Ron Lalá ha representado en Marbella su última
creación, “Cervantina” un juego de música, versos, chascarrillos, versiones e
ingenio sobre la vida y obra de nuestro escritor más universal. La puesta en
escena, el vestuario, la frescura del texto, el virtuosismo de los actores,
pusieron en pie a un público que disfrutó en un terreno común propuesto con
grandes dotes de un atrevimiento maravilloso.
En la actualidad, Ron Lalá está
asociada a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Aunque, tiene una larga trayectoria.
Yo la conocí hace años en el Teatro Alfil de Madrid, con su producción “Time
al Tiempo” una genialidad que tuvo el mismo marchamo que esta “Cervantina”: diálogos inteligentes, ágiles, llenos de movimientos, frescos, segundas
intenciones, atención a los clásicos, música y un mucho de travesura.
El texto es divertido, hilarante y
profundo, tiene una estética refinada y a la par agarrada a nuestra sabiduría
popular, el ejemplo más claro de que la cultura puede hacernos disfrutar y
evolucionar, pensar y reír. Los amantes de la literatura y el teatro
contundente no tenemos por qué ser ermitaños de ceño fruncido.
“Cervantina” es uno de los mejores
homenajes contemporáneos que he visto de la obra de Cervantes, un escritor
universal porque su obra no tiene ni lugar ni tiempo, sus historias son
actuales y tiene un conocimiento profundo del ser humano, aunque no era común en su época, también de la mujer,
de su situación y sus necesidades como persona. Esta puesta en escena
reivindica la Libertad y la situación actual de la Literatura en los planes de
estudio y en nuestras casas a través de guiños a Novelas Ejemplares,
Entremeses, El Quijote, la Galatea y todas sus obras, en una suerte de
encadenamiento gamberro que convierte a Íñigo Echebarría en una musa calva, larguirucha
y con perilla, de estética Timburtoniana, y a Juan Cañas en un Miguel de Cervantes
capaz de dar su mano o su éxito en el teatro por una inspiración que se
convierte en una pre-voz deliciosa.
Todos los actores, cantan bailan, interpretan en una suerte de teatro musical con mucha personalidad, firma propia y recursos de nuestro universo español, lo que nos recuerda que sí somos estupendos, que tenemos una literatura, una música, con rasgos propios muy flexibles y susceptibles de fusión contemporánea.
La dirección es de Yayo Cáceres que une sabiamente los múltiples
elementos de este montaje sembrado de ingenio y talento, iluminado de manera
magnífica por Miguel Ángel Camacho, con un imaginativo vestuario de Tatiana de
Sarabia, una eficaz escenografía de Carolina González que mezcla objetos reales
y fondo virtuales y la alegre dirección musical de Miguel Magdalena. Una joya que
hemos podido disfrutar en nuestra ciudad. Os dejo la representación de varios
momentos de la obra en el Congreso de los Diputados y la obra completa de esta
compañía sobre la figura de Don Quijote.
Retazos de la obra en el Congreso de los Diputados
durante el 400 aniversario de la muerte
de Cervantes
No hay comentarios:
Publicar un comentario