lunes, 13 de julio de 2020

Para la exposición de Clares Perales

Juan Carlos Clares Perales (deblaky) en Pinterest    Cuando las materias y las palabras se modelan y el poema es tan visual como estimulante; cuando la línea, el metal o la madera hacen retruécanos casi fónicos y dan tonalidades rojas y naranjas al carbón de nuestra existencia; cuando el pecho se estruja y se expande lo suficiente para constatar que estamos y que somos únicos,  tan valiosos, tan sensibles que el aire transita por nuestras arterias subido en glóbulos rojos; es entonces, cuando el calambre ha hecho contacto y se tiene conciencia de la trascendentalidad del objeto humano. 

    Este calambre se produce con la poesía visual de Juan Carlos Clares, en el enamoramiento de los materiales y su espacios, en sus silencios y sus notas, en el color y en las texturas que danzan hermosos como signos semióticos en un verso. 

    A Clares la materia, le habla, él la escucha, la mima, la recrea, la transforma y le da el lugar que conoce para la emoción. Finalmente, tú, espectador, tú respiras.

Para la exposición del Palacio de Congresos

 A Clares Perales la materia, le habla. Él la escucha, la mima, la recrea, la transforma y le da el lugar que conoce para la emoción. Ocurre que cuando las materias y las palabras se modelan y el poema es tan visual como estimulante, cuando la línea, el metal, el papel o la madera hacen retruécanos casi fónicos y cantan con tonalidades rojas, naranjas, ocres o sepias, el pecho se estruja y luego se expande lo suficiente para constatar que estamos iluminados,  que el calambre del enamoramiento se concibe con sensibilidad a través de texturas y objetos preciosos que danzan como signos semióticos de un verso.

 

Ana Eugenia Venegas


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