El pasado viernes se inauguró la exposición colectiva
homenaje y reivindicación de la Torre del Cable como historia industrial de la
ciudad de Marbella. En esta muestra participaron una veintena de artistas de
técnica variopinta que atrajeron a un numeroso público que departió entorno a
la estética, las posibilidades plásticas y la necesidad de mantener el símbolo
de una idiosincrasia más allá de los estereotipos turísticos.
La muestra se encuentra expuesta en la Arrocería
la Barrika, el antiguo Alambique, frente a los juzgados. Este establecimiento se
ha posicionado en el último año como sede de exposiciones, conferencias,
performances y diferentes actividades culturales gracias a la implicación de Karmele
Torres, propietaria del espacio gastronómico-expositivo y al director de eventos,
Pedro Molina que demuestra una vez más su poder de convocatoria y su capacidad
de gestión.
La Torre del Cable es uno de los vestigios
más evidentes de un pasado minero en Marbella, un hito que se empeña en
empañarnos el horizonte mediterráneo con la prueba de que esta ciudad no ha
sido como muchos vociferan “un pueblecito de pescadores que ha visto un jamón
gracias al turismo”. En realidad, esa grúa de belleza industrial es una
impertinente, un grano en el “cus-cus” de la homogeneidad y del pensamiento
único, un dedo corazón levantado en un puño que lucha por no ahogarse en las propias
aguas sobre las que se yergue.
Y como símbolo de divergencia ha encontrado
caldo de cultivo en otra aberración a la uniformidad poblacional, el colectivo,
que no saben que lo son, de artistas y almas inquietas de esta ciudad. De este
modo estamos cada vez más enamorados de ella, y ya no sólo por su físico, es
más que nada por su personalidad.
En fin, que un buen grupo de esos artistas
de la ciudad han realizado sus trabajos con un tema común. El resultado es una
colección de obras de una heterogeneidad tal que podrán encontrar un jeroglífico
enmarcado junto a caricaturas, acuarelas, esculturas, fotografías, montajes
mixtos, deconstrucciones, figurativismo realista, metafórico, romántico y abstracción, todo de diferentes
niveles de creatividad y ejecución. Una diversidad diversificada de la
diversificación diversa de la vida en Marbella.
A la inauguración acudió numeroso público
que asistió al disparo de salida que dio Marbella Activa como instigadora de este y
otros eventos relacionados con la reivindicación de medidas para la
conservación del hito industrial. Un éxito de público y de ventas de obras que tienen
un precio muy popular, pues lo importante, como nos comentaban los propios
artistas es que la Torre permanezca como símbolo. El propio alcalde de la ciudad Pepe Bernal se mostró ilusionado con las obras y compró la de Fraile.
Fueron muchos los participantes en la muestra,
una veintena, artistas tan conocidos como Paco Sanguino, Roy Anglada, Rodolfo
Gil Romero, José MªLLobell y el propio Pedro Molina. Hubo fotografías espectaculares y metafóricas
de José A. Correa, aéreas de J. Correa Jr., tomas espectaculares de Cáceres, Miguelón,
acuarelas de María José Fraile, el simbolismo mágico de Enar Cruz, una
escultura de Alberto Lenner, Quiñones, obras de Jeremy Lennon,
Fraile, Vázquez, Cintrano, Mónica Vázquez Ayala, la originalidad Pop de Féliz Martín, hilario Bueno Planas, Ana Matías, Liviana LeoneLía García, Paco Sánchez
Gil, las caricaturas de Agustín Casado, las cfamisetas serigrafiadas de Ledesma Machito y más.
En fin, fue una noche memorable de la que surgirán
de seguro numerosas iniciativas. La primera es una conferencia de Ana Osorio
que tendrá lugar el próximo viernes en la Barrika, sobre la historia y
personalidad de la famosa torre. Será un momento estupendo para poder visitar
la exposición que aún permanecerá abierta unas semanas.
Texto y maquetación: Ana E.Venegas
Fotografía: Antonio Sánchez
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