La tertulia
de AMUM del mes de agosto se celebró ayer en la habitual sede del Marbella
Club. Un buen número de valientes socias y aspirantes desafiamos al calor para
disfrutar de una tertulia de alto nivel, donde coincidimos casi absolutamente
en la gran obra que habíamos tenido la fortuna de elegir, “El Mar” de John
Banville.
La conexión de dos etapas vitales de
Marx Booker es la muerte, el tan bien traído símil produce efectos curativos no
sin las cicatrices que la experiencias de la vida dejan en nuestra pobre alma.
El autor nos muestra el efecto de la memoria sobre los sentires humanos, nos
hace más desconfiados pero a la vez más encallecidos.
El flamante Premio Príncipe de
Asturias de las Letras 2014 nos ofrece una estructura ingeniosa basada en la
comparación de dos hitos en la historia de su vida: El primero es el despertar
pubescente en el verano que más le marcó, cuando sintió las primeras pulsiones
sexuales, enamorándose de la madre de una compañera de juegos, sintiéndose
atraído por una institutriz y teniendo los primeros contactos con una Cloe
adolescente. Esas emociones intensas quedan potenciadas por el trascurrir de
una vida en pareja convertida finalmente en monotonía y enfermedad. Ambos
momentos son equiparables por la presencia de la muerte, de forma que el autor
nos presenta la posible reconciliación con los hechos luctuosos del presente
por la experiencia del pasado.
La desaparición de un ser querido
es un dolor intenso, desesperado en sus inicios pero debe dar lugar a una
aceptación que nos lleve a seguir viviendo optimizando los recursos, marcados,
amputados, pero con la posibilidad de seguir adelante. El protagonista, tras
perder a su esposa, viaja a su lugar de veraneo de la infancia junto al
mar, donde encontrará los recuerdos suficientes para comprender que la muerte
le ha visitado igual que aquel verano, verano que lo dejó marcado constituyendo
una circunstancia trascendental pero con la que ha vivido todo el resto de su
vida, de igual manera tendrá que seguir respirando en esta ocasión. El autor
nos conduce a través de la historia con una maestría digna de literatos de
peso, con retratos de las emociones que se pueden sentir, acelerando el
corazón.
Esta obra galardonada con el
premio Man Booker presenta una historia reflexiva, intimista e inquietante
desde una prosa preciosa, equilibrada, bella y llena de matices expresivos,
mezclando hechos con reflexión, abstrayéndose, plena de flash backs que
como en una onomatopeya metafórica refleja el normal devenir de los procesos
mentales. Su lectura es una delicia que se disfruta en sus 224 páginas de
reflexión sobre la pérdida, la soledad, la monotonía, la enfermedad, la
comprensión de la juventud desde la madurez y la reconciliación con el pasado y
la existencia. Es una narración triste que encierra la alegría de la vida, de
los despertares, la aceptación, la sabiduría que da la experiencia, un retrato
de las emociones que provoca la existencia desde el punto de vista de la
tolerancia y la coexistencia inevitable de Eros y Tánatos.
John Banville es un mago de las letras,
incluso tiene un alter ego, Benjamin Black que narra novela negra tan
preocupado por la forma como en sus creaciones más intimistas. Su virtuosismo
no es sólo formal sino que la intensidad del retrato de los personajes es
prodigiosa, en “El Mar” dibuja a Cloe como una iniciática adolescente, en la
que las preocupaciones estéticas aún no se han desarrollado, la presenta niña,
niña corretona, con olores a juegos sudorosos, con dientes poco cuidados por la
urgencia del disfrute pueril e iniciándose en las pulsiones de su cuerpo, la
adolescencia no llega de golpe y el autor tiene la sensibilidad especial para
mostrarnos a una Cloe en plena transición a la transición. Lo mismo ocurre con
un Max que se siente inmaduramente inseguro, avergonzándose de sus padres, de
su casa o aplastado por la culpa del pecado carnal, de palabra u obra. La
culpa, es el ramarazo irlandés de sociedad católica que refleja sin grandes
oropeles, exigiendo un lector avezado y atento.
En fin que hemos disfrutado de una
novela que nos ha hecho reflexionar y nos ha sobrecogido con una prosa cuidada
de la que se leyeron varios párrafos por su belleza y contenido, quedamos en la
certeza de que a John Banville le esperan laureles aún más prestigiosos. Ahora
reposamos un poco huérfanas, como cada vez que leemos una obra maestra…
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