En la tarde de
ayer nos reunimos en en el Champaign Room para comentar el relato largo, la “Novella”
de Julio Cortazázar, “El Perseguidor”. Fue una tertulia muy interesante donde
la mayoría de las socias coincidió en la profundidad existencial del texto y de
los deleites que trasmite a través de su prosa musical.
Al comienzo tomó
la palabra nuestra admirada Sara Roma como experta en Cortázar, no en vano
conoce ampliamente toda la bibliografía del argentino y además está preparando
una conferencia sobre él que impartirá en el Cortijo Miraflores el día 1 de
Diciembre a las 20.00.
Sara nos
introdujo en el mundo Cortázar a través de los vectores que dirigen su vida, la
Música y la Literatura, que plasma como nunca en este cuento, mostrándonos el
mundo del jazz, la carroñera industria musical, el sufrimiento del artista que
sufre ajeno al mundo de los contratos y el dinero. Incluso la prosa del autor
está llena de ritmos y musicalidades que lo diferencia de otros autores como
Vargas Llosa que es más ajeno al ritmo interno. La referencia a Dylan Thomas,
es una muestra de ese sentido y preocupación por la cadencia interna propia de
los poemas anglosajones tan difíciles de comprender desde nuestra facilidad de
rima castellana.
Inmediatamente se
produjo un diálogo entre las socias que aportaban en buen orden y sin necesidad
de moderación, se discutió sobre la amargura existencialista con la que la
experta estaba en desacuerdo, el retrato psicológico de un ser con pensamiento
divergente, con alma de artista, como así también lo fue Dylan Thomas, dos
malditos, capaces de lo más genial y de la autodestrucción, nos preguntamos
sobre la incoherencia de la marihuana como droga blanda que no provoca tales
desastres de personalidad a no ser que despierte una esquizofrenia, típica de
las Patologías Duales que bien pudo aventurar Cortázar como tremendo observador
del mundo real.
Gracias a Sara
pudimos poner nombre a esos tres tipos de personajes que aparecen en la novela:
el ser no apegado al mundo real, a la necesidad práctica del dinero, las
responsabilidades, los compromisos al que pertenecía Jonhny Carter, al que el
propio Cortázar confiesa pertenecer y al que apela como Cronopio en la Novela
Surrealista “Cronopios y Famas”; un segundo tipo de persona, los “Esperanzas”
que es Bruno que a veces es empático con el dolor del ser desubicado y otras es
un individuo materialista que piensa en sus beneficios literarios; y finalmente
los “Famas” que directamente se aprovechan de cada momento para sacar beneficio,
buitrean al saxofonista, su obra, su dinero, su talento, siempre buscando el propio
placer sin intentar entender el dolor de seres que están en proceso de buscar
una verdad que no es la que nos viene dada, a la que se adaptan como “Víctimas
de la Gran Costumbre”, como el propio Cortázar los identificó, para convertirse
en Animales de Costumbres.
Alguna socia nos
comento que no le había gustado la novela, por su impacto angustioso, en lo que
todas volvimos a coincidir, esta no es una novela para pasárselo bien, es
catártica, revulsiva, produce sensaciones dolorosas y nos lleva a la
inseguridad de “La Verdad” con Mayúsculas. Menos mal que Cortázar alivia el
sufrimiento con esa belleza de prosa musical que podemos oír de palabras de su
propio autor en distintos vídeos situados en Youtube. Es curioso porque el escritor
lo hace con tono afrancesado o con problemas de rotacismo, no pudimos decir a
ciencia cierta porqué del desplazamiento del fonema /r/ y /rr/.
En fin, una tarde
estupenda, en la que aprendimos mucho y en la que se comprobó que el grupo es
más que la suma de sus partes.
Texto: Ana E.Venegas
Collage: Juan "Lobo" López
Texto: Ana E.Venegas
Collage: Juan "Lobo" López
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