Este calambre se produce con la poesía visual de Juan Carlos Clares, en el enamoramiento de los materiales y su espacios, en sus silencios y sus notas, en el color y en las texturas que danzan hermosos como signos semióticos en un verso.
A Clares Perales la materia, le habla. Él la
escucha, la mima, la recrea, la transforma y le da el lugar que conoce para la
emoción. Ocurre que cuando las materias y las palabras se modelan y el poema es
tan visual como estimulante, cuando la línea, el metal, el papel o la madera
hacen retruécanos casi fónicos y cantan con tonalidades rojas, naranjas, ocres
o sepias, el pecho se estruja y luego se expande lo suficiente para constatar
que estamos iluminados, que el calambre del enamoramiento se concibe con
sensibilidad a través de texturas y objetos preciosos que danzan como signos
semióticos de un verso.
Ana
Eugenia Venegas
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