
El escritor
arruinado económica, física y afectivamente fue interpretado por Alfonso
García-valenzuela Guimón con una intensidad, expresividad y ritmo que acongojaron
y subyugaron a una respetable ávido de buen teatro.
La obra es un
raro monólogo en el que el propio actor realiza flash backs, abre huecos a
escenas multitudinarias en el Casino de Montecarlo, interpela al público, conversa
con personajes del pasado, algunos ya inexistentes y completa una historia de
vida a través de descubrimientos de documentos y fotografías. El conjunto es de
tanta ansiedad como la que padece el personaje ante la conciencia de la
pérdida, del efecto de las decisiones que el ser humano toma a lo largo de la
vida.

Es un lujo tener
en nuestra ciudad teatro de semejante altura, una obra impactante y una
interpretación esquizofrénica de tal intensidad que muchos acabamos llorando
ante la expresividad gestual y vocal, la desesperación agotadora de Alfonso,
respalda por las notas del piano de Chopin.
Ana E.Venegas
Como siempre Alfonso dando todo de si mismo por una causa justa.Que suerte conocerte!
ResponderEliminarMaravilloso artículo dedicado a una maravillosa interpretación
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