lunes, 23 de marzo de 2015

“El Impostor” de Javier Cercas

    ¿Qué es una novela? ¿Se necesita que el autor invente para considerarla tal? Estas preguntas me dan vueltas mientras intento elaborar un comentario sobre esta obra de ficción, máximo exponente de la realidad. Javier Cercas nos  presenta la historia de cómo él escribe una novela, es un estilo original que se va consolidando en su carrera.

    En primer lugar debemos admitir que esta es una obra de ficción. Está plagada de historias fabuladas en la vida de un hombre realmente patético, como sólo lo podemos llegar a ser todos y cada uno de nosotros. La diferencia con otras novelas es que la historia la inventa el personaje, el autor se encarga de desgranar unos hechos históricos reflexionando sobre el derecho a contarlos, lo que lleva a alguien a inventarse media vida y qué parte de mentira hay en la existencia de todos nosotros.

    ¿Qué puede llevar a una persona a inventarse una vida que no es la suya? Es muy doloroso, es evidente que alguien se evade y vive una irrealidad cuando no le gusta su vida, cuando no se siente importante, querido, admirado en su existencia y sobre todo cuando tiene esa necesidad de cariño que sólo puede desear el ser que ha estado carente de él.

   Por otra parte, ¿tenemos la catadura moral suficiente para escribir sobre este pobre hombre?, ¿acaso somos mejores que él?, quizás hemos tenido la fortuna de nacer en una familia que nos ha empoderado y nos ha mostrado su cariño, pero ¿quién sale totalmente inmune de su infancia? Y sobre todo, ¿quién no ha exagerado alguna vez para buscar la admiración de otros? Estas dolorosas preguntas son en realidad el fundamento importante de la obra de Javier Cercas, no la novelación de la vida de un desgraciado, sino la penosa reflexión de cómo somos, del derecho a juzgar y del tan antiguo “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.

    ¿Qué hace especial la historia de este hombre? Es el extremo, la desconexión con la realidad, la barbaridad y el arrojo para seguir una mentira como sólo un mediópata trastornado y sin méritos puede hacerlo. El reconocimiento social y político satisfacía tanto a nuestro protagonista que carente de refuerzos conductuales, basados en la realidad, conoció estos refuerzos mediante lo que él creyó como una mentira que no hacía daño a nadie.

    Sin embargo, esta tipo de mentira sí que hace daño, en su caso, un daño a la credibilidad de las entidades que lideró, al sindicato y a la asociación de prisioneros de Mauthausen. Este es otro tema que nos sugiere la obra de Cercas y que en estos días está de actualidad, el daño que hacen actuaciones particulares a los colectivos a los que están adscritos, me refiero a la corrupción en los partidos políticos, que deseo no sea la generalidad, o los abusos por algunos sacerdotes católicos que sé de antemano responsabilidad de unos pocos.

    Por otro lado me miro a mí misma, el autor me ha provocado, me veo recibiendo refuerzos por mis escritos, por mis maquetaciones y esto me mueve a mejorarlos, a continuarlos. ¿Por qué fue apreciado Enric Marco?, por sus mentiras, por su ficción por la novelación de una vida de impostor que sólo demandaba lo mismo que todos nosotros, “Una miajita de cariño”. Es entonces cuando no encuentro la fuerza para responsabilizar al protagonista de sus faltas, pobre hombre, huérfano, con una madre internada en un hospital psiquiátrico,  con una vida mediocre y que de repente empieza a encontrar admiración social por una pequeña desviación de la verdad de su tiempo en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Marco es un producto de su tiempo, de su familia, de su infancia, de sus experiencias, igual que todos nosotros, cada uno es consecuencia de su vida.

   El autor es un especialista en contarnos historias sobre cómo contar una historia, una suerte de metanovela que ya navegó en “Anatomía de un Instante”. De forma que  la historia más histórica es circundada por reflexiones del propio Cercas que forma parte de la novela, desnudando su alma, sufriendo en la reflexión y en la admisión de sus miserias, elaborando un pensamiento preñado de empatía que nos ayuda a comprender a los personajes desde un punto de vista humano, atacados por su propia humanidad.


    Les recomiendo esta obra de ficción real con la que va a aprender muchísimo, de sí mismo.

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