Hemos acometido una historia de amor
rompedora, dulce y triste a la vez, aprovechada
para mostrar la sociedad conservadora del primer cuarto del siglo XX y el
desmoronamiento de los valores burgueses ante la constatación de que los “bienes
del mundo” que perduran no están irremediablemente unidos al dinero.
Esta obra es la hermana mayor, por edad, no
por enjundia, de “Suite Francesa”, la novela inacabada de la escritora francesa,
gaseada en Auschwitz, nacida en Kiev de
familia judía y en vano convertida al catolicismo.
La trama principal es la historia de dos
jóvenes enamorados desde pequeños pero que no estaban destinados al matrimonio
pues sus familias habían concertado una unión de conveniencia para la posición
social que debían mantener.
Los amanten subvierten el estatus quo,
recibiendo su merecido repudio del ambiente familiar. Pero eran tiempos
convulsos y Pierre el protagonista debió luchar en la gran Guerra mereciendo el perdón del patriarca.
Sin embargo, la vorágine de la época
impediría la restitución del equilibrio inicial, los problemas económicos
obligaban a alianzas económicas, pérdidas de poder, la vida y las guerras
fulminan definitivamente la estructura burguesa de provincias, poniendo a
mujeres elitistas en situaciones de éxodos y necesidad, así como a hombres
potentados a los pies de mujeres con liquidez.
Estos devenires sociales y económicos
dinamitan para siempre jamás una escala de valores de la que los “bienes de
este mundo” son estandarte. Y que resultan ser tan falsamente estables como la
situación política en la vieja Europa. La autora fotografía con maestría el
estado de perplejidad en que queda esta parte de la sociedad que se creía a
salvo.
Irène Nemiroski escribió sobre sus
vivencias, esta obra es de las que salen del dolor y la constatación en propia
piel, debió hacer una andamiaje y arrojar todas las sensaciones que ella misma
apreciaba en tan duros momentos, con una escritura inconsciente, trasparente, fluida,
delicada, aunque profundamente
estructurada gracias a la formación de la autora. No hay un espacio para la
documentación. Este mismo tema le preocupaba tanto y con tanta razón que lo
repitió en Suite Francesa, la incoherencia y el inmovilismo de la burguesía
francesa, más preocupada por “los bienes del Mundo” que del único bien del
mundo, la vida.
Los personajes de la obra son estereotipos:
los enamorados díscolos, el abuelo intolerante, la mujer despreciada y
poderosa, el marido tarambana y mujeriego, el suicida por cuitas de amor, la
señora que pelea por la reputación de su hija, personajes humanos y verdaderos
que arrastran su coherencia de carácter a través de los hechos bélicos de la
primera mitad del siglo XX, de una realidad espeluznante.
Hay
varios momentos dignos de mención en la obra, cuando el matrimonio Pierre y
Agnes hablan sobre la amante de su hijo que lo traiciona y él le pregunta si
ella hubiera hecho algo así y ella responde: —No, yo temía a Dios.
O cuando Pierre reflexiona y dice que ninguna
persona debería pasar dos veces por una guerra.
Ana E.Venenegas
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