viernes, 18 de julio de 2014

"LAS TRIBULACIONES DE WILT" de Tom Sharpe

     Esta obra consagra la seriedad satírica e irónica que Tom Sharpe realiza con misiles humorísticos contra el “status quo” de la sociedad supuestamente democrática, encorsetada y previsible, que supuestamente ha elegido el supuestamente hombre libre occidental. Es una sátira, una farsa, plena de humor negro corrosivo. 

    Esta secuela de la irreverente “Wilt” nos muestra con un argumento aún más trabajado las mismas inconexiones humanas que el autor nos planteó en la primera obra de esta serie. En mi opinión en ella hay más intriga, un poco menos de humor e igual sátira social.

    A través del trabajo que Wilt realiza en la escuela politécnica como jefe del Departamento de Artes Liberales, el autor nos presenta la situación de los programas educativos que obligan a personas sin ningún tipo de interés por las artes y mucho menos liberales a soporíferas clases en las que sestean y ahondan en su odio hacia la Literatura. En esto no puedo estar de acuerdo completamente con Sharpe, está claro que algo falla pero es la obligación de los educadores ayudar a los alumnos a abrir sus fronteras intelectuales, quizás deba hacerse de otra forma, más adecuada a sus perfiles y que realmente los motive.

    Las normas de comportamiento, sobre todo sexual, en las instituciones educativas rozan lo ridículo y el autor nos lo hace patente a través del escándalo seguido de interminables reuniones del Consejo que provoca la sodomización de un cocodrilo hinchable. Me hace pensar en la otra hinchable de la primera entrega de “Wilt”, qué fijación tiene Sharp por los juguetes de plástico.

    La institución del matrimonio y la familia es reventada por una hipérbole de tribu femenina en las que sus cuatrillizas incómodas y su extravagante mujer ocupan todo el espacio y Wilt prefiere seguir en su lugar de trabajo o caminar de regreso a casa durante horas con tal de no llegar a su hogar.

    En este aspecto Eva, la mujer, es un ser voluble, una caricatura tipo de todos esa masa de seres que se creen o juegan a estar fuera de la corriente de esta sociedad cuando en realidad no son más que un subproducto de ella, en la que sin capacidad crítica se adhieren a todos los movimientos alternativos por pura moda y acaban siendo consumidores de productos orgánicos por los que pagan más o comprando váteres ecológicos que no dejan de ser de plástico y fabricados por una multinacional, durando hasta que se pase la moda y haya que comprarse otro artefacto (si antes no ha explotado con los gases que genera).

    Por otra parte Wilt es un ser desubicado, parece no gustarle el mundo en el que vive ni los encorsetamientos en los que se ve recluido pero es un cobarde, un cínico y no tiene claro lo que quiere hacer con su existencia, adolece de irresponsabilidad e irreverencia y es un padre horrible, de ese tipo de personas que se dejan llevar por la vida pero siempre están refunfuñando contra ella. Podría parecer resignado pero las situaciones que crea conscientemente para hacer desesperar a la autoridad me hacen comprender que no lucha por sus ideales porque simplemente no tiene, sólo sabe lo que no le gusta.

    Para desestabilizar la buena opinión que pudiéramos tener sobre la seguridad de los países, los Servicios Secretos, el Ejército o la Policía, Sharpe introduce a una terrorista alemana que encandila a Wilt, en su apática vida sexual y crea situaciones donde se ridiculiza al Papá Estado como garante de sus pobres hijos desprotegidos. El ser más ridiculizado es el Inspector Flint con el que ya se cebó en la primera obra de la serie.



   Finalmente, en mi opinión quien peor sale parada es la izquierda progresista en boga, que ni luchan por los derechos de los más débiles ni viven como ellos, son otro subproducto burgués con una idea para estar entretenidos. Tampoco se salvan las derechas, ni los centros, ni los partidos ecologistas, todos comparten ala a la sombra de un Sistema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario