Ayer se
celebró el Día Mundial del Teatro, institucionalizado por El International
Theatre Institute desde 1962. En Marbella tuvimos una tarde noche muy especial,
en la que el queridísimo actor Alfonso Sánchez Márquez, que formó parte activa
de aquella Universidad Popular de los 80s, leyó el manifiesto internacional que
este año ha pregonado el actor cubano Carlos Celtrán y que podéis disfrutar
aquí:
Acto
seguido la fiesta del teatro continuó con un montaje hiriente, doloroso,
angustiante, sin esperanza, el del Esperpento más esperpento de todos, “Luces
de Bohemia” del cabecilla ideológico de la Generación deprimida del 98, Don
Ramón del Valle Inclán.
La
adaptación cuenta con numerosos guiños a la Literatura del Siglo XX, a la
situación política y social actual y a la intemporalidad de las desigualdades y
desventajas de las Artes sobre el dinero, temas que subyacen siempre, como
corresponde a una obra clásica, importante porque su fondo supera el paso del
tiempo.
Este Esperpento
es una producción del Teatro Clásico de Sevilla y ha sido galardonado con 8
Premios Lorca del Teatro Andaluz 2018. La dirección y adaptación es de ALFONSO
ZURRO que declaró: “Esta obra revolucionó el teatro. Se inaugura
con ella un género nuevo: el esperpento. Luces de Bohemia es el mejor
esperpento de este autor, en el que se mezclan la visión del mundo bohemio,
literario, y la realidad revolucionaria de su tiempo.
Luces de
Bohemia es un ataque feroz contra la España de su época. Pero, además, en pleno
S. XXI, podemos afirmar que se ha convertido en un clásico de la literatura.
Luces de Bohemia es Max Estrella, el visionario poeta ciego, que en su propio
vía crucis se arrastra hasta el último aliento”.
La
escenografía de Allen Wilmer nos hace avanzar en una suerte de “tour de force
brutal”, donde el público se asusta con los golpes y los gritos desgarradores,
rompedores y sigue un camino que sabe que irremediablemente acabará con la
muerte del intelectual, ciego, pobre y sin esperanza.
El elenco
lo componen actores habituales en los montajes de Teatro Clásico de Sevilla
como Manuel Monteagudo, Amparo Marín, Antonio Campos, Rebeca Torres, Juanfra
Juárez, Silvia Beaterio, José Luis Bustillo y Juan Motilla quienes encarnan a
varios personajes de la obra. Las interpretaciones son dolorosas, de gran
fuerza, como si se nos abriese el cuerpo en canal. Lo que corresponde a Valle y
a la Literatura de su tiempo, en este caso desvinculado del aire castizo
madrileño para hacerlo más universal, como son los dolores humanos.
En fin,
que vivimos una noche intensa de teatro, incomprendida por algunos asistentes
que no conocía la obra de Valle Inclán y que hubieran preferido una comedia
ligera. Pero la Cultura está para retar al lector y al espectador. Estoy segura
de que estas personas hoy se preguntan el por qué de tanto dolor, surrealismo,
crítica a España, a esa España de miseria y es posible que más de uno esté hoy investigando
qué ocurrió en 1898 para que los intelectuales españoles tomaran semejante
camino existencialista y rebelde. Objetivo conseguido.
Roberto Quintana, habla sobre su personaje y la obra:
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