
Reunidos
todos, no cabía ni un alfiler, ni sentado ni en pie, ni en el suelo, todos, los
seguidores de toda la vida, los visitantes de la ciudad, los amantes de la
buena música, de la buena poesía, los apasionados de García Calvo, todos,
pudimos gozar desde el primer punteo de esa guitarra que suena celestial,
de una voz de otra dimensión, acompañados por un violonchelo prodigioso que
mecía al espectador mientras morfeo era alejado por la necesidad imperiosa de
estar consciente, para no perderse ni un segundo de tan extraordinario
contexto.

En el caso
de ayer tuvimos un extraordinario Amancio Prada que intercaló sus canciones con
las anécdotas de su relación personal y creativa con el “Sabio”, como él mismo
le llamó. Interpretó canciones propias inspiradas y musicalizadas del
homenajeado y lo complementó con otras de Chicho Sánchez Ferlosio a quien
Agustín tanto admiraba, y con letras de Rosalía de Castro o inspiradas en ella
y Federico García Lorca. Estuvo soberbio, se notaba que estaba disfrutando del
sonido, de la silenciosa y expectante concurrencia y de todos los amigos y
familiares de García Calvo que habían convergido en tan emocionante
acontecimiento artístico-cultural.
Ana E.Venegas
Fotos de Miguel Rodríguez, Miguelón
Ana E.Venegas
Fotos de Miguel Rodríguez, Miguelón
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