Entre una colección maravillosa
de esculturas de Fossey, Luque, Olga Copado, Yesa o Manuel Galán que nos parece
irresistible con su increíble Sirena de
tornillos soldados, se desenvuelve una colección y varias piezas sueltas que
nos dejan con el sabor de que nos encontramos con un artista que investiga y
disfruta con los materiales las técnicas y las manchas que de manera intuitiva
le surgen como derroche emocional, pero, ah, hay algo más que eso, una ruptura
de la abstracción en el juego de figuras escondidas, como dioses mitológicos,
que deposita con más o menos disimulo o que desarrolla a partir del azaroso
ritmo de la energética composición. Las obras que más me han gustado han sido
las más sencillas, el formato apaisado y las que mezclan trazos de pocos
colores, se ve que cada espectador reacciona según su estado de ánimo, pero lo
mejor es que vayan a verla y decidan por ustedes mismos, esto es cuestión de
gustos, la exposición estará hasta el 6 de junio.
Johan Wahlstrom nació en 1959 en Estocolmo,
Suecia, y es un artista de quinta generación. Aunque el arte estaba en su
sangre, su primer camino creativo fue el Rock & Roll, donde tuvo una larga
y exitosa carrera como tecladista y cantante, saliendo de gira con Ian Hunter,
Graham Parker, Mick Ronson y muchos artistas escandinavos. Tras 20 años, la
vida del Rock & Roll lo superó. Wahlstrom se mudó a un pequeño pueblo de
Francia donde no hizo nada más que pintar durante siete años, parte de este
tiempo bajo la tutela del artista sueco Lennart Nystrom. Las pinturas
narrativas y oscuras de cabezas y torsos, están inspiradas por lo críptico, a menudo
irónicas críticas sociales que recoge en trozos de papel en su estudio.
Actualmente vive y trabaja en la ciudad de Nueva York.
*Fotografía de José A.Correa
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