martes, 11 de junio de 2019

Javier de Juan “Al Final Resulta que Estar Vivo era Moverse” en Marbella


    El pasado sábado se inauguró en la Galería de Isolina Arbulu, en Marbella, la muestra del Artista poliédrico Javier de Juan “Al Final Resulta que Estar Vivo era Moverse”, un título que parece rebuscado pero que sólo hace reflejar el devenir de las piezas a un presente cimentado en un pasado donde Ser, Existir, significa y siempre ha significado Hacer, amigos, obras, pensamientos, música, deporte, dinero, hoy incluso a través de canales tecnológicos, por lo que cambian los medios pero no el sentido productivo del MOVIMIENTO.

    Javier de Juan es un ser humano muy interesante por la creación que comparte con todos los demás. Javier que vivió en Marbella años atrás es uno de los representantes de la Nueva Figuración Española que trabaja desde grandes murales hasta instalaciones y proyecciones audiovisuales. Su obra está íntimamente relacionada con el tiempo y los lugares en los que vive en la que los personajes aparecen etéreos e indefinidos, sin rostro por lo general y con el dominio de la fuerza de los colores básicos blanco, rojo y negro, aunque en esta obra también es muy importante el azul, el marrón y el amarillo. La precisión fotográfica de la técnica pasa a un último plano para infringir movimiento onomatopéyico a un concepto que envuelve al hombre actual en sus prisas, sus apoyos tecnológicos, sus estéticas corporales actuales, sus relaciones sociales, sus motivaciones competitivas, sin perder el cordón umbilical que le une al pensamiento y el arte clásico, tanto en sus composiciones, que recuerdan a Ruben, Rembrant, Van Der Weyden o el propio Leonardo Da Vinci, como en su narrativa que adapta perfectamente al hombre actual, se dice que la importancia de los clásicos es que cuentan historias del hombre de todos los tiempos, por eso no pierden nunca su actualidad.


    Javier de Juan es un artista con una larga trayectoria que empezó en Madrid en aquellos años de la movida y se convirtió en un artista fetiche para personalidades como Tierno Galván, nuestra locutora de radio Concha Montes que vivió aquellos años en la capital conoció la obra de Javier y tuvo la clarividencia de comprar una pieza que regaló a su hermana como presente de bodas. La firma de Javier de Juan ha estado presente regularmente en ferias nacionales e internacionales, ARCO, FIAC en París, la Kunstmesse de Zurich, Chicago, Miami, Nueva York... y está presente en colecciones y fundaciones de todo el mundo. Su labor en el arte seriado le ha valido el Premio Nacional de Grabado y el Premio Pop Eye a su trayectoria en las artes visuales.

    "Al final resulta que estar vivo era moverse", es una colección de óleos sobre madera en la que el artista muestra la lucha diaria del hombre moderno por la supervivencia traducida en movimiento y en la que las escenas de luchas grecorromanas actualizadas, de escenas de “Gracias” reunidas para hacerse un selfie, de hombres y mujeres corriendo, practicando deportes de contacto, nos recuerdan el movimiento de Marcel Duchamp en su atrevimiento del “Desnudo bajando la escalera”, licencias que técnicamente también nos evocan a Matisse con sus perfiles negros o a la liviandad espiritual de Chagall.


   Hay una obra en el preámbulo de la exposición que difiere en cuanto a la colección de tablas de movimiento explícito y la remembranza clásica, es una imagen casi fílmica de un ejecutivo a caballo sobre el fuselaje de un avión en el aire, preparado para salir corriendo en cuanto el avión aterrice, ansia viva por llegar a un lugar y exprimir el tiempo. No encaja en la estética global, pero como título gráfico de la colección no tiene precio.
    
    Gracias a María de Juan Bellostas, marchante de arte de Nueva York afincada en nuestra costa y madre de Javier de Juan, por invitarnos a esta deliciosa inauguración que estuvo repleta de personalidades de las artes, amantes sensibles del pensamiento elaborado.

Fotografía de José A.Correa



  


























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