viernes, 21 de noviembre de 2014

“Los Enamoramientos” de Javier Marías

   Es una novela con tantas y tan largas digresiones que más bien podríamos tratarla como un ensayo. Su prosa es rica y brillante, sencilla y fácil, pero la insistencia del autor por mostrarnos sus puntos de vista con respecto a los enamoramientos, la muerte, la traición, etc. hacen su lectura poco excitante y si te esfuerzas en leerla es porque estás segura que vas aprender mucho del ser humano. 

    Éste es mi punto de vista sobre una novela en la que existe una trama que es abandonada durante páginas y páginas para dar paso a las reflexiones del autor en relación con los temas que impertérritamente le acompañan en su carrera: la traición, la maldad, la culpa, la vulnerabilidad humana, la vida, la muerte, la amistad, la impunidad, la verdad absoluta y en esta obra de forma particular cómo el enamoramiento puede envilecer a las personas.

    Todas estos temas se desgranan alrededor de un fino tallo en el que una narradora presente, una observadora, nos presenta la historia de un matrimonio feliz amputado por las consecuencias de una asesinato aleatorio a manos de un ser perturbado. El caso es que yo no consigo dejar de ver a Javier Marías todo el tiempo, en sus pensamientos, conocidos por todos por su larga carrera de articulista de opinión. Su esfuerzo en crear una narradora femenina se concentra en las primeras páginas para posteriormente dejar fluir el pensamiento a través de su prosa y será por mis problemas de concentración pero es que cuando habla sobre las maledicencias que pueden plagar la mente de un ser enamorado, los miedos y las respuestas defensivas, a veces maquiavélicas, cuando habla de ello, no siento que María Dolz me esté hablando, lo siento, pero veo al autor y lo lamento, porque ¿quién soy yo para enmendar la plana a Javier Marías? Hasta pudor siento.


  
  Por último he de decir que me han parecido de gran profundidad sus ideas sobre la muerte y la inconveniencia de que los muertos regresen. En este sentido cita al propio Balzac como autor erudito y es que Marías tiene mucho que decir, pero al final la escritora Regina Roman va a tener un poco de razón, cuando uno lee novela va buscando una historia y cuando uno lee ensayo va buscando reflexionar sobre temas profundos. Yo no estoy en contra de las digresiones, no de esa manera tan radical, pero este formato es demasiado escorado. Claro, que es el formato que el autor ha decidido, ahí no hay nada más que decir y como siempre, está muy bien escrito, que para eso Marías es un académico cultivado e inteligente.



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