Es un thriller muy entretenido, cuenta con
engaños, delitos, la obsesión, la maldad a través de la enfermedad mental, la
manipulación, asesinatos y una estructura en la que el desenlace coincide con
la dulce venganza. Es una novela negra creada para pasar un buen rato,
consiguiendo que el lector se evada en un paso de página continuo que perturba
poco la realidad cotidiana. Como tal cumple su función y excepto algunos
momentos en que resulta un pelín pesada y previsible, consigue involucrar al
espectador en una historia en la que se siente escandalizado, impotentemente
enfadado y finalmente regodeado.
Escribir es muy difícil y contentar a todos
los lectores mucho más, yo he de admitir que he pasado el tiempo con esta
historia, pero a la vez he sentido el remordimiento de haber podido estar
leyendo algo de otra envergadura y es que no son pocas las obras de arte
literarias que me quedan por conocer. En fin, este perfeccionismo va a acabar
con mi deleite.
En
cuanto a la estructura que Lemaitre, premio Goncourt por “Nos Vemos Ahí Arriba”
me ha parecido impecable, es un artefacto literario que funciona bien pero no
una obra de arte, probablemente su autor no lo persiguiera. El ritmo es muy apropiado para semejante
género. Resulta ingeniosa, malvada, con
referencias a obras literarias y autores de peso. Además he de reconocer que ya
me gustaría a mí escribir una obra de semejante éxito de crítica y ventas, o
sea que lo que pueda haber de negativo en este comentario puede ser puritita
envídia.
Hay situaciones que me han evocado momentos de cinematográficos célebres en la
historia como “Psicosis”, “Vértigo” o incluso “Luz de Gas”, no les diré porqué
o les destrozaré la expectativa. Me ha recordado un universo muy Freudiano que
atiende a las relaciones de las malas y malos con sus madres, hecho que nos
perturba pues la figura materna debe ser un punto de seguridad para el ser
humano, debe, no que sea generalizado que ocurra.
En otro orden de cosas el título me parece
una genialidad, ese equívoco aparente entre “Vestido” adjetivo o sustantivo es
tan maquiavélico como el juego que el coprotagonista de la historia desarrolla.
En fin que nos encontramos ante una novela
negra, un thriller clásico, bien construido, que invita al lector a continuar
por sus páginas para pasar un buen rato como el que ve un telefilm de media
tarde. No hay nada que objetar, la literatura también entretiene, es más, hay
muchos lectores que sólo la conciben de esos términos y están en todo su
derecho.
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