jueves, 16 de junio de 2016

“El Aleph” de José Luís Borges


    La Asociación de Mujeres Universitarias, en su objetivo de atender la cultura en su zona de influencia, realiza una gran cantidad de eventos culturales, entre otros, una tertulia literaria en el Marbella Club que este mes ha tenido como protagonista al genial Borges y a su no menos impresionante recopilación de cuentos “El Aleph”.

    En esta ocasión hubo una generalidad de opiniones en cuanto a varias cuestiones:

    La primera es que la obra de Borges no es fácil de leer, pues son incontables los momentos en que el autor hace revisiones o citas de obras clásicas y modernas, de las más sesudas e intelectuales. De esta manera, hubo socias que confesaron haber leído la colección en sus tiempos adolescentes y ser ahora conscientes de no haber detectado más que de las sensaciones angustiosas referentes a la infinitud, el desconocimiento de lugares y el planteamiento profundo de las grandes cuestiones del ser humano a través de historias de unos protagonistas que nos parecieron recién inventados. Pero, pese a todo, en ese nivel de lectura también se puede disfrutar.

    Ahora, con una lectura más madura, algunas contertulias han podido detectar que cada frase, cada palabra, pertenece al universo de Borges, su léxico, sus citas, sus historias, beben de las fuentes de los más renombrados filósofos de todos los tiempos, beben de su biblioteca. Y, aunque, parezca que el autor es enrevesado o barroco, no hay nada más lejos de la realidad, él era un extraordinario erudito y vivía entre Aristóteles, Joyce, Platón, Sócrates… de la misma manera que otras personas viven inmersas en la filatelia o en el hard-rock, no es pedantería, es su realidad y por eso la cuenta con las herramientas que tiene.

    Se habló largo y tendido sobre el Aleph como punto donde se concentra todo, una idea filosófica-surrealista propia del Bosco o de Dalí, que fueron mencionados como artistas pictóricos cuya mente debía funcionar de una forma parecida al escritor en cuestión.

    También conseguimos extraer el concepto de “la nada” que tanto inquieta en la lectura de frases musicales, con un estilo inglés de ritmo interno y que aún da más sobriedad existencial a los conceptos aterrantes del vacío, la desaparición, la dolorosa inmortalidad, el infinito, lo oscuro, el engaño, soportados por un vocabulario preciso y exquisito de un castellano maravilloso con mucha carga argentina. Sin embargo, cuento tras cuento, podemos apreciar la esperanza puesta en que en el centro, en el Aleph se concentra todo, una genialidad de intelectual que pone al hombre como centro de todas sus reflexiones.

    Esta lectura nos ha apasionado a muchas de las asistentes, por el reto que supone y el conocimiento de que su lectura ganará con los años, con la formación permanente en el campo de las letras y en el de la vida. Otras socias han reconocido la altura intelectual del autor y se han sentido abrumadas ante ella, por lo que no muchas participantes consiguieron leer el libro completo o no fueron capaces de dejar de mezclar los relatos.

    Hemos apreciado también en varios cuentos el uso del metalenguaje al hablar de cómo se escribe y cómo no hacerlo. Borges denosta lo que algunas socias llaman el “bla,bla, bla” al que se dedican muchos autores que en muchos casos están vendiendo libros como churros. Él, en cambio no se conforma con contar una historia, nos trasmite su conocimiento, nos reta, nos alienta a buscar nuevas lecturas y a tener momentos de reflexión personal sobre las grandes preocupaciones del hombre, las que han acosado a los filósofos desde los orígenes del hombre.

    Nos pareció un guiño a los autores de siglos pasados, como Chaucer, el hecho de utilizar una historia dentro de otra historia, oralidad  para contarnos cuestiones con una libertad propia del que se aleja objetivamente del protagonista.

    Hubo una opinión que comparó la colección de cuentos al “Ulises de Joyce”, la contertulia pensaba que por su dificultad y por la revisión de un clásico. La verdad es que Borges estudió al irlandés y hay incluso una conferencia de él sobre esta compleja obra en youtube de gran interés. Pero Borges, de quien estaba enamorado era de Cervantes y sin proponérselo se ha convertido en un mito literario contemporáneo del orden de Federico García Lorca, sobre todo en ambientes intelectuales anglosajones.

    Finalmente, alguien actualizó el concepto de Aleph y lo comparó con Internet, “Todo está en el Aleph y todo está en Internet”. Yo me quedo con: “cuando se acerca el fin, sólo quedan las palabras”,  “ser una cosa, ser otra, ser algo con un nombre, es no ser nada”, “el todo está en cada parte, todo está en todo que es la parte central, el Aleph”, o ”Si Dios puede cambiar el pasado, debe hacerlo”.


    La próxima tertulia será el 11 de Julio y hablaremos de “Padres e Hijos” de Iván Turguénev, tenemos tarea!!!

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