El Greco ha sido el protagonista del evento cultural que el Museo del Grabado Español Contemporáneo ha presentado con el objetivo de conmemorar el cuatrocientos aniversario de la muerte del vanguardista pintor y de profundizar en las hondas consecuencias que su obra tuvo a finales del siglo XIX, principio del XX e incluso en obras contemporáneas.
Alrededor de las ocho de la tarde nos reunimos un buen grupo de amigos del
museo para brindar por la existencia del maestro y con la disposición para
descubrir la influencia de la obra del Greco en grandes maestros de la nueva
pintura.
La
sala de conferencias estaba llena a rebosar cuando Dña. Blanca Molet,
presidenta de la Asociación de Amigos del Museo tomó la palabra para señalar la
importancia del acto en año tan señalado, haciendo hincapié en el nivel
del evento en un museo único y referente en España. Agradeció la dedicación de
Germán Borrachero, Gestor impagable del Museo e hizo varios apuntes entre las
obras del homenajeado y artistas vanguardistas como Jackson Pollock, iniciando
el contenido de la conferencia atendiendo a la dificultad que el Greco debió
sufrir para ser entendido por la sociedad del siglo XVI.
Germán Borrachero nos aclaró las diferencias de el pintor con Felipe II que
incluso despreció alguno de sus cuadros, entendiendo que no lo movía
inquietudes artísticas, para las que el monarca era bastante moderno, sino
a la falta de adecuación política en un momento de plena Contrarreforma,
con marcados cánones artísticos cuya misión era ensalzar las bases de la
Iglesia Católica, frente al protestantismo que se extendía por el norte de
Europa.
El
conferenciante estrella, el Doctor Sergio Ramírez González profesor de la
Universidad de Málaga, investigador y autor de numerosos trabajos sobre arte,
tomó la palabra para situar el acto conmemorativo dentro del panorama mundial
de efemérides por el pintor. Durante este año se han sucedido las muestras en
varias ciudades como Toledo, Valladolid o Madrid, precisamente en el Museo del
Prado se ha realizado una interesante exhibición cuyo tema principal es la
influencia de la obra del Greco en la pintura moderna. Pudimos ver cómo su Comisario, Javier Barón Thaidigsmann, Jefe del Área de
Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo Nacional del Prado, nos
presentaba en un pequeño documental la importancia del Greco en la
modernización de la pintura, a través de la obra de Manet, Cézanne, Picasso y
el cubismo, Zuloaga y Sorolla, el Expresionismo germánico y la abstracción
americana de Pollock.
Este
punto dio inicio a un paseo por la biografía de Doménikos
Theotokópoulos, nacido física y artísticamente en Creta, de donde extrajo el
gusto por lo oriental, lo bizantino, con rostros y cuerpos alargados que
mantuvo como carácter personalísimo, sumándole las influencias de su estancia
en Venecia, adquiriendo el gusto del color por encima del dibujo, más el
profundo estudio psicológico del retrato logro de su relación con el manierismo
en Roma.
Ya
en España, encuentra dificultades en introducir su estilo en la corte y se
dirige a Toledo bajo el ala de la familia Castilla, es ahí en su etapa de
madurez, donde realiza la mayor parte de las obras que han influido gravemente
en la modernización de la pintura desde finales del siglo XIX.
De
mano del Doctor Ramírez pudimos apreciar proyecciones donde la Pintura sufría
una transformación a través de Cézanne, Manet, Picasso, Modigliani, Chagall,
Giacometti, Saura, Bacon, Pollock que o bien se inspiraban en las
composiciones del Greco o bien las reinterpretaban con resultados tan
espectaculares como “Las Señoritas de Avignon”, “La Dama de Armiño”, “Las
cabezas al estilo del Greco”, “El Entierro de Casagemas”, “ La Adoración de la
Virgen y el Niño” de Diego Rivera y una infinitud de obras del siglo pasado y
del presente enraizadas en “El Laooconte”, “El Caballero de la Mano en el
Pecho”, “El Entierro del Conde Orgaz”, sus adoraciones para retablos, “El Sueño
de Felipe II” con sus diferentes estratos, ”El Martirio de San Mauricio” o las
escenas con Toledo como fondo.
En
definitiva, en poco más de una hora pudimos comprender con claridad la
necesidad de reconocimiento de la obra de El Greco, personaje huraño, solitario
y difícil en las distancias cortas, pero muy recomendable, ya que con su obra
promovió de forma trascendental la modernización de la pintura, sacándola de
las raíces clasicistas del siglo XIX y perpetrando su influencia incluso en el
arte digital actual. No nos queda nada más que entusiasmarnos ante la
clarividencia de estos Amigos del Museo del Grabado Español Contemporáneo por
poner a nuestro alcance un hito tan importante en la historia del Arte, y es
justo reconocer la visión y valentía de un artista que persistió en su estilo,
que lo llevó a no estar profundamente reconocido hasta tiempos decimonónicos.