El Teatro Ciudad de Mabella acogió el pasado fin de semana la obra
de teatro musical «Miguel de Molina al Desnudo», una pieza escrita e
interpretada por Ángel Ruiz basada en la vida y las palabras de una de las
grandes figuras de la historia de la copla. El espectáculo puso en pie al auditorio
que disfrutó con una versión muy particular de la dramática historia del
cantaor de coplas malagueño que se exilió en Buenos Aires en 1945.
Miguel de Molina fue un
artista autodidacta de gran talento, oído, capacidad bucal, creatividad, gusto
estético y valentía. Su historia tiene un tinte muy triste porque fue símbolo
de libertad durante la II República y tras la guerra, por más que tuvo varios
años de giras y éxitos en la dictadura, alguna mano negra poderosa lo maltrató,
le dieron una paliza terrible y lo condenaron al ostracismo musical, por lo que
emigró a Argentina y México. Durante mucho tiempo fue utilizado por la
República, luego lo utilizó la dictadura y finalmente como víctima por su
condición sexual. Como él mismo cuenta en la entrevista que fundamenta este espectáculo,
la que le realizó Carlos Herrera en 1990, no sabe o no dice quién dio orden de
negarle su profesión en nuestro país, pero cuenta que a él le habían dicho que
fue orden del “cuñadísimo”, aunque a la par lo niega. También, nos han contado
a “sotto voce” que fue por un asunto familiar de quien dio las órdenes, alguien
se encariñó con Miguel de Molina hasta un límite que sus esquemas sociales no
permitían.
En fin, una historia
trágica que la producción convierte en una puesta en escena con multitud de
momentos muy divertidos. Además, es de gran interés pues retrata la pobreza de
los tiempos, las escapatorias sociales, el mundo del arte, la relación entre
los escritores, dramaturgos, pintores, y la suerte que corrieron muchos de
ellos en la Guerra Civil y la Represión posterior. Es un guiño continuo con el
público reconvertido en periodistas en rueda de prensa y con el prodigioso
pianista César Belda que acompaña a Ángel Ruiz durante todo el espectáculo.
El actor solista ha sido
premiado con el Max por su interpretación en esta obra y es que no hay registro
que no controle y muestre de un segundo para otro, la imitación de voces, los
gestos, el drama, la comedia, la interpretación de coplas de la Piquer, del
propio Molina, una evolución escénica que trasmite verdadera pasión, horror,
pena patética y a la vez orgullo amargo de saberse un ser extraordinario, un
artista por encima de todo y no tener culpas, ni nada que esconder.
La puesta en escena de
esta biografía musical se acompaña de un baúl, un símbolo de los artistas de su
época, de algunas más que de otros, de los objetos como recursos escénicos y un
vestuario formado por camisas propias de Miguel de Molina, con increíbles mangas,
volúmenes que le permitían llevar el empaque de una bata de cola en sus brazos.
Además, sombreros, una capa española, trajes cortos y botines flamencos producen
la caracterización de un genio artístico que vive en el teatro por hora y
media, una de texto y media de canciones, para contar lo que él llamó en
aquella entrevista de Herrera su verdad, se sentía muy dolido por las mentiras
que se habían contado de él y de cómo lo habían utilizado.
El público salió entusiasmado, aplaudió de pie por un buen rato y
formó corrillos en la puerta para comentar la genialidad del guion, la puesta
en escena y sobre todo la interpretación de Ángel Ruíz.
Fotografía de José A.Correa
Vídeo de Youtuve
Texto y maquetación Ana E.Venegas
Muy buen trabajo de la pareja, escritora reportera cultural y su esposo.
ResponderEliminarEste hombre de estar hoy con vida sería un artistazo, lo fué en su tiempo...pero nació en el país más machista y retrasado de Europa.
No nació en el lugar, ni en el año adecuado y lo pagó muy caro.