En el Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella se están celebrando una serie de conferencias que acompañan, enriquecen y nos ayudan a comprender la magna exposición que se muestra en la actualidad en el museo, sobre uno de los más celebrados artistas gráficos del siglo XX, Manolo Millares. Con tal motivo, en el día de ayer, un público expectante recibió al autor del catálogo razonado del pintor, Alfonso de la Torre, que nos iluminó el camino para comprender la creación de Millares y poder disfrutar con plenitud de la obra expuesta.
De una manera muy inteligente, Alfonso nos
fue dando pistas de la personalidad atribulada de Manolo Millares, fruto como
todos nosotros de su tiempo y su familia, lo que le llevó a ser un ser
extremadamente vulnerable a las locuras destructivas del hombre, las guerras,
la muerte, el dolor, la sangre y la pobreza. Su sensibilidad artística, parte seguramente
genética y parte de socialización familiar, recordemos que su padre y varios hermanos
eran poetas, lo abocaron a la expresión de esos dolores del alma en formas y
colores tan personales que si pensamos en Millares, no nos queda otra que
evocar en negro, blanco y posiblemente, sangre.
Ayer descubrimos que la fuerza del artista,
el espectáculo, no sólo está en el resultado, sino en el proceso de creación,
en sus excursiones a los vertederos a recoger las miserias humanas, en la
preparación de los lienzos con sacos, cosiéndolos con saña, en sus brochazos,
rodillazos y cuchilladas a esas telas, con empecinamiento. Sus obras emanan
energía dolorosa, como cuando visitas el escenario de un crimen, ondas de dolor
y frustración. Su creación es terrible y muy incómoda. Nunca he sentido nada
igual, quizás percibí algo parecido al ver La pinturas Negras de Goya. Qué
grandes genios, qué gran obra y qué desgracia sentir y expresar como Manolo
Millares, qué herida, no quiero ese talento para mí, sólo se vive una vez.
Arriba podéis encontrar el vídeo con la
conferencia completa de Alfonso de la Torre. Al final hay una película que un
amigo del grupo El Paso, al que Manolo pertenecía, grabó. En ella se aprecia el
proceso de creación de una obra, muy interesante para comprender por qué los
cuadros de Millares producen ese efecto tan fastidioso. Pero no se pierdan el
momento en que se envuelve en su lienzo de arpillera, se cose con rabia, se
pinta y se chorrea como ser atrapado que aguanta en conciencia, con desesperación,
a manotones… Me sobrecogió tanto que no podía respirar y cuando intenté
comentar con otros asistentes, me acudían lágrimas incontroladas a los ojos.
En fin, que es una gran suerte contar en
Marbella con una obra de semejante profundidad y con los técnicos apropiados, como el Director del Museo, Germán Borrachero, para organizar eventos que nos lo puedan hacer vivir. Porque, a pesar de la
radical tristeza de la obra de Millares, cuando la sientes, te ves más persona,
te sientes vivo y en estos momentos de soma intelectual, es un síntoma de que
estamos disfrutando de la existencia con plenitud humana.
Texto: Ana E.Venegas
Fotos y vídeo: José A. Correa
Texto: Ana E.Venegas
Fotos y vídeo: José A. Correa
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