

La tertulia profundizó en el estilo
doloroso, opiáceo e incluso onírico, sobre todo el episodio final. Consideró la
lectura apasionante, angustiosa y alguna socia la vivió como un thriller
psicológico. De hecho, el comienzo es propio de las narraciones de este tipo, “Yo
maté a Emerec Szeredas”, que en opinión de otras socias indica la patología de
la relación entre ambas mujeres. Y es que no es saludable el desarrollo de la
culpa que la escritora sufre por no haber cuidado a la sirvienta cuando estaba
en el hospital, cuando la escritora tenía compromisos propios de su carrera,
además como representante de su país. Aquí, como otras tantas veces en la
narración se demuestra una codependencia.
En cuanto a los personajes, no los vemos
evolucionar, no están bien definidos y los brotes de ira, el yo-yo emocional,
pueden llegar a producir predicción, como de que la historia se soportaría con muchas
páginas menos. Eso sí, nos han parecido geniales los títulos de cada capítulo.
La persona codependiente no sabe poner límites
en la relación con el otro (no sabe dónde acaban los intereses del otro y donde
empiezan los suyos), asumiendo a veces fuertes niveles de soledad y de
frustración ya que, en algunas ocasiones, son víctimas de chantaje emocional de
la persona de la que codependen. Su perfil psicológico suele caracterizarse
por: bajos niveles de autoestima, elevada necesidad por sentirse aceptado
(necesitan sentirse excesivamente queridas o valoradas), altamente sensibles a
la crítica del otro, dependientes afectivamente, con temor a ser abandonadas y tendencia
a la autoculpa e inseguridad.
La escritora necesita la aprobación, desea
los premios, lo que es normal, pero la necesidad extrema ya no lo es tanto, se
empeña en que la sirvienta la valore por su trabajo de “persona que no barre”,
por su “entretenimiento parásito” como la considera, lo que no ocurre nunca, este
hecho le produce frustración, incluso algún arranque desmedido y Emerec es
incapaz de comprender la riqueza del trabajo intelectual, entre otras cosas
porque no lo entiende y muchos de los palos de la vida le han venido de gente
que saben usar una pluma en vez de una escoba, su intelecto se ha desarrollado
en ese ecosistema. Sin embargo, sí es hace uso del ascendente que tiene sobre
la escritora, aunque no sea consciente, por intuición, y como dijo alguna
socia, no se trata sólo del trabajo de la casa, pues bien podrían haber
contratado a otra persona menos tóxica, realmente el poder de Emerec sobre
Magda es emocional por su necesidad de valoración ajena para su autoevaluación..


Como ya he mencionada, la muerte es un tema
recurrente que vertebra la vida de la sirvienta que fue huérfana de padre, de
padrastro y de madre suicida, que afirma no creer en la Iglesia pero que
trabaja toda su vida para dar sepultura digna a sus familiares. La mente de
esta mujer es primitiva pero no se vislumbra mágica y sobre todo no cree en las
acciones de caridad ni las de exhibición religiosa. Es solidaria con los
enfermos y provee de guisos de parturientas a todos los convalecientes y no
desea agradecimiento, pero tiene un celo antisocial por proteger su espacio
privado y concede su amistad-presencia-trabajo sin empatía ni rigor hacia las
mínimas leyes de la educación. La gente la quiere porque tiene su lado cooperador,
pero ninguna de las socias la quisiéramos como amiga y menos aún como señora de
la limpieza. La verdad es que en esta obra encontramos mucha herida y poco amor
y no le llamaríamos amistad a esa relación.

Una socia puso nuestra atención en el
marido como personaje interesante, aunque de papel reducido, porque no se
implica emocionalmente. La sirvienta lo respeta con miedo, como se respeta
cuando se aprende con mano dura, le llama amo, por ser hombre, cultura o
incultura machista, y por no tener la necesidad de reconocimiento codependiente
de la escritora.
Esta obra parece tener base autobiográfica
aunque algunas socias han destacado su exageración caricaturesca de las
situaciones. Por otro lado hay una transferencia ideológica de la autora que se
vislumbra en comentarios antisoviéticos como “los proletarios son proletarios
hasta que tienen dinero”.
Al final nos preguntamos por qué nadie
habla de esta obra en términos patológicos, ¿nadie se ha preguntado si Emerec
mató a las palomas o no?, ¿sólo mató a las palomas?, ¿es esta la historia de
una amistad como se nos describe en todas las críticas?
El próximo 2 de septiembre tendremos la
tertulia sobre la novela “La Biblioteca de los Libros Rechazados” de David
Foenkinos, metanovela donde las haya.
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