Esta semana hemos
tenido la visita de Ray Loriga en la FNAC de Marbella. El enfant terrible de
las letras españolas acaba de ganar el premio Alfaguara de novela que no es
cuestión baladí, también mi admirada Elena Poniatowska lo consiguió en 1981.
La presentación, de factura irregular,
empezó tarde y el escritor habló de las letras, de la curiosidad intelectual,
de la maravilla de ser lector y del dolor que produce ser escritor, porque “escribir
no es lo normal” y "trabajar stanca" (cansa).
No quiso hablar de la novela, o bien está
cansado de hacerlo pues es larga y amplia la promoción que la editorial le ha
preparado por el continente americano y nuestro país, así que trató sobre lo
divino, lo humano, sobre todo de lo humano y nos cantó en inglés canciones de
los Beatles y de David Bowie. No nos extrañó, ni nos molestó, todos sabíamos a
lo que íbamos, a disfrutar de un genio con todas sus consecuencias.
Ya he empezado a leer esta “Rendición”, me ha absorbido como en una abducción extraterrestre, el surrealismo es tan inquietante como posible, la simbología y la perturbable utopía distópica está perforando mi interior, hace tiempo que no me ocurría el sentimiento irremediable de atracción hacia un libro. Al leer sobre el mejor, el más ideal e igualitario de los mundo, siento un miedo atroz y preveo que el terror no está formado por el más allá, el infierno del hombre está aquí, la desgracia del hombre no es tener diatribas y problemas que solucionar, el horror, el horror de Conrad se transforma aquí en una sociedad sin capacidad crítica, dedicada a la cotidianidad, la seguridad morfínica, los placeres más corporales e inmediatos, la anestesia de los centros mentales de incomodidad, la falta de individualidad que nos permite la diversidad y por tanto meternos en líos de los que estamos obligados a salir y con los que aprendemos y evolucionamos.
No sé cómo acabará, ni os lo voy a contar, no dejes de leerlo y aunque te arrastre, para y reflexiona, porque estamos ante una obra de las que perduran en el tiempo y hacen literatura, ¿oweniana?, sí, oweniana, pero sobre todo Loriganiana. Su lectura es muy particular, muy propia, profunda, engañosamente desordenada, rítmica, deliciosa, irónica, humoística, cruel y performática. Gracias campeón, tu existencia es necesaria.
No sé cómo acabará, ni os lo voy a contar, no dejes de leerlo y aunque te arrastre, para y reflexiona, porque estamos ante una obra de las que perduran en el tiempo y hacen literatura, ¿oweniana?, sí, oweniana, pero sobre todo Loriganiana. Su lectura es muy particular, muy propia, profunda, engañosamente desordenada, rítmica, deliciosa, irónica, humoística, cruel y performática. Gracias campeón, tu existencia es necesaria.
Elena Poniatowska para el País: “Rendición, de Ray
Loriga, premio
Alfaguara 2017, es una novela situada fuera del mundo, en el límite
del mundo, en el fin y en la transparencia del mundo que es la transparencia
actual de las redes sociales, que nos mantienen frente a una pantalla esperando
la señal que ha de echarnos a andar, comer, hacer el amor, lavar nuestros
enseres con el detergente indicado.
Durante el día entero, la
noche entera —según Ray—, nos observa un testigo despiadado. ¿Será Dios, será
nuestra conciencia, será el autor todopoderoso? ¿Estaremos sujetos a una etapa
apocalíptica a punto de convertirnos en hojas en blanco, hombres y mujeres sin
sus cinco sentidos, sin memoria ni futuro? Es impresionante el ritmo y la
continuidad de este libro, la sencillez cristalina con la que nos cuenta
atrocidades, las frases fluyen, nunca hay un diálogo o el diálogo se reduce a
lo mínimo y se inserta dentro del flujo de la escritura. Ray nunca hace frases
de cajón. A veces siento que Ray Loriga no quiere provocar nada en el lector de
tan comprensible y directa su escritura.”
Fotografía de Francisco Giménez
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