Benedicto XVI, que dejará el Pontificado el próximo 28 de febrero, no es el
primer Papa que renuncia en la historia de la Iglesia Católica, el último de
los cuales fue Gregorio XII (1406-1415) en el Siglo XV.
El primero fue el papa Clemente I (del 88 al 97) quien renunció a favor de
Evaristo, porque tras ser arrestado y condenado al exilio decidió que los
católicos no se quedasen sin un guía espiritual.
Igualmente, el papa Ponciano (230 al 235) dejó su cargo a favor del papa
Antero al haber sido enviado al exilio, mientras que el papa Silverio (536
al 537) fue obligado a renunciar a favor del papa Vigilio.
Más complicada fue la historia de Benedicto IX (del 10 marzo al 1º de mayo
de 1045), pues en un primer momento renunció a favor de Silvestre III y
después retomó el cargo para pasarlo a Gregorio VI, quien fue acusado de
haberlo adquirido ilegalmente y decidió también renunciar.
El caso más conocido fue el del papa Celestino V, quien ha pasado a la
historia como el Sumo Pontífice del "gran rechazo", pues su pontificado duró
de eremita. Tras su renuncia fue elegido Bonifacio VIII.
El último papa que renunció fue Gregorio XII (1406 a 1415), que vivió el
llamado Cisma de Occidente, en el que coincidieron tres papas al mismo
tiempo: además de Gregorio XII, el papa de Roma, Benedicto XIII, el papa de
Avignon, y el llamado "antipapa" Juan XXIII.
Con el concilio de Constanza, el emperador Segismundo obligó a dimitir a los
tres pontífices, pero sólo Gregorio XII obedeció y después de él fue elegido
Martín V.
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