Desde ayer podemos ver en Al Vino Vino, en
la Plaza del Santo Cristo de Marbella, una muestra de la obra de Pedro Gabiola
Belasco. Repartidos entre la segunda planta y la tercera encontramos un buen
número de elementos significativos de la formación técnica y de los conceptos que
“torturan” la mente del artista.
La obra del autor está fuertemente influenciada
por dos hechos: El primero es la formación en Artes Gráficas, Dirección Artística,
Diseño Gráfico y Escaparatismo; el segundo es su particular manera de
comprender el mundo.
De sus conocimientos técnicos Pedro
consigue componer como en un vitral diferentes imágenes que busca en álbumes
antiguos, fotografías que va realizando según le asaltan las escenas cotidianas,
caligrafías de documentos antiguos o de la poesía más profunda de Caballero
Bonald, otros autores e incluso propias. Le vale las más prosaicas, como una escritura de propiedad y las más
líricas. Las pone, las superpone, hasta cuarenta veces, nos ha confesado,
consiguiendo objetos con bordes dispersos, prontos a aparecer o desaparecer y
que proporcionan las más de las veces unas texturas terrosas, propias de los
materiales pobres, que recuerdan a su admirado Manolo Millares.
De su manera de concebir el mundo podemos
apreciar en su obra: el continuo movimiento de creación y destrucción de toda
la materia de la que estamos hechos y de la que estamos rodeados. El artista es
capaz de sentir esa inestabilidad que comprendemos en esos objetos difuminados,
en deterioro. Por otra parte Pedro piensa que hay una energía que sobrevive a
este desenfreno, el amor, que como estudioso de las espiritualidades budistas,
piensa puede ser transferido de una vidas a otras.
En la actualidad Gabiola Belasco, como
firma sus obras, está presente en la Galería Nando Argüelles Art Projects
y en Al Vino Vino. Además está trabajando con carboncillo y no para de hablar
de sus obras Bilbaínas, realizadas con materias de desecho, “todo de la basura”,
pensamos que tanta nostalgia puede hacer renacer el gusto del autor por “lo
pobre”.
La inauguración fue una fiesta, como
siempre, una congregación de amigos enamorados del arte. Disfrutamos observando
la maravillosa creatividad de otros que nos sugiere motivos para seguir teniendo
nuestro mundo interior, nuestras elucubraciones que nos demuestran que estamos
vivos. Finalmente y en “petit comité” Pedro sacó un curioso instrumento, su
Saxo Pocket y nos tuvo hasta cerca de la una de la mañana saboreando jazz y
adaptaciones de clásicos.
Texto y maquetación: Ana E. Venegas
Fotos de Mike Pinter, Miguelón y Rosa Hidalgo
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