Se acaba de presentar un interesante y
doloroso libro que cuenta con la redacción de Rafael García Conde, con mucha
documentación de Andrés Cuevas González y la participación de Agustín Casado.
La obra que se dio a conocer al público en el Centro Cultural Cortijo
Miraflores es la realidad ficcionada “Muerto el perro ¿se acabó la rabia?” y
estuvo introducido por la doctora en Historia
Lucía Prieto Borrego.
Según García Conde “La novela trata de la
llegada a un nuevo territorio de un personaje precedido de fama de triunfador,
buen gestor y sin miedo a enfrentarse a quien haga falta. Es el macho alfa de
una manada que se rodea de las correspondientes machos betas, que luchan entre
sí por suceder al jefe y de los necesarios sirvientes. Los habitantes de dicho
territorio lo reciben con los brazos abiertos como el salvador de sus
calamidades y, aunque va arrasando todo lo que encuentra, lo siguen apoyando
una y otra vez. Divide a los habitantes en dos grupos: conmigo o contra mí;
generando un clima de rabia, odio y miedo.” Y se refiere lógicamente al paso de
Jesús Gil y su equipo sobre la municipalidad de Marbella.
Esta
novela nos hará reflexionar en profundidad y no sin cierto terror sobre la
manipulación de las masas, el control de los medios de comunicación, la
responsabilidad de los votantes, sobre el clientelismo, el liderazgo y
endiosamiento de ciertos personajes, el miedo y como apuntó muy bien la
presentadora, sobre los hechos que llevan a que se consolide una situación
nefanda para la Democracia como garante de la libertad de los individuos.
En mi opinión, este movimiento que nació
populista y devino fascista tiene sus orígenes en una situación social en
muchos casos desesperada, en una apatía y un descuido que los gestores de aquel
tiempo se lo debían hacer ver, y no creo que el 68% de los votantes de Marbella
tuvieran ideología de poso franquista como comentó la Doctora Prieto, más aún, si se tiene en cuenta la tradición
republicana de la ciudad o que la población mayoritaria y votante de la ciudad
es obrera y perteneciente al sector servicios, de lo cuales, en aquel tiempo,
más de uno tuvo que emigrar a lugares tan peregrinos como Chile.
Como el que escribe un libro es el dueño de su enfoque, los autores han
optado por otra vertiente bien interesante también, la responsabilidad del
votante, es por ello que la novela contiene una obra de teatro en el que se
enjuicia al pueblo por sus decisiones electorales. Pues me parece un
planteamiento que no se me había ocurrido porque desde que llegó la Democracia
a nuestro país siempre hemos pensado que el pueblo era soberano, al menos yo y
que había que respetar sus decisiones. Claro que, Hitler también llegó al poder
respaldado por las urnas, y es bastante inquietante lo que se puede hacer con y
por el voto de la masa.
Los autores hicieron mucho hincapié en “el
pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla” y “pobre del
pueblo que necesita un héroe”. Uff, ¡¡¡esto tiene mucha miga!!!. ¿No nos
protege el sistema de iluminados?, ¿cómo se llega a desear a un héroe?, ¿es
responsable el pueblo?, ¿qué factores llevaron a esta situación?
Al final de la presentación un señor del
público tomó el micrófono para contarnos su historia personal como empleado de
la Delegación de Deportes y cómo lo despidieron por su condición de
sindicalista tras ser sometido a numerosas pruebas contra su dignidad personal,
sus derechos como empleado y sufrir miedo por su integridad y la de su familia.
Absolutamente espeluznante y una prueba de que la Democracia es un bien
preciado que hay que cuidar como entre algodones. Se nos sigue olvidando.
Fotografías de la
página pública de Andrés Cuevas
Grabación completa
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