teniendo problemas de pesadillas, sensación de inseguridad y, sobre todo, de desadaptación. "El ex miembro de una secta arrastra en muchas ocasiones secuelas al llegar el momento de integrarse, de manera que se hace más difícil la adaptación de nuevo a la vida que la salida del grupo", afirmó el psicólogo.

El problema a la hora de luchar contra estos grupos sectarios es que la mayoría tienen una fachada que esconde su verdadera actividad, y esta cara visible tiene unos fines totalmente legales, que además suelen presentar una publicidad y actividades de tipo cultural, explicó Cuevas.

"Hay grupos manipulativos que están incluso respaldados por instituciones públicas sin que estas lo sepan", afirmó el experto en sectas, y es que cualquier estudiante puede acceder por ejemplo a reservar un aula en la universidad para organizar un seminario de manera que se aprovechan de la confianza que da el aval de una administración para atraer a un mayor número de personas.

La actividad de cara a la galería en que se escuda una secta es lo de menos, puede ser algo tan poco sospechoso como un curso para aprender a crear páginas web, pero todas conllevan un aislamiento del medio, familia, amigos o incluso trabajo, aunque el empleo se permite en ocasiones, en la medida en que supone una fuente de ingresos, pero siempre que se cumplan las responsabilidades también dentro del grupo, que no tienen por qué ser de tipo económicas.

La manipulación conlleva que las prioridades pasan de un orden lógico donde tienen su espacio las relaciones personales, familiares, el trabajo u otras actividades, a una única disposición que es el conjunto sectario. "Los intereses individuales pasan a estar muy por debajo de los colectivos, y existe una fuerte carga de culpabilidad al haber una significativa manipulación en el ámbito emocional", explicó Cuevas.

A nivel afectivo, estos grupos hacen sentir muy bien a sus miembros a su llegada. Existe un bombardeo de afectividad, de manera que el adepto se siente muy cómodo, ya que se crea un acompañamiento que llega a parecer una amistad. A la persona captada no se le pide absolutamente nada, al contrario, sólo se le ofrece "hasta que se haya enamorado por completo del grupo", apuntó el experto, por lo que el sectario no es consciente de su situación mientras está dentro.

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