Un fenómeno artístico ha arrancado a los
marbelleros de sus ocupaciones habituales para llevarlos durante cuatro días consecutivos
por localizaciones de la ciudad Tras los Pasos del Tenorio.
La Asociación de Amigos del Teatro ha
puesto en pié la primera parte del Tenorio con la colaboración del Ayuntamiento
de Marbella y el mecenazgo de la Fundación Banús que financiado todo el
magnífico vestuario diseñado por Fátima Aboul y realizado por Remedios Dueñas.
La mise en scene ha sorprendido a todo el
mundo, con cuatro localizaciones de la ciudad que han resultado tremendamente
apropiadas para la expresión teatral.
El primer día el acto “Libertinaje y
escándalo” deviene en una taberna y para ello se utilizó el atrio central del
Mercado de abastos, el mobiliario de la taberna sirvió como atrezo para que dos
caballeros celebraran las fanfarronadas de D. Luís Mejías y D. Juan Tenorio, otros
dos escuchaban en la penumbra alarmados por la falta de dignidad de los
juerguistas con tintes delictivos, el padre de Dña. Inés y el del propio
Tenorio, mientras, el tabernero sirve y oye, oye y piensa. El público abarrotó
las tres sesiones y hubo cola de personas que esperaron la oportunidad de
entrar sin entradas, ya que se acabaron al segundo día de su puesta en
disposición. Intervinieron los actores Miguel Ros como Don Juan, Rafa Martín como
Luís Mejías, el experimentado Alfonso Sánchez como el tabernero Buttarelli que
mostró sus dotes de raíces folklóricas al comienzo y al final de la obra con
los verdiales malagueños, Antonio Luna como Capitán Centellas, José Luis Moreno como Rafael de Avellaneda, José
Rodríguez como D. Gonzalo de Ulloa padre de Doña Inés y José Mª Aguarón D.
Diego Tenorio que intervendrían en todos o algunos de los demás actos.

El segundo acto, “Destreza”, transcurrió en
la Plaza del Santo Cristo. Los vecinos colaboraron prestando hasta sus balcones
para que Don Juan pudiera tejer un plan y buscar aliadas para hacer sucumbir a
Doña Inés ante sus encantos encanallados. Dña. Brígida, el ama sería la
colaboradora dentro del convento, un caballo de Troya envenenado que Inmaculada
Macías bordó como en sus actuaciones del tercer y cuarto acto.
El tercer acto, “Profanación”, se resolvió
en la sala inferior del Museo del grabado, entre bóvedas de medio punto y
paredes antiquísimas que daban vida a la celda del convento donde estaba recluida
desde niña Dña Inés, interpretada por Milagrosa Quijano. Ella, ajena e inocente
es embaucada por su sirvienta mientras la madre abadesa (Mercedes Gener) y la
tornera (Ana García Méndez) entran en pánico por los acontecimientos. El
público aplaudió a raudales, el lugar era mágico y Milagrosa Quijano consiguió
tal interpretación de candidez, en falsete, que realmente se apreciaba la falta
de experiencia y la juventud del personaje.

El último acto, “El diablo a las puertas
del cielo”, fue la función en que el Hospital Real de la Misericordia se
convirtió en el palacete de Don Juan Tenorio, ahí moraba la indignidad de un
hombre el secuestro de una mujer, la traición de una sirvienta, la preocupación
de un padre y los anhelos de venganza de un Luís Mejías deshonrado. Fue la
mejor interpretación de Ros, emocionó y los ecos que devolvían los arcos y oquedades
del antiguo Hospitalillo enmudecieron a un público que en muchas ocasiones
había luchado lo suyo con el portero para poder entrar.
La adaptación y la dirección de la obra ha sido emprendida por Mar Fuentes,
con la asesoría de Teresa Pro, ha obedecido a los medios disponibles de la
Asociación de Amigos del Teatro y a las localizaciones donde se ha representado
la obra. Corresponde a la primera parte del Tenorio de Zorrilla, obra tradicionalmente
representada en estas fechas por toda España y que la Asociación espera seguir
ampliando el año que viene.
La
producción ejecutiva ha estado en las manos de Carmen Carmona, Mili Quijano,
José L. Moreno y Miguel Ros. A los que felicitamos porque la puesta en pie de
este proyecto ha tenido que dar más de un dolor de cabeza, no en vano han
tenido que establecerse en lugares en los que antes no había podido ni ensayar
por estar en plena calle.
Los participantes en la obra pudieron obtener
en cada ubicación un pasaporte para que fuese sellado con el «logo tenorio», y
conseguir, con los cuatro sellos, una insignia conmemorativa. Esperemos que el
año que vienes podamos acceder a la del Tenorio 2017.
Fotografía de José A.Correa, Galería

Es un verdadero fenómeno artístico! Gracias a los miembros de la Asociación de Amigos del Teatro por su magnifico trabajo.
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