El pasado sábado se inauguró en la Galería
de Isolina Arbulu, en Marbella, la muestra del Artista poliédrico Javier de
Juan “Al Final Resulta que Estar Vivo era Moverse”, un título que parece
rebuscado pero que sólo hace reflejar el devenir de las piezas a un presente cimentado
en un pasado donde Ser, Existir, significa y siempre ha significado Hacer,
amigos, obras, pensamientos, música, deporte, dinero, hoy incluso a través de
canales tecnológicos, por lo que cambian los medios pero no el sentido
productivo del MOVIMIENTO.
Javier de Juan es un ser humano muy
interesante por la creación que comparte con todos los demás. Javier que vivió
en Marbella años atrás es uno de los representantes de la Nueva Figuración
Española que trabaja desde grandes murales hasta instalaciones y proyecciones
audiovisuales. Su obra está íntimamente relacionada con el tiempo y los lugares
en los que vive en la que los personajes aparecen etéreos e indefinidos, sin
rostro por lo general y con el dominio de la fuerza de los colores básicos
blanco, rojo y negro, aunque en esta obra también es muy importante el azul, el
marrón y el amarillo. La precisión fotográfica de la técnica pasa a un último
plano para infringir movimiento onomatopéyico a un concepto que envuelve al
hombre actual en sus prisas, sus apoyos tecnológicos, sus estéticas corporales
actuales, sus relaciones sociales, sus motivaciones competitivas, sin perder el
cordón umbilical que le une al pensamiento y el arte clásico, tanto en sus
composiciones, que recuerdan a Ruben, Rembrant, Van Der Weyden o el propio
Leonardo Da Vinci, como en su narrativa que adapta perfectamente al hombre
actual, se dice que la importancia de los clásicos es que cuentan historias del
hombre de todos los tiempos, por eso no pierden nunca su actualidad.
Javier de Juan es un artista con una larga
trayectoria que empezó en Madrid en aquellos años de la movida y se convirtió
en un artista fetiche para personalidades como Tierno Galván, nuestra locutora
de radio Concha Montes que vivió aquellos años en la capital conoció la obra de
Javier y tuvo la clarividencia de comprar una pieza que regaló a su hermana
como presente de bodas. La firma de Javier de Juan ha estado presente
regularmente en ferias nacionales e internacionales, ARCO, FIAC en París, la
Kunstmesse de Zurich, Chicago, Miami, Nueva York... y está presente en
colecciones y fundaciones de todo el mundo. Su labor en el arte seriado le ha
valido el Premio Nacional de Grabado y el Premio Pop Eye a su trayectoria en
las artes visuales.
"Al final resulta que estar vivo era
moverse", es una colección de óleos sobre madera en la que el artista
muestra la lucha diaria del hombre moderno por la supervivencia traducida en
movimiento y en la que las escenas de luchas grecorromanas actualizadas, de
escenas de “Gracias” reunidas para hacerse un selfie, de hombres y mujeres corriendo,
practicando deportes de contacto, nos recuerdan el movimiento de Marcel Duchamp
en su atrevimiento del “Desnudo bajando la escalera”, licencias que técnicamente
también nos evocan a Matisse con sus perfiles negros o a la liviandad
espiritual de Chagall.
Hay una obra en el preámbulo de la
exposición que difiere en cuanto a la colección de tablas de movimiento
explícito y la remembranza clásica, es una imagen casi fílmica de un ejecutivo a
caballo sobre el fuselaje de un avión en el aire, preparado para salir
corriendo en cuanto el avión aterrice, ansia viva por llegar a un lugar y
exprimir el tiempo. No encaja en la estética global, pero como título gráfico de
la colección no tiene precio.
Gracias a María de Juan Bellostas, marchante de arte de Nueva York afincada en nuestra costa y madre de Javier de Juan, por invitarnos a esta deliciosa inauguración que estuvo repleta de personalidades de las artes, amantes sensibles del pensamiento elaborado.
Fotografía de José A.Correa
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