Del 14 de febrero al 20 de mayo de 2012
Mágico Chagall
'Sueño de una noche de verano' y 'La novia de las dos caras'.
- Vacas voladoras, rabinos enamorados, violines enloquecidos... El Thyssen muestra al pintor como nunca antes lo vimos en España.
Si miras lentamente la obra de Marc Chagall hay algo de euforia, también de euforia judía. Una suerte de infancia que no ha sido del todo sellada y empuja, y eleva, y exige complicidad, como si en cada esquina nevada de Europa hubiese una punta de sueño esperando. El pintor bielorruso es uno de los artistas más libres de la órbita de las vanguardias históricas, un comando autónomo de cielos con el corazón verde, de niñas amarillas, de asnos que salen volando y violinistas que afinan la madera del cacharro con el bozo de la barba. Eso es Chagall, de ahí su magia, la festividad nocturna de su pintura.
Dividida en dos sedes, los espacios del museo y los de la Sala de las Alhajas (Plaza de San Martín, 1), la exposición, que reúne más de 150 piezas, descifra las distintas etapas en la cofección del pintor: desde los tanteos primeros hasta el último tramo de una vida casi centenaria(Chagall vivió hasta los 98 años). Y por dentro de ese casi siglo sucede de todo: dos guerras mundiales, una revolución bolchevique, Rusia y París, EEUU durante seis años de exilio, la amistad con los poetas, el éxito de artista, la búsqueda de la voz original, la expedición por esa forma de pintar que lo alejó de escuelas pero le dio luz propia... O lo que es igual: los daños, las derrotas, los hallazgos y estímulos de una biografía muy bien curtida.
Es como si Chagall fuera asomándose en su trabajo a todos los misterios de la vida sin disimularlo. Y trazara una nueva astrología con madres blancas, pastores de una Biblia que no es la Biblia, racimos de niños perseguidos, pálidos rebaños de vacas azules, novios que vuelan, casas felices en su casi derribo amarillo. Siempre en una 'peligrosa' cercanía con lo abstracto, pero sin tocar la tormenta de la bastracción, siempre con un eje delirante, como si estuviésemos en la vida conviviendo con la vida, sin más, tan cerca de ser felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario