Este mes el Magazine Vein
nos sorprende con este proyecto reivindicativo en el que el fotógrafo y artista malagueño Ernesto Artillo presenta una manifestación conceptual e ingeniosa en la que
participan personajes conocidos y otros anónimos que se fotografían con trajes
intervenidos por el artista. Con esta acción se trabaja con 28 trajes sastre en
los que “la mujer se lleva fuera”, se pretende no discutir el machismo sino
intervenirlo, usando una prenda estereotípicamente masculina para que hombres y
mujeres podamos admitir que llevamos una mujer fuera en vez de decir en la
intimidad “tengo una mujer dentro” y superar ideas y lenguajes que nos
encasillan en roles que no tendrían ninguna importancia si no fuese porque
determinan lo que una mujer puede hacer o no, lo que está bien visto, lo que es
posible, lo que nos está permitido. Esta performance nos induce a entablar este
diálogo, hacernos conscientes de estructuras mentales que hoy en día no tienen
sentido, que son socialmente injustas con los derechos de la mujer y carga al
hombre con un peso que compartido sabe más dulce.
“Para dar vida a esta
colección reivindicativa, personajes conocidos como Alejandro Amenábar, Carmen
Calvo y Benjamín Prado ya han defendido la imagen de la mujer vistiendo algunas
de sus prendas. Pero estas piezas no están destinadas únicamente a figuras
públicas. Artillo sostiene que su proyecto se dirige a todo aquel que defiende
la igualdad entre la mujer y el hombre. Para ello, nos cuenta, “me he rodeado
de gente de mi entorno como actrices, bailarines y escritoras, pero también de
otros perfiles menos públicos como la veterinaria a la que suelo acudir o
amigos míos de toda la vida. No entiendo este proyecto sin los discursos que
genera y por eso he querido incluir una declaración de cada participante,
porque el mensaje es siempre lo que debe trascender. Vestirlo por estética sería
una frivolidad ridícula”.
«Me hice el primer traje a
finales de verano. Salí a la calle con él, con el concepto. Tenía un nombre,
tenía un discurso, y tenía una conceptualización artística que era el propio
traje», explica. Así fue como comenzó a identificar las miradas de la gente
hacia la intervención. «Me di cuenta de que era una experiencia muy parecida a
la que tienen que sentir muchas mujeres cuando van andando por la calle. Te
miran el pecho, la vagina, el culo… Y creía que ésta era una experiencia de
empatía con las mujeres necesaria e importante», reconoce. Además, relata que
desde la primera vez que salió así a la calle no pararon de preguntarle por el
traje, por una necesidad de justificar por qué había un cuerpo de mujer
representado en una prenda de ‘hombre’. «Era evidente que el traje hablaba, que
generaba preguntas, y eso era lo que quería hacer yo con mi propuesta».
En fin, que os lo he
traído porque me parece un proyecto artístico fundamentado en un concepto y con
un desarrollo artístico valiente, original y aunque el artista quiera
desposeerlo de ello, con un valor estético muy cercano a mis gustos, que no
tienen por qué ser los tuyos.
Puedes ver toda la colección y más información en:
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