Una cosecha excepcional, después de lluvias abundantes y de las entregas de alimentos por parte de las agencias de ayuda humanitaria han terminado con la hambruna en Somalia, aunque las condiciones siguen siendo frágiles y podrían empeorar, según la ONU.
La ONU declaró la hambruna en dos partes del sur de Somalia en julio pasado y extendió la advertencia de hambre en septiembre a seis de las ocho regiones en el Cuerno de África.
La ONU dijo que inicialmente 750.000 somalíes se enfrentaban a hambruna inminente. Una cifra que ha descendido a 250.000 durante el mes noviembre. "Las cosechas son frágiles y podrían acabar sin el apoyo continuo", dijo Mark Bowden, coordinador humanitario de la ONU para Somalia.
"1,7 millones de personas en el sur de Somalia siguen en crisis. Millones de personas siguen necesitando alimentos, agua potable, vivienda y otras ayudas para sobrevivir y la situación se espera empeore en mayo", dijo en un comunicado.
Mientras que las entregas de ayuda a unas 180.000 personas en los campamentos de la capital, Mogadiscio, han mejorado la situación en ese país, los combates en la Somalia meridional y central siguen obstaculizando la entrega de alimentos a las zonas más afectadas.
Las fuerzas gubernamentales han estado luchando contra los rebeldes islamistas durante los últimos cinco años, mientras que las fuerzas de Kenia y Etiopía entraron en el país el año pasado para ayudar en la lucha contra Al Qaeda.
La ONU dijo que la última cosecha en Somalia fue el doble de los últimos 17 años, lo que ha reducido los precios de los alimentos, aunque las tasas de mortalidad en el sur de Somalia siguen entre las más altas del mundo.
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