Martínez
Fotografía: Antonio Paz
Fotografía: Antonio Paz
La Costa del Sol ha importado creencias extranjeras, algunas de las cuales, en un mal desarrollo, se han convertido en sectas destructivas. No obstante, ya no sirven
los estereotipos pasados. Los grupos sectarios han pasado de la doctrina religiosa a la venta de productos o a los cursos de formación para captar adeptos. Por otro lado, estos responden a un perfil de persona culta, de nivel adquisitivo medio-alto pero que es vulnerable por una circunstancia sobrevenida como un divorcio o un
cambio de ciudad.
La mayoría son buenos, pero en La multiculturalidad de zonas costeras hace que organizaciones con prácticas de manipulación poco éticas pasen prácticamente desapercibidas.
Todos necesitamos algo en lo que creer. A veces, esta fe no está circunscrita a un término religioso. A menudo se trata de aceptarnos a nosotros mismos y que los demás también lo hagan. No obstante, hay personas que aprovechan ese instinto de pertenencia al grupo, esa necesidad de sentirnos queridos y apoyados para hacer daño o, al menos, para sacar provecho económico o de cualquier otro tipo de la persona en cuestión. En tal caso hablamos de relaciones sectarias abusivas o destructivas.
En Marbella se encuentra uno de los mejores profesionales especializados en sectas a nivel nacional. José Miguel Cuevas es profesor del Departamento de Psicología Social de la Universidad de Málaga, tiene un máster en Terapia de Conducta, además de ser Experto en
Adicciones por la Universidad Complutense de Madrid. Cuevas, que ha escrito varios libros al respecto, lleva años estudiando este tipo de relaciones, que tienen en la Costa del Sol un campo abonado. “La interculturalidad tiene muchas cosas buenas pero otras que no lo son tanto. Somos un lugar de acogida, lo que supone que también recibimos creencias importadas”, explica Cuevas como una de las razones para que esta zona sea uno de los lugares preferidos por las sectas para operar.
“La palabra secta no es ningún insulto. Por sí misma no significa nada malo, solo cuando se llega a una relación abusiva y destructiva” sentencia este profesor en Psicología. De hecho, el vocablo secta no hace más que señalar a un grupo de una doctrina ideológica o religiosa. No obstante, con el tiempo se le ha dado un
matiz peyorativo, algo que asimismo recoge la Real Academia de la Lengua al explicar que el propio hablante considera dicha
creencia falsa o perjudicial
ciertas ocasiones, algunos con un mal líder, el cual tiene una personalidad concreta, puede evolucionar en secta destructiva”, porque cualquier relación entre una persona y un grupo es factible de ser malsana. Por ello, prefiere llamarlas relaciones sectarias destructivas, refiriéndose a “cómo determinadas organizaciones desarrollan estrategias manipuladoras que consiguen controlar y someter al individuo, anulando su libertad,
pensamiento crítico y poder de decisión, cambiando su tabla de valores y aislándolo del medio”.
Interesado desde hace años por este tema, creó de la mano de Marbella Solidaria un programa centrado en adicciones grupales, otra forma de denominar las relaciones sectarias, puesto que casi siempre crean dependencia de la comunidad en cuestión. Desde allí atiende a familiares y afectados por este tipo de patologías de
toda la Costa del Sol. “La gente se sorprendería si supiera la cantidad de relaciones sectarias que se dan a nuestro alrededor”, sentencia.
Uno de los problemas que plantean las sectas es que por lo general no tienen un lugar geográfico de acción definido sino que expanden sus tentáculos por varios países. Así, el lugarteniente del líder de Defensores de Cristo (detenido el 25 de enero en México) es de Fuengirola, vecina ciudad donde además reside otro grupo cuya carismática maestra dice ser la reencarnación de Cleopatra.
Esto no nos debe llevar a engaño. La religión no es el denominador común de las relaciones sectarias. Cuevasexplica que las hay de todo tipo, desde las comerciales, hasta las que se dedican a fines formativos y humanitarios.
“Lo que buscan es llegar y satisfacer a priori los intereses del individuo”, afirma. Por ello se puede llegar a una relación sectaria destructiva a través de un curso de yoga o de inglés, de manera que se entra de
forma saludable pero, tras cumplir las expectativas de la persona y generar seguridad sin pedir nada a cambio, se llega posteriormente a la exigencia y a cobrar un precio por ello”.
EL PERFIL DEL LÍDER
Debemos apartarnos de los estereotipos para entender lo que es una secta moderna. “El líder ya no usa túnica, sino traje y corbata”, asevera Cuevas.
Aunque siguen existiendo personas que se rodean de
un halo que se acerca a lo friki, la normalización y modernización de los grupos sectarios ha pasado a laempresa bien organizada con aspecto de absoluta seriedad. Un nuevo perfil que facilita el acceso a un tipo de adeptos más rentables para el grupo. De esta
manera hay una “progresiva sofisticación” del sectarismo que usa para sus fines programas que los expertos llaman de “segunda generación” con técnicas pseudocientíficas que, a
veces, cuentan con la colaboración de académicos reputados.
Además,
aunque tienen una jerarquización muy marcada,
El experto en sectas añade que sus líderes son personas a las no les gusta el mundo donde viven porque en él no son nadie, así que crean el suyo propio. “Fuera del contexto de la secta, son fracasados y se justifican en ello para aislarse y crear un mundo nuevo”. Les suelen mover intereses económicos y de poder y casi siempre tienen tendencias paranoides y narcisistas. “Muchos de ellos tienen un perfil psicopático en tanto que despojan al individuo de su propiedad humana y lo tratan como un objeto, pero con carisma y mostrando un falso afecto; como las frutas de plástico que parecen más reales que las que son de verdad”. A pesar de ello, Cuevas deja claro que “distinguen entre el bien y el mal y por lo tanto pueden ser juzgados”.
Los líderes tienen unos rasgos característicos. En primer lugar el paranoico. “Son personas desconfiadas tanto de los individuos como de la sociedad”, explica. Por otro lado, son antisociales:
“demuestran una falta de empatía, no les importa incumplir las normas y se asientan en el pensamiento del todo vale”. También son narcisistas: “tienen un gran ego” y una característica es que sus currículos están sobredimensionados apartándose bastante de la realidad. Según constata Cuevas, “algunos tienen biografías increíbles, se creen que son guías o maestros, pero cuando compruebas los datos, la mayoría son mentira”.
CÓMO SE LLEGA A CAER
En contra de lo que se suele pensar, la víctima tipo no suele ser alguien introvertido o con poca cultura. Al contrario, los grupos sectarios suelen buscar a personas de nivel educativo y social medio-alto puesto que una vez imbuidos en la organización, les aportarán mayores recursos. “La formación no salva a nadie, de hecho, la mayor parte de las víctimas tienen estudios superiores
y una inteligencia media alta”, describe José Miguel Cuevas, quien advierte de que “no existe un perfil de víctima como tal, sino más bien factores de riesgo situacionales y de vulnerabilidad personal”. Este psicólogo también desmiente que el crecimiento de las sectas en la Costa del Sol y en el resto del país en general esté vinculado con la crisis.
Existen varios aspectos que hacen que un individuo sea un
objetivo. Aquellas personas que sean idealistas, ingenuos o que persigan metas utópicas. Los jóvenes también se encuentran en este grupo puesto que están en plena construcción de su identidad y en una búsqueda constante de afectos. Pero también los adultos son susceptibles de caer en la trampa. “Una ruptura con la pareja o un cambio de ciudad puede provocar esa vulnerabilidad que aprovechan los grupos sectarios destructivos”, advierte Cuevas.
No obstante, al igual que hay factores de riesgo, también los hay protectores. Las personas escépticas, con un punto de vista crítico y unas relaciones sociales saludables tienen menos posibilidades de ser captados.
Sea como fuere, entrar es muy fácil, puesto que los grupos sectarios responden a la satisfacción de unos intereses personales. Así, aquellos que se sientan inclinados hacia labores humanitarias pueden toparse con una asociación que en último término mantenga relaciones abusivas con sus miembros. Tampoco los partidos políticos se salvan y alguno que concurre a los comicios autonómicos e incluso nacionales está catalogado como sectario por sus prácticas poco ortodoxas.
DAR SIN ESPERAR NADA A CAMBIO
En el momento de la captación, la organización invierte muchos recursos en el futuro adepto. “Al principio, el grupo da y da y no pide nada a cambio, hasta el punto de que la persona se siente culpable por no poder mostrar una contraprestación”, explica el experto en relaciones abusivas, quien añade que “no hay un tiempo establecido para ‘engancharse’, algunas tardan un mes en comprometerse completamente y otras un año”.
Este “estar en deuda” con el grupo crea un fuerte vínculo que la organización empieza a aprovechar para pedirles pequeños sacrificios que finalmente terminarán por una entrega personal y patrimonial a la causa.
Durante este proceso se produce una manipulación y un lavado de cerebro que lleva al individuo a un aislamiento paulatino de su entorno y a la generación de una dependencia con el grupo cada vez mayor que condiciona completamente su vida. “La mayor parte de las veces existe un ‘engaño
místico’, donde se amenaza con que si la persona no hace algo determinado algo malo pasará o si no ocurre algo bueno es porque no se ha esforzado lo suficiente, ambas fórmulas son imposibles de rebatir”.
Otro de los síntomas que Cuevas cuenta por la experiencia que tiene con algunos de sus pacientes son los “recuerdos inducidos o cambiantes”, que distorsionan completamente la realidad y que suelen formar parte de ese proceso de manipulación y aislamiento del entorno. Así, este experto en sectas recuerda el caso de una chica que afirmaba que su padre y su tío la habían violado, aunque era incapaz de concretar cómo, dónde o cuándo.
Como en todas las relaciones abusivas, la víctima no suele ser consciente de lo perniciosa que es la situación, por ello, Cuevas anima a las familias a que pidan ayuda cuando vean un severo cambio en el comportamiento de una persona y que ante todo, intenten mantener el contacto con el adepto aunque negándose a darle dinero o a cederle pertenencias.
No obstante, muchas de las víctimas vuelven a caer. “En el grupo les advierten de que la gente no va a comprenderles, que les hablarán mal de la organización”, explica Cuevas, manifestando que así se cubren las espaldas ante lo que puedan decir familia y amigos cuando averigüen la malsana dependencia.
TÉCNICAS DE CONTROL MENTAL
Todas las personas que entran en una secta lo hacen porque en un principio esta responde a sus expectativas del tipo que sean. Normalmente las sesiones sean de yoga, formación, iluminación personal o incluso comerciales, llevan al adepto a una reunión o “terapia” donde se trabaja la sumisión.
Existen unos puntos en común en casi todas ellas: hacer creer al adepto que ha sufrido algún trauma infantil o sexual que tiene reprimido; la regresión al momento del nacimiento, como vía efectiva para sanar y crecer adecuadamente; llegar a un estado de catarsis para “curarse”, especialmente a través de gritar, golpear o insultar; en algunos grupos sectarios se alude a poderes mágicos o místicos.
Los testimonios de cientos de exadeptos que han logrado salir y de sus familiares unidos en plataformas como Redune (Asociación para la Prevención de la Manipulación Sectaria) o Aiiap (Asociación Iberoamericana para la Investigación de los Abusos Psicoló-gicos) dan una visión de este tipo de prácticas. Una de ellas es la conexión con el animal interior donde el maestro o terapeuta exhorta a los miembros a que se comporten como animales, revolcándose por el suelo, chocando, imitando comportamientos en la caza y el apareamiento. Otra de estas técnicas es el renacimiento donde se teatraliza un parto que supone el nacimiento del adepto a una nueva vida. Igualmente se finge que la persona va a su casa y dice a sus padres biológicos que quiere ser independiente y que dejen de manipularle.Todo esto es expuesto como técnicas de liberación del espíritu.
VÍCTIMAS CONSENTIDAS Y LEGISLACIÓN VIGENTE
Precisamente por ello es muy difícil llevar ante los tribunales a los líderes de una organización destructiva. “Hay muchas denuncias”, declara el experto en sectas, “pero también hay mucha gente que va a decir que eso es mentira, que los va a proteger, incluso las
propias víctimas”. El problema radica en que no hay una retención contra la voluntad de la persona y demostrar los métodos coercitivos y la manipulación es muy difícil. Además, las propias víctimas no son vistas como tales porque permanecen en el seno del grupo por decisión propia. Contra ello, Cuevas alega que “las personas que padecen control mental y manipulación no son víctimas voluntarias”. Por ello, la mayoría de las veces, los líderes que caen en manos de la justicia suelen ser los que desembocan en actividades delictivas como drogas, proxenetismo o estafa.
“Hay una falta de jurisprudencia y de sensibilidad social y legal respecto a las consecuencias de los delitos cometidos en el seno de una secta”, denuncia Cuevas. El artículo 515.3 del Código Penal alude a las asociaciones ilícitas, entendiendo por estas “las que, aun teniendo por objeto un fin lícito, empleen medios violentos o de alteración o control de la personalidad para su consecución”. Sin embargo, si las propias víctimas no son consciente de serlo, la consecución de una condena se convierte en imposible.
TIPOS DE SECTAS
◙ Comerciales
Amway, 4life, Grupo Avancil...
Organizaciones multinivel piramidales. Presuntamente prometen la riqueza en poco tiempo con un sistema de venta que aúna la captación y la creencia en métodos, terapias y artículos pseudocientíficos.
◙ Yoguísticas
Dharma Tradición, Budas Factory, Brahma Kumaris... Basándose en la práctica del yoga y la tradición budista piden supuestamente a sus seguidores donaciones de su patrimonio y
que trabajen para la agrupación.
◙ Místicas-religiosas
Defensores de Cristo, Centro de la Luz Divina, Familia Crística Ibérica... Aúnan creencias
en el más allá con la adoración a un líder como si fuera un dios.
◙ Formativas
Algunos grupos de Nueva Acrópolis y Nueva Era captan a través de cursos.
“Perdí a mi hijo por una secta budista”
Sara tiene miedo de decir su verdadero nombre, incluso de que se haga público el grupo sectario al que hoy en día todavía pertenece su hijo, John. “Mi hijo pasó por una depresión y al poco de salir de ella, conoció a una chica que era budista”, recuerda Sara, añadiendo que pensó que ello lo ayudaría a superar sus problemas psicológicos. Fue dicha chica, a la que llamaremos Rafaela, quien lo introdujo en la organización. “Un 24 de diciembre John me dice que lo han dejado porque así se lo había dicho su maestro”. La madre apenas le da importancia al comentario, pensando que eran enfados de novios. Casi al mismo tiempo, la familia compró otra vivienda en la Costa del Sol, pero John cada vez estaba menos e predicar”. A partir de ahí empezaron las exigencias por parte de su hijo para conseguir dinero. No lo pidió directamente, sino que intentó convencer a su madre para hacer ciertos negocios vendiendo otra vivienda familiar y creando sociedades, a lo que la progenitora se negó. “Un día hablé con su antigua novia, que había conseguido salir. Yo casi no me podía creer lo que me contaba. Me dijo que tenían separados a hombres y mujeres, que ellas eran tratadas peor que a los animales; que no los dejaban dormir...” Jonh había sido convertido en monje y convencido de que con su nuevo estatus no podía mantener relación con ninguna mujer. Asimismo, debía donar todo lo que tuviera al grupo. La madre intentó hablar con él en varias ocasiones sin éxito. Hoy en día lleva casi cinco años sin verlo, solo sabe a través de conocidos que está, al menos, bien de salud. Lo único que espera es que algún día se percate de su equivocación. “Rafaela consiguió escapar porque le pidieron que les cediera su piso y ella no quiso por sus hijos. Ojalá que pase algo así, ruego todos los días por ello y que John se dé cuenta. Pero también me da miedo, porque entonces volverá a recaer en la depresión”.
Hola Ana, he leído tu reportaje y alucino con lo que se cuenta. Yo personalmente soy monje budista desde hace mas de diez años y no había oído nada igual. Un saludo.
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