Querida Prima del
alma, ni una palabra ha podido salir de mi teclado desde que perdí toda
esperanza de retenerte entre nosotros pero hoy es diferente. Estoy segura que
me has empujado de la cama con toda tu conciencia de lo que debe ser hecho, lo
que está bien y me has puesto en el camino de empezar a trabajar. Y lo mejor es
comenzar a hacerlo sobre tu existencia.
Celebremos y
alegrémonos de haber compartido contigo un espacio de excelencia, donde la
prudencia, el respeto por los demás, el conocimiento de la responsabilidad, la
disciplina de no cejar en los empeños, el amor a tus padres y hermanos, la devoción
a tu marido que ha sido tan afortunado de compartir contigo, de disfrutar de lo
más cercano a ti, el amor infinito, exigente y profundamente amoroso a tus
hijos, de tu solidaridad con los demás, tu pasión más que profesión, tus alumnos y
todos los que disfrutábamos de esa sonrisa iluminada, sincera, de estar contenta
por verme aunque fuese una vez al mes.
Ana de mi orgullo
Venegas, la de obras que has dejado terminadas, la lotería que se celebra hoy,
generosamente distribuida en tu familia, los regalos de Navidad, las notas de
tu alumnado preparadas, los consejos a padres y alumnos, atesorados con la premeditación
de una reflexión juiciosa. Cuántas generaciones de pupilos han pasado por ti,
en los que ha quedado tu impronta, niños y hombres de este pueblo de Ubrique
que no tiene más remedio que seguir caminando con tu presencia porque formas
parte de la etapa más importante de la vida de miles de ciudadanos marcados. Y
los que tuvimos la suerte de compartir contigo tiempo y nombre desde el minuto
uno de esta vida, de la que todos nos iremos marchando sin remedio.
Querida prima del
alma, he llorado mucho, lo hemos hecho todos, es lo normal te has ido muy
pronto, lo seguiremos haciendo, en especial tu devoto marido, tus padres, hijos, hermanos, tu familia, tus amigos, tu pueblo, pero cada vez más iremos
abandonando este pensamiento tan triste para celebrar tu existencia, yo me lo
propongo desde ahora mismo, cada vez que acuda un pensamiento negativo a mi
mente tendré preparado uno positivo: tú con tu hermana Isa y vuestros maridos,
sentadas en la plaza, viendo jugar a tu sobrino y a todos los niños, con esa
sonrisa equilibrada, con esa satisfacción de saber apreciar la belleza en las
pequeñas cosas, la felicidad en la compañía de los tuyos, con la sabiduría de
no necesitar más que lo importante, el amor de tus congéneres y el trabajo bien
hecho.
Ana E.Venegas
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHermosas palabras Ana, todo un tributo a una gran persona... solo con leer he sentido esa belleza de la que hablas.
ResponderEliminarVive recordando siempre esos bueno momentos, es lo mejor para que su memoria perdure siempre.
Un abrazo amiga... y ya sabes, cuando quieras nos vemos.