es una genialidad de nuestro académico Arturo
Pérez Reverte, una novela donde las pasiones y las acciones más arrabaleras se mezclan
con la historia del siglo pasado, desde la década de los veinte hasta la de los
sesenta, mientras nos presenta un catálogo de productos del hedonismo de las
épocas.
El hilo
de la historia es el personaje de Max, un avispado argentino, nacido en
Barracas de padre pusilánime que aprende en la universidad de la calle cómo
sacarle partido a su físico en los ambientes más refinados, de los tres tiempos
en las que se desarrollan los hechos.
Max es
bailarín en cruceros de alto copete, en hoteles y salones, distrayendo y
revolviendo hormonas a las señoras de la alta sociedad. Aprovecha la
información que consigue para su segunda vocación, ladrón de guante blanco,
aunque más de una vez pisa la cárcel. Su relación con Mecha es de inferioridad,
de hecho en la última etapa de la obra finge ser quien no es, atribuyéndose un
éxito económico del que carece. Finalmente, es un héroe propio de Reverte, un
canalla cansado.
Esta novela
es una verdadera obra de ingeniería y si no, póngase usted a inventar una trama
que recorra tres tiempos diferentes, en los que intervengan los mismos
personajes principales, Max y Mecha, ninguno de los secundarios y en los que los
argumentos sean propio de novela negra, identificados por las ropas, los accesorios, los perfumes, los cócteles y la música hábilmente descritos por el autor que ha hecho un trabajo ímprobo de documentación. Nos encontramos ante un trío de escenarios,
en cada acto los protagonistas empiezan y acaban una historia de amor, la
primera más pasional, la última casi platónica, un amor por capítulos, un amor sin otra consecuencia que el recuerdo.
Mecha
es una mujer rica, casada con un músico de renombre cuando Max la encuentra por
primera vez. En esos años veinte, en Europa el matrimonio, es amigo de Ravel, Stravinski y Diaghilev, acostumbrado a la buena mesa, el buen vino, las bebidas espiritosas, drogas y
juegos sexuales extremos, duros y provocativos incluyendo y jugando con otros
fuera de la pareja. Ella sabe que tiene un ascendente sobre el protagonista, puede
que se enamore de él, pero la verdad es que lo usa sexual y emocionalmente. En
mi opinión no tiene la intención en ningún momento de compartir su vida con él,
hubiera sido impropio de Pérez Reverte, por irreal, las mujeres como Mecha no se casan con hombres como Max, o al menos en esos tiempos no se concebía.
Creía
que Arturo tendría difícil sorprenderme después de su anterior producción , "El Asedio", donde relata la historia de un asesino en serie en plena invasión napoleónica, mientras se gestaban la Constitución de 1812, retratando un Cádiz social, económico y físico tan real que aún hoy se puede reconocer en sus caños, islas, marismas, callejuelas y plazas. Sin
embargo, éste es un magnífico trabajo de documentación que sorprende por la diferencia de temática, resultando que el autor, si se pone a ello, es capaz de escribir de cualquier cosa, todo es cuestión de trabajo y de talento..
Produce admiración el
dominio que el escritor ha adquirido de los bailes de la época, los títulos de las
canciones, los instrumentos, también el que ha realizado sobre las bebidas más
de moda tanto entre las personas de los ambientes más bajos como los de la alta
sociedad, sórdidos todos, sobre la ropa y los accesorios elegantes del momento,
en cada uno de los tiempos de la novela, más tarde sobre el mundo del ajedrez,
estrategias, campeones y la relevancia que tuvo durante la Guerra Fría. Cabe
destacar el enorme trabajo de investigación sobre los lugares, tanto el barco,
como Barracas en Argentina durante 1928, Niza en 1937 y finalmente Sorrento en
1965 están fundamentadas de forma que es difícil encontrar una incoherencia,
quizás lo único que no me cuadra es la descripción Jorge Keller, el hijo de
Mecha con americana de sport y zapatillas de deporte, más propio de los ochenta
que de los sesenta (pag 111).
Los
temas que subyacen durante esta historia de amor, pasiones, aventuras, delitos,
traiciones y juegos inteligentes son los de las diferencias de clase, la
movilidad entre ellas, la sordidez en los arrabales y los salones, la música y
el baile, los juegos de poderes, las relaciones de peligro, consecuencia social
de las Guerras en Europa y en España, la belleza, los placeres, el dinero, la
vida canalla, la amistad, la inteligencia y la capacidad de adaptación.
La
prosa está llena de descripciones absolutamente ilustrativas de los movimientos
de las ropas, de los cuerpos en evolución del tango, los lugares, los
personajes, es una delicia leer este libro, saboreas las imágenes, yo he estado
en la Ferroviaria en Barracas o en Niza en pleno robo de documentos, lo he sentido al leerlo.
No se puede
atender a cada genialidad porque merecería otro libro de 500 páginas, pero no
me resisto a incluir algunas frases que he tenido que releer varias veces y las
he dejado atrás sintiendo que dejaba un pensamiento importante y una belleza
encerrada entre dos portadas de un libro:
“Max supo que aquella música estaba de su parte”
“Él era un cazador virtuoso y paciente”
“En realidad se sonreía a sí mismo, a su memoria
de arrabal”
“Habló de tangos para sufrir y tangos para matar”
“En el baile, cada uno pone lo que tiene, delicadeza
o bellaquería”
Ana E.Venegas
Ana, total y absolutamente de acuerdo contigo... aunque estoy por terminarlo, pero me tiene atrapada.
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